La prefectura de Shizuoka se caracterizaba por ser un sitio completamente pacífico, calles limpias, bajo índice de criminalidad, eficiencia en sus servicios públicos y gran variedad de comercios, pero la habitual tranquilidad se hayaba destrozada, un enojado joven rubio se encontraba tacleando incansable una pobre e indefensa puerta, mientras que al otro lado de la misma un confundido pecoso corría escaleras arriba con el celular en la mano, estaba muy asustado y ya no recordaba los tres simples dígitos del número de emergencias, cuando escucho la puerta principal cayendo, entró en autentico pánico, tirándose de cabeza en la primera habitación que encontró abierta, cerrando la puerta tras de sí, en ese momento recordó que dicho número estaba en marcación rápida.
-¡Soy un idiota!- Gritar fue un grave error, nada más escuchar su voz, Katsuki dibujó una sádica sonrisa y se dirigió a paso lento en direccion al sonido, haciendo crujir los escalones bajo sus pies, tal cómo si fuera una película de terror.
Izuku ya sumergido en desesperación, rogaba por que alguien le contestara, apenas pudo escuchar una voz, sólo pudo gritar desesperadamente su situación.
-Hola, habla usted a Pizzas Castillo...- El pobre dependiente fue interrumpido bruscamente por un histérico Izuku que no escuchó su saludo.
-¡Auxilio por favor, un lunático clamando ser mi ángel de la guarda se ha metido a la fuerza a mi casa y ahora intenta derribar la puerta de mi dormitorio!- El pobre operador, sólo escucho un fuerte ruido de algo cayendo, gritos de suplica y carcajadas siniestras, por lo que respondió lo que cualquier persona diría en su situación.
-Aqui servimos comida, señor- Tras decir eso se pudo escuchar el sonido de personas forcejeando y todo culminó con el tono de llamada finalizada.
¡Hey Mario, que querían?- Una grave voz, preguntaba desde la cocina.
-Solo otra llamada de broma- Un día normal en Pizzas Castillo.
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.Mientras tanto, de vuelta en la residencia Midoriya, el dueño de la misma se encontraba sentado en el suelo, acorralado en una esquina, mientras veía con horror su teléfono en manos ajenas, el rubio de pie frente a él se encontraba en absoluto silencio, el pobre peliverde esperaba que la operadora rastreara la llamada y enviarán a alguien en su ayuda.
En su desesperación terminó por olvidar que días atrás un sonriente Midoriya había reemplazado el número de emergencias por el de una pizzería, después de todo ¿A quien se le pueden olvidar tres simples dígitos?
Sin decir palabra alguna, el recién llegado arrojó el teléfono a la cama y comenzó a acercarse a paso firme pero lento al pobre pecoso que temblaba en el piso.
- ¡Atrás, soy experto en defensa personal, te lo advierto! - Dijo Midoriya mientras le arrojaba sus pantuflas, aunque el chico no mentía, las lágrimas en sus ojos y el temblor de su cuerpo no convencian a nadie.
La verdad es que Izuku no queria lastimarlo, su instinto le decía que las consecuencias por hacerlo o siquiera intentarlo, serían terribles.
Repentinamente el desconocido, se detuvo a pocos pasos de el chico y sin quitarle los ojos de encima, comenzó a despojarse lentamente de su ropa, más específicamente de la blanca playera que llevaba puesta.
Izuku se encontraba en shock, tal vez el sujeto lo apuñalaria y para no ensuciarse comenzaba a desvestirse, o tal vez lo violaria, el no era gay, pero en definitiva prefería lo segundo y nadie podría culparlo, al fin y al cabo su atacante no era feo y la prioridad era sobrevivir, pero debía considerar también las ETS, el no tenía condones, así que rogaba para que el rubio si tuviera alguno con el, tan ocupado estaba buscando algo que pudieran usar como lubricante que la voz del rubio exigiendo su atención le dió un buen susto.
-¡No te entiendo una mierda jodido bastardo, deja de murmurar como un loco, ya te dije que mi objetivo es protegerte!- Acto seguido el rubio le dió la espalda y de la misma comenzaron a emerger un par de alas, enormes, majestuosas y totalmente blancas, pero para Izuku todo se puso negro.
-¡Mierda!- Un frustrado ángel corría en direccion a un inconsciente Midoriya, poco o nada le importaba el desastre que sus alas hacían, tirando cosas sin querer, ya después pondría a limpiar al inútil de Deku, comenzaba a creer que su plan no era tan bueno después de todo.
Mientras tanto, un ángel rubio acompañado de uno pelirrojo, veían divertidos la situación a través del "espejo de agua", forma mística y un tanto pretenciosa de llamar a la pantalla gigante de plasma que había en la sala común.
-¿Deberíamos bajar a ayudarle?- Kirishima se notaba preocupado, más por el pecoso que por su amigo.
-¡Nah!- Fue toda la respuesta que obtuvo de Denki quién se veia bastante entretenido con la situación.
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Angelito de mi guarda ¿Mi dulce compañía? [Finalizada]
FanfictionCuando Midoriya Izuku abrió la puerta de su casa no se esperaba lo que ocurrió: -Escucha bien bastardo, porque sólo voy a decirlo una vez, soy tu puto ángel de la guarda y estoy aquí para dos cosas, no dejarte caer en la tentación y librarte del "m...