I'm Not Gay || Stray Kids

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Felix es débil.

Es decir, ha pasado por muchas cosas malas y las ha superado, pero en ese preciso momento no es lo suficientemente fuerte como para levantarse para tomar una ducha. Su alarma para la escuela sonó hace alrededor de quince minutos y en cualquier momento Jisung golpeará su puerta para saber si ocurre y si usará el baño, y él sólo no puede levantarse.

No sabría como describir aquella sensación. Siente que su cama lo aferra, y que el simple esfuerzo de ponerse de pie va a matarlo. Siente un agotamiento extremo a pesar de haber dormido diez horas y siente frustración de no poder hacer algo tan simple como tomar un baño. ¿Y si nunca puede levantarse? ¿Qué dirá cuando alguien llegue a preguntar qué ocurre? ¿Podría inventar alguna excusa creíble que lo explique? ¿Si nunca más tiene energía para levantarse entonces no podrá volver a la escuela?

Y de repente lo logra después de llorar por varios minutos, y realiza toda su rutina de mañana con el aire faltando en sus pulmones y una sensación de saciedad desagradable pese a que no ha comido nada desde el día anterior. Cada paso le obliga a tomar una bocanada profunda de aire y simplemente cree que podría morir en cualquier momento.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que se sintió de esa forma y creyó que ya lo había superado ¿Por qué otra vez? ¿Por qué de repente cuando las cosas parecían ir bien?

—Buenos días —lo saluda su madre con una sonrisa cuando va hasta la cocina para buscar algo que desayunar, aunque no tenga hambre en absoluto. —¿A qué hora terminan tus clases hoy? Pensé que podríamos ir por un helado, como último día juntos.

No entiende cómo su madre puede hacer como si nada hubiera ocurrido cuando hay un conflicto en casa. Puede haberlo tratado de manera horrible, pero luego de un par de horas es amable otra vez y finge demencia al respecto, y Felix ya no logra entender si aquello es un superpoder o un defecto. Ha aprendido de alguna manera a imitar ese comportamiento, pero sabe que está mal; sabe que no puede tragarse todo y fingir que las cosas son normales y tranquilas.  En ese momento no lo soporta. No puede fingir que nada ocurrió cuando salió del clóset y ella sólo reaccionó a cerrarle las puertas en la cara. Lo peor es que si fuera otra persona ella no reaccionaría así, y sería la mayor activista por los derechos de la comunidad, pero no cuando se trata de él.

Sin embargo, termina aceptando la invitación y poniendo una sonrisa más débil de lo normal en sus labios, pero una sonrisa al fin y al cabo. Sus padres tienen boletos para abandonar Corea a la mañana siguiente mientras él está en la escuela, por lo que necesita que ese último día con ellos sea pacífico y lleno de cariño, lo que lleva meses necesitando desde que abandonó su hogar, o quizá mucho más tiempo, desde que su abuelo se fue.

¿Qué pensaría su abuelo de él? Aquello invade su cabeza todo el trayecto en auto hacia la escuela, sentado muy pegado a la ventana en el asiento trasero, con el rostro escondido para evitar que su tío o Jisung noten que de vez en cuando lágrimas salen de sus ojos. No puede darse una respuesta, porque si su madre reaccionó de aquella manera cuando él creía que lo apoyaría, no puede adelantar la reacción de nadie.

—Hola —saluda Changbin con una sonrisa cuando lo ve llegar a su pupitre, aprovechando que nadie los observa para plantar un beso en su mejilla al que Felix sólo corresponde sonriendo de forma débil. Hoy no está en condiciones de fingir para el resto de las personas. —¿Estás bien?

—Sí —contesta el australiano instintivamente —Sólo me duele un poco la cabeza, me quedé jugando videojuegos hasta muy tarde anoche. —añade cuando su novio lo mira con duda, sin creer que de verdad se encuentre bien.