Secret | YM

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Las manos continúan sudándole, como si no fuera suficiente con el malestar de su estómago. Yoongi le habla de numerosas cosas en el camino, a las cuales no logra prestarle atención por todo el discurso que está creando en su mente.

Sabe que debe ocupar las palabras indicadas para que el pelinegro no se moleste tanto y debe tener bastante tacto si no quiere que todo se vaya al carajo y terminar con el corazón roto.

— Este es el lugar. ­— Anuncia Yoongi una vez detienen el auto frente a un elegante restaurante, estacionándose a un lado de este para que otra persona estacione el vehículo.

— Sí que te esmeraste en encontrar un buen lugar...— Murmura Jimin al salir al exterior, dejando ver su sorpresa por el bonito lugar. Yoongi ahora a su lado parece más feliz de lo normal, enseñando sus rosadas encías en una cálida sonrisa. — En serio no tenías que...

— Claro que tenía. — Le detiene antes de que pueda continuar hablando, en tanto toma su mano y la entrelaza con la suya, haciéndolo sentir tímido ante la seria mirada que le está dando. —Te dije que me esforzaría en ganar tu corazón otra vez. Así que déjame mimarte un poco, ¿sí? — Vuelve a sonreírle, no dejándole otra opción a Jimin más que asentir y prepararse para una larga noche.

Cuando entran al lugar, el ambiente demasiado romántico le pega de golpe y el aire le falta ante la angustia en su pecho. Él no debería estar disfrutando de ese momento. No debería sentirse sumamente feliz de que Yoongi sostenga su mano o le susurre pequeñas cosas a medida que caminan hasta su mesa.

¡Le ha mentido! ¡No tenía el derecho de sentir su corazón explotar de amor!

No debería...pero lo hacía.

— ¿Cómo conoces esté lugar? — Pregunta una vez ambos están sentados viendo la carta que la mesera había traído para ellos.

— Mi jefe suele traer a su esposa a cenar aquí. — Contesta sin mirarlo directamente, al estar buscando que tipo de comida pedir. Por lo regular Yoongi siempre se tomaba su tiempo para pedir una buena comida. — Me lo comentó un día en que me descubrió buscando restoranes. ­— Sus ojos lo buscan y sonríe cuando ve el rostro avergonzado del pelinegro. ¿En serio él se había esforzado tanto en buscar un buen lugar para ellos? ¿Cómo sería capaz de hablar ahora?

— Es un lindo lugar. — Dice en cambio, ocultando tras una sonrisa la tristeza que comienza a sentir.

Yoongi se veía tan ilusionado de volver a estar con él, que no era capaz de arruinar su castillo de arena. En otra época, el pelinegro era mucho más reservado con sus sentimientos. Pocas veces escuchó los "Te amo" de Yoongi, pero eso los hacía valer mucho más. Sus muestras de cariño se basaban en hechos, más que palabras. Las cuales Jimin siempre guardo con mucho cariño en su memoria, adorando esos pequeños gestos que ahora volvía a ver en el joven hombre frente a él.

Esa forma de verlo, de hablarle y sonreírle, eran las cosas que en el pasado le hacían saber que lo amaba. Y quizás...él todavía lo hacía.

No podía dañarlo cuando él significaba tanto.

La mesera aparece en el momento preciso que sus pensamientos vuelven a divagar, prestándole mucha más atención a Yoongi que a él. Su ceño se frunce levemente al escucharla hablar con voz chillona, viendo que Yoongi no parece del todo molesto con toda la atención que está recibiendo, dándole incluso una sonrisa de agradecimiento. ¿Desde cuándo le sonreía a otras personas como si nada?

Si no fuera porque su misión era otra esa noche, le habría hecho saber a esa chica que Min Yoongi no tiraba precisamente a su bando.

— ¿Por qué esa cara? — Yoongi lo mira divertido una vez la chica se marcha, sosteniendo su rostro sobre la palma de su mano. Sabe lo que ha hecho, sino...¿por qué lo miraba totalmente satisfecho? — ¿Estás celoso? — Lo molesta y eso hace provoca que Jimin termine rodando los ojos, para ponerlos en blanco.