- Ángel de la guarda -

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[Gold]

Ese triste momento en el que llegas al centro Pokémon y te quedan mirando como si fueses un Trubbish, como si nunca hubiesen visto a una chica demacrada, con ropa dos veces más ancha a la proporción de su cuerpo y completamente mojada. No lo dudé mucho y salí de allí apenas di un par de pasos.

Ahora sin rumbo en Ciudad Verde luchando por mi existencia, la verdad en que es deprimente, algo que no me gusta sentir. Maldita bruja y su estúpido... ¿maldición? ¿hechizo? Es lo mismo, creo.

Tocará acampar, ya lo he hecho, pero en el bosque junto con un saco de dormir y provisiones, solo había traído mi poke gear, una manzana, una botella de agua y mi regalo para red-senpai: un frasco con forma de Snorlax donde adentro había dulces y golosinas y un condón con el mensaje ''sin globito, no hay fiesta'. Reí para mis adentros, quizás solo era necesario el frasco con los dulces.

Llegué hasta el parque y caminé hasta el árbol donde todo comenzó, me apoyé en este y saqué a Explotaro para que me hiciera compañía, él aumentó la potencia de su llamarada para que pudiese calentarme y mi ropa se secara.

—Gracias, amigo—suspiré cansado cerrando mis ojos para relajarme un poco.

No sé cuantos minutos pasaron, quizás tan solo cinco o media hora estando dormido, porque cuando sentí que alguien me zarandeaba me sobresalté al volver a la realidad levantándome rapidamente. Quedé desorientado un segundo para luego mirar a la chica castaña de Unova mirándome fijamente.

—Hola—saludó tímidamente.

Me erguí rápidamente un poco asustado y Explotaro se puso en posición defensiva haciendo que la chica se sobresaltara hasta que entre nosotros apareció el chico que la acompañaba, la tomó del brazo y se dirigió a mí con una sonrisa.

—Hola, ¿Cómo te llamas? —preguntó rápidamente.

Parpadeé un segundo para luego tocar a mi amigo para que se relajara disminuyendo la intensidad de su llama. —Soy Gold—si nadie me recuerda, creo que no hay problema en darles mi nombre real. —Y ¿tú eres...?

—Black—dijo relajándose un poco soltando el brazo de la chica—, ella es White, mi compañera.

—Encantada—sonrió la castaña acercándose un poco.

—¡Y quisiera ser el mejor...! —antes de terminar su frase, White le dio un codazo en las costillas que lo obligó a doblegarse.

Dio un suspiro. —Siempre lo mismo—se dirigió hacia mí. —Te parecerá extraño que estemos aquí, pero la verdad nos dio algo de curiosidad saber si te encuentras bien y porque nos espiabas—explicaba con una sonrisa nerviosa mirando atentamente como reaccionaba.

Me sobresalté un poco, supuse que si ellos lo notaron pudo haberlo notado cualquiera. Tampoco es que pueda aparecer de la nada, no me recuerdan y si intento hacer que lo hagan me tomarían por loco, solo tengo que terminar esto antes de mañana por la tarde y no estoy seguro si mis amigos entran en el juego o solo soy yo.

Habrá que aplicar un plan, comprobaré si ellos están dentro, para eso necesitaré estos chicos. Ahora, Gold, disimula. —M-me encuentro bien—dije forzando una voz tan dulce que me dio miedo y no quise continuar hablando.

¡Quiero mi cuerpo! ¡Quiero mi aspecto varonil! ¡Quiero matar a esa maldita bruja!

Quiero estar con Crys...

—White, te dije que solo era una sospecha—dijo el castaño aun doblegado con una mueca de dolor.

La chica lo miró de forma despectiva haciendo un mohín. —No caeré esta vez—el chico sonrió para luego volver a erguirse como si nada. —Nosotros no somos de aquí—se dirigió a mí con su sonrisa de vuelta. Si tan solo fuese un chico. No, espera, fuera pensamientos impuros. —, no conocemos mucho, es nuestra primera vez viajando tan lejos.

Lección por aprender // Pokémon SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora