Capítulo 3

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Aquella tarde en Snowdin, todo estaba demasiado callado.

Cuando salió, todo estaba en silencio. Ni rastro de almas, ni rastro de ni un ser.

Solo la soledad y él.

Corrió por todo Snowdin en busca de personas, de gente, mas no encontraba a nadie.

Cuando llegó a los pies de la puerta de las Ruinas, la vio entreabierta. Inevitablemente entró y corrió con desesperación por aquel pasillo, llegando a la puerta del otro lado.

Sus manos tocaron el gris polvo de una alma rota en el suelo, su corazón dolió.

Luego de quedar unos minutos pensando, empezó a correr por todas las ruinas en busca de UN solo ser.

Pero nadie vino.

Corrió y corrió, todo Snowdin vacío, cuando entró a comprar un bipolo para calmarse, solo había un señuelo.

No había nadie.

Sus piernas temblaron...

Papyrus.

En algunos puntos cayó al suelo de tanto correr, sus manos frías y sus piernas desnudas estaban algo más pálidas de lo normal.

Mas el no sentía el frío, tenía miedo, tenía una angustia agonizante que presionaba su pecho de una manera tan constante que podía a llegar a escuchar sus latidos hacer eco en su cabeza.

En un momento de tanto correr, pisó algo, a alguien.

La armadura imponente de un perro amistoso estaba tirada en la nieve con signos de puñetazos fuertes.

Sus piernas temblaron nuevamente.

Un grito agónico salió de su garganta y Sans apareció detrás de él intentando calmarlo. Geno se escondió entre sus ropas intentando negar de manera repetitiva lo que estaba por pasar. Sans le tomó del mentón y sonrió con lágrimas en la cara.

Geno jamás le había visto así.

— Vamos a casa.

— P-pero Paps...

Sans tenía la cara enrojecida, sus ojos se llenaron de lágrimas al sacar la bufanda de su bolsillo y, ahora, el grito desgarrador vino de parte de Sans, casi destrozando su garganta entre sollozos.

Geno le tomó como pudo y fueron a casa, donde intentó calmar lo más que pudo al chico de sonrisa falsa.

Después de todo, el ya había pasado por ello años atrás.

— S-si me pasa algo... Y el niño no reinicia... Te amo, Geno.

La boca de Geno dudó en soltar una palabra en aquel momento, sintió algo extraño, como si quisiera responder de la misma manera, pero algo se lo impedía. Una imagen de él y Reaper en aquel campo floreado de dulces parlantes no se podía salir de su cabeza.

Era tiempo de aceptar.

Los labios de ambos se juntaron sin saber que sería una última vez, algo se dolor se formó en el pecho de ambos. Sans recorrió cada espacio del cuerpo de Geno mientras lo sentaba en sus piernas sin separarse del beso, Geno solo anhelaba dejarse llevar, dejarse llevar...

Dejarse llevar...

Cuando Geno despertó, estaba solo en la cama.

Era de noche y, al parecer, no había nadie en la casa.

Se desesperó intentando negar lo que pasaba, lo negaba con temor.

Se vistió con rapidez y empezó a correr por la nieve hasta llegar a aquel elevador en el núcleo.

Cuando entró a aquel pasillo, soltó un grito que ahogó al instante. El chico caminó con la mirada fija en el camino dejando al moribundo Sans detrás.

Geno corrió con desesperación al cuerpo de quien le había dado felicidades por casi 4 meses, esto no estaba pasando.

— M-mira... Es Paps...

Shh... Tranquilo... —Dijo Geno entre lágrimas intentando sonreír, la sonrisa de Sans era real. Como si Paps realmente estuviera ahí.

— T-te amo...

Y Sans en polvo se convirtió.

En sus manos solo quedó la bufanda y la chaqueta.

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Goth le abrazó.

Game Over | Afterdeath | Fallo Laboral 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora