¿Dolor o Rabia?

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N/A: Holaa a tod@s nuevamente, de todo corazón le pido perdón por la demora ridícula que les hice esperar, pero aquí esta al fin y les prometo que desde aquí habrá por fin lo que esperan, o lo que yo supongo que esperan en una historia klance, no lo sé realmente.  en todo caso, muchas gracias por esos comentarios que me hacen (pido perdon por sus lagrimas) y muchas gracias por esas lecturitas bonitas que me llegan de vez en cuando


Todos le buscaban pero nadie lo encontró por un tiempo...ver a alguien significaba enfrentarse, confrontarse a la realidad que lo buscaba y perseguía desde hacía horas. No estaba preparado, no lo estaba ni lo iba a estar en un buen tiempo, así que se encerró, desapareció de ese entorno por un tiempo, lo necesitaba...ambos lo necesitaban. En el transcurso del tiempo escuchó a sus amigos llamar su nombre docenas de veces, buscándolo con dolor en sus voces, pero siempre que se acercaban al lugar donde él se guarecía la barrera lo protegía, lo ocultaba. Ni él ni Red se abrirían en un buen tiempo...tiempo, eso es lo que necesitaban, tiempo para asimilar, para curar y por último, en el mejor de los casos, olvidar... olvidar todo y comenzar de nuevo

Su alrededor era como una cuchilla que lo apuñalaba sin misericordia, sin descanso... Donde mirará lo vería, donde olfateara lo sentiría...él estaba ahí, en todas partes estaba él...rodeándolo y gritándole en su cara que no había podido salvarlo. Pero, a pesar de todo, se sentía acogido y protegido...y tan, tan terriblemente sólo que su corazón se estrujaba, su corazón reclamaba su compañía...pero sabía que no estaba ahí, sabía que él no estaría más ahí junto a él por su maldita incompetencia, ¡incompetente!, eso es lo que él siempre fue, incompetente, inútil, poco confiable...prescindible. Allura podría pilotar su león, Pidge y Hunk eran los inteligente, Shiro el líder y Keith la mano derecha... ¿qué era él en el equipo? ¿Qué lugar tenía en el?... ninguno, la séptima rueda, el sobrante...

No lo soportó, se levantó de la silla y salió rápidamente del interior de Red, huyó de sus propios pensamientos, de sus propios fantasmas. La barrera se abrió para dejarlo salir y se encontró de golpe con el hangar, vacío y silencioso...

-Lance-

Frente a él estaba Pidge, con sus brazos a sus costados lacios y su rostro impávido, congelada frente a él. O quizás el congelado era él, simplemente no lo sabía o no le importaba. Recompuso su rostro lo mejor que pudo y mandó el mejor intento de sonrisa, su mejor esfuerzo...

-Pidge... ¿Qué sucede?- preguntó con su mejor voz, pero había salido un sonido gutural y roto... y la chiquilla lo notó, pues por un segundo su máscara cayó y tristeza se reflejó en sus ojos. Pero como si recordara a qué había venido se recompuso, pestañeó un par de veces y se acercó a él dando un paso

-¿Qué te pasa?- preguntó de nuevo Lance retrocediendo ante el silencio. Pidge dio otro paso y Lance retrocedió uno –me...me estas asustando Pidge, quita esa cara de muerta que te traes- jugó pero ni él se creyó la broma, ni ella sonrío...su forma de protegerse estaba fallando, se estaba desmoronando. Ahora con el rostro contraído y deformado por el dolor y terror le gritó -¡detente!-Chocó con la barrera de lleno, esta vez no lo protegería, Red lo había dejado fuera, lo había echado. Pidge quedó frente a él, y por un momento pareció que la Paladín era más grande que él, más alta y más fuerte...lo dominaba en su totalidad. Lance comenzó a recogerse, encogerse...hasta quedar a la altura de las piernas de Pidge, sujetándose la cabeza y negándose a mirarla. Le estaba recriminando su actuar, le estaba echando en cara que era un cobarde...un cobarde

-Lance...- un sollozo torcido salió de su boca y cayó frente a él, abrazándolo, acariciándolo...consolándolo. –Lo siento tanto...tanto- le dijo en su oído con la voz llena...llena de pena, como si supiera lo que él estaba enfrentando, como si supiera que él había perdido a su primer gran amor...como si supiera que el aún amaba a Keith y lo seguiría amando.

Te pierdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora