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— Cuidado, cariño. Eso, eso...vas bien. – Va indicando Jimin a cada paso que Sun da dificultosamente con las muletas que le han entregado en el hospital, para que pueda movilizarse.

— Papi, estoy cansada...– Rezonga la pequeña al no tener la fuerza suficiente para afirmar su propio cuerpo, contra el par de instrumentos y le hace un puchero a su padre. Lo bueno de todo es que ya han llegado a casa, así que sólo faltaba atravesar todo el departamento y recostar a su hija cómodamente en su cama, para que continúe su recuperación más cómoda.

— Está bien, vamos. – Le sonríe tiernamente Jimin, quitándole las muletas para tomarla en brazos y dar una fugaz mirada a su espalda para ver a Yoongi. – ¿Puedes dejar sus cosas en su habitación...?

El pelinegro solo asiente y ve cómo el rubio desaparece por el pasillo hasta el cuarto, viendo el propio con cierta felicidad al recordar que el mayor ha estado durmiendo con él los últimos días. Su boca tiembla por querer sonreír, aguantándose las ganas al saber que Jin lo está viendo y no quiere soportar más de sus pesadas bromas.

— Te derrites por ellos. – Comenta Seokjin, acompañándolo hasta la habitación de Sun que se ha mantenido intacta por esas dos semanas en las que estuvo hospitalizada, siendo todo mérito de Jimin para cuando su hija saliera del centro médico. – Quien diría que eres todo un blandito. – Dice con claras intenciones de molestarlo, lográndolo cuando ve que Jimin hace una mueca en su dirección antes de desaparecer por el pasillo.

— En serio, no sé qué tienes en mi contra. Solo por que amo a tu hermano no deberías ser tan pesote. – aparece Yoongi y lo mira de mala gana, sentándose en el sillón agotado de haber tenido que cargar con los bolsos de su hija. Bueno, debía comenzar a acostumbrarse a ese tipo de cosas.  – Namjoon ha sido mucho más amable que tú, cuñado. – Continúa diciendo, viendo que Jin se sienta a su lado para comenzar a protestar en su contra. El hermano de Jimin nunca dejaría de molestarlo sobre él.

— Es porque mi Nammie es un alma demasiado noble. Aún no puedo creer que te haya pasado las llaves de Jimin como si nada.

— Es porque él si es un buen cuñado~ – Se burla Yoongi del mayor, disfrutando su ceño fruncido y su mueca total de ofensa. Eso le había dolido. – Tendrás que poner más de tu parte, Jinnie~ – Sigue con él juego, sabiendo que no debía provocar al mayor si no quería recibir una sola patada en el culo que lo mandara a casa.

Por suerte, Jimin vuelve al living para suspirar cansado y sentarse en el sillón de una sola persona. Todos se habían levantado bastante temprano para ir a buscar a Sun, teniendo que hacer el papeleo de egreso y comprar un par de cosas que el médico le había indicado a Jimin para los cuidados de su hija, no sin antes pasar a dejar a Namjoon al trabajo.

— Sólo quiero dormir hasta el fin de los tiempos. — Dice agotado al mismo tiempo que apoya su cabeza en el respaldo del sillón, viendo el alto cielo de su apartamento. Pese a todo el cansancio de la última semana se sentía increíblemente feliz de por fin haber sacado a Sun del hospital.

— Me sumo. — Yoongi lo mira sonriente, con esa mirada repleta de cariño que no pasa desapercibida para nadie.

— Iugh. — Hace cara de asco Jin, tapándose la boca como si quisiera vomitar. —No se coqueteen en mi presencia

— Tendrás que aguantarte~ —Dice infantilmente Yoongi, sacándole la lengua a su cuñado al ver de enojón. En serio adoraba molestar a Seokjin y hacerlo sentir incómodo por todas esas veces en que le cerró la puerta en la cara cuando iba por Jimin.

— Jimin, dile que deje de molestarme.

— Lo siento, Jinnie. — Se encoge de hombros en dirección al mayor que se ve exageradamente ofendido. — Tú empezaste.

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