seis

873 70 0
                                    

No nos alejamos en realidad, simplemente bajamos al pie de las escaleras pero podía sentir a Leah intranquila. Había dejado de llorar, sin embargo, su vista parecía adentrarse más en sus propios pensamientos a cada segundo que pasaba.

—Podría ayudarte a decidirlo, investigaríamos lo que quieras que te haga sentir satisfecha y estaría a tu lado hasta que todo esto acabe. Lo prometo... —ella hizo una pequeña sonrisa y entrecerró los ojos extrañamente conmovida.
—Me encantaría, sí.

Le sonreí de vuelta y puse mi mano sobre la suya.

—¿Qué quieres hacer ahora? —pregunté.
—Algo, pero ni se te ocurra arruinar el momento, Argent.

No supe a qué se refería exactamente pero no tuve tiempo de preguntar cuando sus labios presionaban los míos. Fue sorpresivo para ambos, teníamos los ojos abiertos en un inicio pero no tardamos mucho en cerrarlos, éramos inexpertos y nuestros alientos sabían a alcohol y... Bueno, eso. Sí, recuerdo cómo se sentía. El querer a una persona más y más cerca de ti y no soltarla nunca y la repentina tranquilidad que te embarga cuando así es. Apenas nos separamos, no podía dejar de verla y sus ojos se conectaron con los míos en una expresión que no pude descifrar, quise acercarme nuevamente pero ella se separó sin darse cuenta y soltó una risa nerviosa mientras veía las luces nocturnas. Estaba confundido, sabía que ella me gustaba, pero no había identificado que había estado esperando un momento así desde hace tiempo. No quería desperdiciar ningún segundo que tuviéramos para estar juntos, así que la tomé del brazo y la jalé hacia mí nuevamente. Seguimos así durante... no tengo idea.
Leah se separó de mí repentinamente antes de correr a mis espaldas, hacia un restaurante móvil 24 horas.

last damn night,                    CHRIS ARGENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora