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Han pasado un par de días desde que Jimin y Yoongi pasaron la noche juntos. No ha pasado nada más entre ellos, compartiendo dulces besos hasta caer rendidos en los brazos de Morfeo. A la mañana siguiente Yoongi se ha despedido de él con un pequeño beso, enrojeciendo sus mejillas pese a lo dormido que aún estaba.

Habían compartido un par de mensajes, pero no han vuelto a verse. El pelinegro ha viajado a Seúl por trabajo, avisándole cada cosa que hacía a Jimin confundiéndolo enormemente.

¿Por qué sentía que estaban nuevamente en una relación? ¿Era realmente así de fácil?

Jin mira con una ceja alzada a su pequeño hermano, mientras este no ha dejado de mirar un punto en el vacío. Mantiene su mano sujetando el tenedor, en tanto Sun mete comida a su boca de vez en cuando y mastica mecánicamente. La imagen frente a sus ojos es realmente cómica, pero no hace comentario alguno debido a lo intrigado que se encuentra por el comportamiento de Jimin. Sun incluso se ha subido a la silla continua a su padre, para poder alimentarlo mientras se encuentra ausente.

— ¿No te da vergüenza que tu hija te alimente? – Pregunta Jin sin poder contenerse más, apoyando su rostro sobre la palma de su mano sonriendo a su sobrina, no obteniendo respuesta por parte del rubio. Estaba demasiado inmerso en sus pensamientos.

— ¡Tío, tío! – Exclama repentinamente Sun, estirando sus manitos a él queriendo algo. – ¡Servilleta, servilleta!

El castaño toma el pequeño cuadro de papel, sacándolo del adorno en que los tiene y se lo tiende a la niña que no podía alcanzarlos. Cuando sus dedos toman este, vuelve a poner toda su atención en su padre y limpia los labios de este que se habían manchado con un poco de comida.

Sun era la niña más adorable de todo el mundo.

— Dios...– Bufa Jin, inhalando profundamente. Solo hay una forma de traer a su hermano de vuelta a la tierra. – ¡PARK JIMIN, YOONGI VA A PEDIRTE MATRIMONIO!

— ¿QUÉ? ¿QUÉÉÉÉ? ¿CUANDO? ¿DÓNDE? ¿ME VEO BIEN?...– Grita tan rápido como Jin le suelta aquella pequeña mentira. Su rostro enrojece al percatarse de que se ha ido a su mundo durante el almuerzo, observando cómo su hija le tiende una servilleta arrugada hacia él, muriendo de amor por la acción de su retoño. – G-gracias, cariño...– Agradece recibiendo el papel.

— ¿Ahora me dirás qué rayos te pasa? – Finalmente Jimin asiente prestándole atención, pero rápidamente mira a su hija como intentando decirle que no puede hablar mientras esté ella ahí. – Oh... – Murmura el castaño, moviendo las cejas de arriba a abajo alterando enseguida al rubio que mueve ambas manos para negar lo que ha pensado.

— ¡N-no es lo que piensas! – Se excusa el menor, comiendo esta vez por su cuenta.

No se atreve a ver a su hyung, sin enrojecer por completo. Mantiene una conversación bastante normal hasta que sus estómagos se encuentran completamente llenos, agradeciendo que Sun quiera ir al parque a jugar. Ambos hermanos aceptan sin rechistar a su petición, ordenando primero la cocina y luego saliendo del departamento tal del mayor, entre medio de risas.

Una vez Sun está lo suficientemente lejos para no escucharlos, Jimin no aguanta más para vomitar lo que ha estado ocultándole a su hermano desde hace días.

— Yoongi y yo nos besamos. También dormirnos juntos...¡Pero solo dormimos! ¡No pienses mal! — Confiesa mirando asustado a Jin, enmudeciendo al ver su semblante serio. – ¿Estás...enojado?

— No. – Suspira y sonríe para él, llevando su mano al rubio cabello del menor para acariciarlo. – Sólo es...no has cambiado nada, Jimin.

— ¿Por qué lo dices? – Frunce el ceño, no entiendo el cambio de tema de su hermano.

— Estás tan enamorado de él, cómo cuando llegaste a casa ese verano contándome que habías conocido un lindo chico en la playa. – Sonríe nostálgico, alejando su mano para unirla con la otra y ver que Sun no haya desaparecido de su vista. – Sigues teniendo ese brillo cuando hablas de él y no sé si puedo sentirme feliz, luego de todo lo que has pasado. No me malinterpretes, no estoy culpando a Yoongi de nada. Él ni siquiera sabe que tu hija, también es suya. Pero...no sé si puedas tener esperanzas, cuando aún no le has contado la verdad. No quiero que intentes estar con él sin haberle dicho que Sun es su hija. – Habla con voz calma, pese a que Jimin lo siente como si sus palabras fueran mucho más duras de lo que suenan. – No puedes esperar que él quiera estar contigo luego de mentirle. Lo siento...pero eso es lo que creo. Y sé que lo amas, pero merece saber la verdad. Y si aún así logra perdonarte, bienvenido sea a la familia.

Jimin no puede decir nada al respecto. Entiende el punto de vista de su hermano y sabe que ilusionarse o incluso pensar en estar con Yoongi antes de resolver viejos problemas, seria un error. Esta vez debía hacer las cosas bien, si no quería que el pelinegro se volviera a ir de su lado para dejar un vacío en su corazón.









Nila

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