Girasoles

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Iván observaba su reflejo, nunca había tomado importancia a su apariencia y jamás la necesito, no le concernía gustarle a ninguna joven casadera, sus méritos militares le proveerían a la mejor mujer a una digna de poder llamarle esposa, una con la cual podría aparearse y dar continuidad al linaje Braginski, un crío con los ojos purpura como todos los hombres de la familia; pero, esta vez deseaba algo diferente quería agradarle al ángel carmesí, a aquella aparición demoniaca del orfanato.

— Deberías — Un enérgico golpe despabiló al mayor. — Poner interés cuando te cuento algo Vanya. — Un joven rubio permanecía fastidioso, antipático ante la ensoñación mostrada por su cómplice, perdido, escapando de la realidad en miles de pensamientos

— Lo siento Boris. — Sacudió su brazo en forma de respuesta.

— Sea lo que sea, hay que andar en bicicleta al campo

— ¿Podemos ir por girasoles y después a cierta parte?

— ¿Girasoles? Acaso deseas llevarle a ...

— No. — Interrumpió con un sonrojo en las mejillas, sabía a ciencia cierta como su amigo comenzaba a hilar ideas, ideas de amor y alguna chica en su corazón. — ¿Quiero? ¿No? Un chico, un niño del orfanato... — Mordió su labio nervioso, la idea de amar a un hombre era terror, inaudito, imperdonable

— Eres una buena persona. — Gritó Boris saltando, conocía a Iván desde pequeños, habían sido compañeros desde su primer día en el ejército, eran camaradas más que hermanos. — A todo esto, conseguí una imagen de las Brujas de la noche. — Iván parpadeó emocionado al escuchar esas palabras era un fan del viejo escuadro aviador, desde niño había leído de ellas y gracias a su padre poder conocer a algunas con las cuales estrecho su mano en agradecimiento total.

— Ellas son hermosas. — Gritoneó mientras tomaban sus bicicletas y partían al viejo campo esperando encontrar aquellas flores.

El camino tortuoso, bajo las ruedas que hacía juguetear los cuerpos de los infantes que buscaban una manera de lastimar menos su uniforme militar. Boris daba saltos cayendo sobre su rueda trasera intentando mostrar el domino mayor del artefacto que el gran Braginski; aunque fueran amigos ambos buscaban demostrar su autoridad ambos entendían que sólo el mejor tomaría el mando de las próximas misiones que serian quien le demostraría a EE. UU que el comunismo era mejor.

— Boris. — Exclamó mostrando los grandes cultivos de la flor; deteniendo con torpeza su bicicleta para ser imitado por su camarada miraban cada una.

— Clytie— Comentó Boris

— Calla, todos sabemos que ellas simbolizan a Pedro el Grande. — Cazaba a algún cultivador que pudiera inadvertir su robo; Saltó la bardilla de roca, con la agilidad enseñada sin ruido, sin marcar limpió sus huellas mientras expropiaba un par de girasoles que serían para aquel huérfano, Boris vigilaba mientras silbaba un viejo cantico de guerra.



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