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Jimin mira nerviosamente a su hija que parece demasiado entusiasmada con su inesperado invitado, mientras intenta cocinar algo decente para que puedan cenar los tres. Había pensado por un momento pedir comida, pero sabiendo lo mucho que le molestaba Yoongi hace unos años por lo inútil que era en la cocina, definitivamente tenía que hacer algo para demostrar que sus cualidades culinarias habían mejorado bastante y quizás, sorprenderlo.

Coloca a hervir el agua sobre la estufa, mientras corta varios vegetales y algunos trozos de carne para agregar al ramen. También pone a calentar el sartén para hacer un rápido omelet, aliñándolo delicadamente. Sabía que al pelinegro le gustaba cualquier cosa que estuviera bien condimentada, así que esperaba que la comida no le quedara desabrida.

Se mueve como todo un experto de un lado a otro, olvidando por momentos que su ex novio –del cual no sabía hace mucho tiempo- se encontraba en la sala jugando con su hija.

La hija de ambos.

—   Y este es el osito que me regalo mi tío Jin. – Habla animadamente Sun, enseñándole toda su colección de peluches al pelinegro.

Yoongi no puede ocultar su sonrisa de la pequeña, revolviendo sus suaves cabellos para demostrarle que le había estado poniendo atención a todas sus palabras. Hablan de variados temas, siendo en su mayoría dirigidos por la niña más que por él y pese a ello, se sentía totalmente encantado.

Se sorprende de lo bien que se expresa y no deja de pensar en mucho que se parece a Jimin. Tenía sus bonitas mejillas, sus labios e incluso cuando hablaba o reía, podía escuchar la melodiosa voz de su ex fluir de la niña.

No quiere hacer suposiciones tontas antes de tiempo, pero realmente está intrigado del como el amor de su vida había avanzado tanto sin él.
Hasta lo que recordaba, Jimin le había prometido cielo, mar y tierra. ¿Y con qué se encontraba cuando se volvía a ver? Con que tenía una hija. Una pequeña idéntica a él y que le provocaba escalofríos ciertas similitudes que tenía con su sobrino menor.

No podía ser de él...¿cierto?

Quizás sólo se estaba ilusionando de más, aferrándose a la falsa utopía de que Jimin tal vez aún lo amaba como él lo hacía. Después de todo ese tiempo, no había podido enamorarse de nadie más, incluso había intentado estar con diversas personas, pero ninguno le hacía sentir como lo hacía aquel rubio. Nadie lo podía hacer sentir tan seguro y cómodo, como Jimin lo hacía. Nadie podía hacer latir su corazón con tanta tranquilidad y luego acelerarlo por su simple presencia. Nunca encontraría a alguien como aquel hermoso joven.

Y eso dolía. Dolía no poder tenerlo. Dolía haberlo perdido.

Durante su estadía en el extranjero se preguntó tantas veces que es lo que había hecho mal. Cual había sido su error. Sin embargo, la respuesta nunca parecía llegar a él. Jimin le había terminado por un mensaje y cuando intento encontrarlo, había desaparecido del mapa. Se había esfumado de su vida.

Recuerda haber intentado por todos los medios encontrar al joven que se había robado su corazón, pero nadie parecía querer decirle sobre su paradero. Y así fue como Min Yoongi se fue con el corazón roto a otro país.

Pero nunca se rindió. Si fuera así, ¿Por cuál razón estaba en Busan, en vez de la capital?

Sabía que Jimin había nacido en aquella ciudad costera y que su hermano mayor vivía en la misma por lo que recordaba.

Cuando llegó al país lo primero que hizo fue conseguir un buen trabajo como productor e instalarse en la ciudad, ganándose lentamente su reputación y teniendo varios contactos que lo mantuvieran contactado con las conexiones de Seúl. Haciendo esto solo para encontrar a cierto muchacho escurridizo y que cuando se volvieran a encontrar, pudiera mostrarle todo lo que había logrado por sí mismo. Para que se sintiera orgulloso de él y se diera cuenta de lo que había perdido.

Secret | YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora