- Sentimientos -

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[Gold]

Desperté cuando los rayos del sol tocaron mis ojos, pero no los abrí de inmediato. Sentía voces distantes, podrían estar detrás de una pared o junto a mí, pero parecía como si estuviesen a metros de distancia sonando como murmullos que discutían.

¿Será por mí?

Por mi culpa White estuvo en una situación muy horrible, Black casi muere y Crys fue apuntada con un arma. Los recuerdos de cuando llegó Crys son muy confusos, ni siquiera recuerdo si venía acompañada, creo que sí, pero en un momento donde había recuperado parcialmente la conciencia, la vi en el suelo siendo amenazada. Mi sangre hirvió, sentí la frustración, no me importaron las heridas y actué.

Heridas. Me dispararon en el hombro, debe de estar horrible. De seguro el dolor será insoportable por días, quizás semanas. Pero no tengo semanas, ni días para solucionar esto, sino horas.

Abrí mis ojos para luego volver a cerrarlos para acostumbrarme a la luz. Alguien corrió las cortinas. Llevé mi mano a mis ojos y me incorporé lentamente esperando recibir un látigo de dolor, pero nada. Abrí los ojos con el ceño fruncido dirigiendo mi mirada al hombro derecho, tenía una camisa limpia que no era mía, desabotoné los primeros dos botones encontrándome con unas vendas alrededor de mi torso, pero mi hombro no tenía nada ¡Nada!

¿Fue un sueño? ¿Arceus escuchó mis plegarias? ¿Todo volvió a la normalidad?

No, aún sigo siendo una chica, lo delata las dos cosas bajo mi camisa. La abotono rápidamente sintiendo mis mejillas arder levemente. En verdad se siente raro tener estas cosas, demasiado incomodo, pensar que lo que sufren las mujeres, ser tratadas como objetos por los hombres. White casi sufre un destino horrible y de solo pensarlo me produce náuseas y ganas de llorar.

—He sido un estúpido—digo en voz alta.

No, no solo un estúpido, he sido un cretino, un idiota.

—No creo que seas estúpida—escucho decir a un lado mío. Volteó rápidamente encontrándome con Sapphire que sostenía un plato hondo pequeño de donde sacaba lo que parecía bayas picadas y se los llevaba a la boca. —Hola, buenos días.

—Hola—saludo consternado—, ¿desde cuándo estas allí?

Se llevó otro trozo de baya encogiéndose de hombros. —Eres mi paciente, aunque no sea médico, debo estar contigo evaluando tu mejoría.

—En resumen, estas desde hace un rato, ¿no?

—Exacto.

Se formó un silencio incomodo por un par de segundos hasta que volví a hablar. —Debes de ser una muy buena medica—comento tratando de sonreír y alivianar el ambiente—, me sanaste la herida de mi hombro. —palpo donde se suponía me habían disparado y por el que casi muero desangrado.

La castaña me mira con sus ojos azules de manera penetrante mientras comía otro pedazo de baya. —Llegaste sin ninguna herida.

Trago grueso. Siento mi rostro palidecer de golpe asimilando las palabras de la chica salvaje. ¿Ninguna herida? Eso es imposible.

— ¿Entonces por qué las vendas? —fue lo único coherente que podía salir de mi boca en estos momentos.

—Tenías algunos moratones y rasguños en la espalda—respondió simplemente.

Me froto mis brazos mirando hacia la ventana, abro y cierro la boca tratando de decir algo, siento su mirada atenta a cualquier cosa que haga—. Whi-Whi—

—White está bien—interrumpió desviando su mirada al suelo. —Black también, por si ibas a preguntar.

—Los demás, recuerdo que llegaron más—comienzo a sentir una punzada en mi cabeza, me llevó una mano a esta y cierro los ojos tratando de disminuir el dolor.

Lección por aprender // Pokémon SpecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora