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Deja su abrigo en el sillón de la sala, lanzándose a este sin pensarlo demasiado. Lleva varios días sin poder tocar una cama y su espalda ya comienza a reclamar los malos tratos.
Ni siquiera ha encendido las luces del apartamento, estando mucho más cómodo en plena oscuridad gracias a la migraña que taladra su cráneo. ¿Cuando días llevaba con dolor de cabeza? ¿Dos? ¿Tres? Ya ni lo sabía.
Sus ojos se sienten pesados y espera lograr darse al menos una ducha antes de dejarse caer en su cama para dormir profundamente hasta el otro día. Se sentía lo suficientemente agotado como para que sus pensamientos le impidieran encontrar el mundo de los sueños. Y esperaba poder cerrar los ojos esa noche para no pensar más.

Pasa sus manos por su cabello, observando fijamente el techo antes de inhalar profundamente y dejar salir el aire de sus pulmones. Sun había estado todo el día llorando, debido a que curaron los puntos en su pierna y la enfermera que estaba de turno fue bastante brusca con ella. Pese a haber reclamado, sólo obtuvo una vaga disculpa de la mujer, dejando a su hija en un melancólico estado. Y todo empeoró cuando Yoongi no se presentó esa tarde para ver a la pequeña. Sun realmente estuvo contando los minutos para ver al pelinegro, recibiendo luego una llamada por parte de Namjoon de que el joven no podría ir a visitar a la niña. Jimin no se sintió para nada sorprendido de que el mayor recurriera a hablar con su cuñado antes que con él, ya hasta había asumido que había borrado su contacto de su teléfono.

No como él que veía siempre la misma foto en la pantalla del suyo, añorando esos días en que las cosas no eran tan complicadas.

Se levanta de golpe al ser consciente de que su mente no lo dejará en paz, caminando hasta su habitación para sacar ropa limpia e ir directamente al baño. Se quita lo que lleva en encima para tirarlo a la cama, prendiendo solo la pequeña lámpara junto a su escritorio. Desea poder simplemente abrazar sus almohadas y sentir esa agradable sensación de sus músculos relajándose.
Agarra una toalla de su clóset y finalmente va al baño, dejando que el agua comience a entibiarse. Por mientras va en busca de su teléfono para poder cargarlo, ya que había muerto durante la tarde, esperando poder llamar a su hermano. Aunque por la hora que era seguramente ya debería estar durmiendo. Tendría que llamarlo el día siguiente con más calma.

Cuando ya tiene enchufado su teléfono y nada más se interpone entre la ducha y él, se mete bajo el chorro de agua caliente. No se había sentido tan bien como en esos momentos. El agua además de limpiar su cuerpo, de alguna forma estaba purificando mucho más allá que la superficie de su piel. Calmaba su tristeza y relajaba su angustia. Había deseado mucho llegar a casa para poder descansar un poco, agradeciendo a Hoseok cuidar a Sun por esa noche. La más feliz era la niña, al saber que su profesor favorito podría contarle historias maravillosas antes de su hora de dormir. Cosa que dejaba tranquilo a Jimin, al saber que su hija estaba en buenas manos y que Hoseok no tendría problemas en tratar con ella o un posible ataque de llanto.

Tras casi media hora en la que casi se duerme de pie, sale de la ducha envolviendo perezosamente su cuerpo con la suave toalla. Intenta apresurarse lo más que puede colocándose el pijama entre varios tropiezos, hasta que finalmente se lanza a la cama. Su espalda agradece la blanda superficie, yéndose lentamente a un maravilloso mundo onírico donde no tiene nada que temer. Donde no hay nada que lo atormente y todo es perfecto.

Sin embargo, su teléfono comienza a sonar despertándolo de golpe.

Bufa molesto al ser las doce de la noche, bajando un poco su malhumor al ver el nombre de Jin en la pantalla. Desconecta el aparato esperando que no se apague en medio de la llamada y se acomoda, para poder hablar recostado.

— Hol-

¡¡¿¿POR QUÉ NO ME CONTESTABAS??!! – Grita Jin al otro lado de la línea, rompiendo su tímpano derecho.

— Se me apagó el teléfono durante la tarde, lo siento. – Su voz sale cansada, sin querer refutarle a su hermano nada y mucho menos pelear con él. — ¿Estás mejor? – Pregunta al percibir sólo silencio al otro lado.

Si, lo siento...no quise gritarte. — Se disculpa el mayor, respondiendo con un "Mmh". Últimamente todo el mundo lo trataba con más cuidado que de costumbre. Como si temieran que fuera a desmoronarse para no volver a ser nunca el mismo. — ¿Cómo está Sun?

— Hoy la pasó un poco mal, pero cuando llegó Hoseok se alegró bastante. Incluso podría jurar que olvido porque lloraba en la tarde. – Sonríe rememorando la reacción de su hija al decirle que tendría una "pijamada" con su sonriente tío y profesor.

Al menos ya quedan pocos días para que salga. – Habla tranquilo, escuchándose una segunda voz por detrás de la de su hermano. – ¿Y tú...? ¿Como te encuentras?

Cansado. – Suspira acomodándose de espaldas, llevando una mano a su frente mientras la otra sostiene su teléfono. – No sé que voy a hacer con la cuenta del hospital. Ni siquiera he podido buscar un trabajo con todo esto y...no quiero ser una carga para nadie.

Minnie...Sabes que podemos arreglar esto luego. Namjoon y yo pagaremos todo, no tienes porque preocuparte.

Me pregunto cuando será el día que deje de causarte problemas...– Gruñe tapando su rostro con su antebrazo, ocultando sus ojos pese a estar totalmente solo. Se sentía tan patético al continuar llorando. – No sé cómo pagarles todo esto.

Soy tu hermano y no debes pagarme nada, Jimin. Cuando nos fuimos de casa te prometí que te protegería siempre. A ti y a Sun. Y es lo que seguiré haciendo. – Lo consuela con su suave voz, atravesando la línea aquellas caricias que siempre necesitaba en los peores momentos.

— Te quiero, Jinnie...y gracias. – Contesta con voz quebradiza, esperando que su hermano no pregunte nada más sobre su estado. Realmente no sabe cómo responder a esa pregunta adecuadamente y menos sobre qué pasa con sus emociones.

Yo también te quiero. Vete a dormir que ya mañana será un mejor día. – Intenta animarlo, sacándole una vaga sonrisa al recordar esas mismas palabras cuando tan solo era un adolescente con unos cuantos meses de embarazo que no sabía que hacer con su vida. Esa simple frase era un fuerte recordatorio de que al día siguiente todo podía ir mejor.

— Te llamará cuando vaya a ver a Sun. – Anuncia dispuesto a cortar, recordando porque razón quería hablar con su hermano anteriormente. – ¡Ah! Agradécele a Namjoon hyung por venir a ordenar mi apartamento. Ayer dejé todo hecho un desastre y cuando llegue todo estaba perfectamente ordenado, así que dale las gracias de mi parte por tomarse la molestia.

—....Jimin...– Por la voz que escucha de su hermano, puede saber que algo no anda bien y su corazón comienza a latir con fuerza ante la incertidumbre de lo que dirá.

— ¿Si?

— Namjoon no ha ido a tu apartamento.





















Jejejejeejejejee

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