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El rubio chico veía totalmente concentrado el pasillo de productos de limpieza, observando las miles de opciones que tenía frente a él. Necesitaba hacer las compras del mes y debía cambiar con urgencia aquel limpiador de piso que le daba jaqueca, por uno más aromático o menos químico.
El carrito de metal se encuentra a su lado casi lleno, dándose cuenta de que ya iba siendo hora de terminar las compras en menos de media hora, para poder llegar a tiempo donde su hermano.

Se decide finalmente por aquel líquido color rosa con aroma a flores y lo mete al carro en un solo
movimiento, tachando en la lista de su teléfono el producto. Faltaban no más de cinco cosas para que tuviera todo lo que necesitaba, hasta que nota que algo a su alrededor se ha alejado.

Mira su entorno con rapidez, analizando cada centímetro del corredor en el que esta intentando no desesperarse innecesariamente. Se apresura en mover el carro con las cosas hacia el siguiente pasillo para verificar la zona de los juguetes, cuando no se logra ver que a la vuelta de la esquina alguien se interponía en su camino, chocándolo de lleno con el carro. Y por la maldición que suelta el otro, sabe que no ha sido un golpe suave.

— ¡Mierda!

Suelta el carro por el susto y corre hasta quién yace agachado en el suelo agachado, con una mano en el estómago y quejándose. Al parecer le había dado bastante fuerte al pobre y la culpa no tarda en carcomerle por dentro ante lo despistado que anda últimamente. Para la otra debería tener más cuidado al precipitarse a salir de un pasillo y definitivamente no andaría tan rápido de ahora en adelante.

— ¡L-Lo siento...! No te vi y...– Balbucea rápidamente, enredándose con sus propias palabras al no saber cómo tratar al extraño.

El desconocido continúa doblado de dolor por lo que no puede precisar si se trata de alguien mayor o de su edad, temiendo hablar informalmente y recibir un golpe por su parte. Soba la espalda del pelinegro que sigue quejándose al no saber que más hacer, hasta que eleva el rostro y lo mira con el ceño fruncido.

Sus propios ojos se abren tanto como los del pelinegro frente a él y algo en su interior se despierta bruscamente. Sintiendo miles de escalofríos recorrer su espalda de golpe y un conocido calorcito acumularse en sus mejillas como no pasaba hace años.

No era posible.

— J-Jimin...– Su nombre escapa de los labios contrarios y es en ese instante en el que quiere que se lo trague la tierra, que aparezca un hoyo negro o que simplemente caiga un cometa y provoque la extinción de la humanidad.

Da lentos pasos hacia atrás para escapar de los felinos ojos que lo observan, cuando siente que algo se envuelve en su mano. Su rostro palidece aún más al bajar la mirada hasta su brazo y ver de quién se trata. Vuelve la vista al pelinegro que se está colocando de pie sin apartarle la mirada notoriamente sorprendido.

No está pasando. Es un sueño. Un maldito sueño.

Papi, ¿Quién es el? – Sale de los labios de la pequeña versión de sí mismo a su lado, afianzando su agarre sobre su brazo mirando al chico frente a ellos que parece en estado de shock.

— É-él...– Intenta explicarse el rubio viendo a la niña de felinos ojos, esperando no decir alguna tontería que lo hunda aún más. Aunque eso era casi imposible cuando no podía siquiera pensar en una buena excusa para zafarse de aquel problema.

— ¿Papi?

La voz de quien fue una vez un loco amor de verano -y algo más- le cala los huesos con violencia. Todo vuelve de golpe a su mente y que el simple hecho de volver a escuchar esa rasposa voz, no le permite pronunciar ni una sola palabra coherente antes de que el pelinegro de grandes zancadas hasta llegar a él. Siente sus brazos ser tomados con brusquedad y vuelve a sentirse completamente intimidado y diminuto ante esa profunda mirada en la que más de una vez se perdió.

— Dime que es una jodida broma. – Sisea el contrario siendo evidente su desconcierto e incluso su enfado, al ejercer más fuerza sobre su agarre. – Dime que está niña...– Apunta con brusquedad a la pequeña que no parece entender nada de lo que ocurre y mira a ambos adultos con ojos asustadizos. – ...no es tu hija.

¿Sería demasiado si le confesaba que también era suya?



| Donde Jimin intenta por todos los medios que Min Yoongi no se entere de que es padre de su pequeño retoño. |









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Necesitaba volver a subir esto, porque necesito escribir fluff.
♥️
(No me maten)

Secret | YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora