El día en que te conocí

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Un día cualquiera en el cielo, los Ángeles disfrutaban uno de sus tantos días de ocio, Yagi tenía la mala costumbre de mimar a sus empleados, constantes aumentos, vacaciones y días de descanso, incapacidad incluso por un resfriado, bajas por maternidad incluso si eres hombre entre otras cosas, podría decirse que en el cielo trabaja quien quiere trabajar o alguien que esté muy aburrido, ¿Por qué Yagi hacia todo eso?
Facil, porque es Dios.

A diferencia del infierno, en donde Enji no consentía el ocio en absoluto, sus empleados trabajaban 24/7, no tenían prestaciones y los sueldos no eran muy buenos, a nadie le soprendian las constante huelgas, pero ¿Que se podía esperar del infierno?

Volviendo al tema principal, un angel rubio y de radiante sonrisa, se hayaba sentado bajo la sombra de un arbol y durmiendo tranquilamente en su regazo, un ángel pelirrojo descansaba ajeno de cualquier preocupación, Denki acariciaba los puntiagudos cabellos de Kirishima mientras sentía el aire fresco del cielo en su cara, era un bello día para recordar uno de sus tantos encuentros memorables el cual empezó en su último día como un pequeño Cupido.

—¡Hey pequeño Kaminari Denki! Tu reporte por favor...—Hisashi Yamada jefe de la sección de cupidos era a quien entregaban los reportes de sus misiones, por ejemplo a quien unían o a quien separaban.

—Misiones cumplidas, señor, he reunido a todas las parejas cuyas flechas estaban marcadas, la última pareja fue la de Romeo y Julieta—El pequeño Denki adoraba el hecho de que las flechas atravesaban tiempo y espacio, podía lanzar una flecha en el 2015 y la flecha iría directa a una alegre pareja de desconocidos allá por el siglo X ¿Por qué pasaba esto? Nadie lo sabía, misteriosos son los caminos del señor, el joven Cupido esperaba una felicitación o algo por el estilo pero...

—¿¡A quienes dices que uniste?!—.

—A Romeo y Julieta—Dijo Denki intuyendo que había hecho algo malo.

—¡Chico, tenías que unir a Tadeo y Henrieta!—Si bien los cupidos eran una unidad casi completamente libre, había algunas cosas que no podían hacer, una de ellas era unir a personas que no estaban destinadas a estar juntas, hacerlo siempre terminaba en tragedia para la pareja unida o para un tercero que nada tenía que ver, pero para los cupidos no había ninguna consecuencia grave así que por lo regular les chupaba un huevo, a los únicos que parecía importarle era a los cupidos adultos—Oh chico, no de nuevo—El jefe se masajeó la frente en una clara muestra de frustración—Lo siento muchacho, tendré que reubicarte—Denki no había hecho nada con mala intención pero a pesar de ello tenía que ser removido, los cupidos eran conocidos y temidos por su poder, pero eso era solo una fachada, si alguno se comportaba mal era removido de su puesto.

Así que no paso mucho tiempo para que Denki se viera a su mismo perdido en la infinidad del cielo, con un mapa en la mano, buscaba la oficina de la jefa de los centinelas, Nemuri Kayama y a punto de gritar de frustración, la salvación apareció ante sus ojos, un joven pelirrojo venía caminando en dirección opuesta a a la suya.

—¡Oye disculpa!—Gritó Denki mientras una sonrisa aparecía en su rostro, el pelirrojo detuvo su caminata y reparo en el muchacho rubio.

-—Hola ¿Que necesitas?—Kirishima se acercó al joven que parecía necesitar ayuda, al mismo tiempo pensaba que nunca había visto una sonrisa más bonita.

-—Perdona, estoy perdido ¿Podrías decirme en donde está la oficina del jefe de centinelas?—Mostrando una sonrisa timida, Denki pidió orientación.

—¡Seguro! Sigue derecho por este camino hasta llegar al jardín del Edén, das vuelta a la izquierda en la entrada del Valhalla hasta llegar a a los campos Elíseos y justo en frente podrás ver la oficina, si llegas a la rueda del Renacimiento ya te pasaste—.

Angelito de mi guarda ¿Mi dulce compañía?  [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora