Capítulo 27: Esta no es la manera en la que quiero acabar.

1.9K 208 39
                                    

Es verídico que si esta mujer no habla en menos de cinco segundos le suelto una bofetada. Olímpica. Una maldita bofetada olímpica.

―Tu madre no está aquí, niña ―repite, sonando como un disco rayado―. Ella se fue y no obtendrás más respuestas que eso, así que te sugiero que te rindas.

Aquí va lo que me preocupa: mi madre nunca se habría ido voluntariamente, sabiendo que sus hijos están aquí siendo expuestos diariamente a la radiación y químicos tóxicos que conforman los aparatos por los que nos hacen pasar y las sustancias que nos meten para analizar nuestra reacción. Ella se ha sacrificado, ha estudiado una carrera entera para cuidar a uno de sus hijos y se ha partido la espalda para criar a la otra con sabiduría y amor. Si bien en algún momento llegué a dudar de sus valores, ahora se que ella lo daría todo por nosotros.

Entonces no. No me creo que se haya ido. No me trago el cuento donde ella sale para dejarme en manos de un par de doctoras sin corazón. No es verdad.

La mujer desconocida me respira en la nuca y escucho como teclea sobre su tableta. Seguro anotando características mías que piensa haber deducido. Mouhley la mira y asiente con la cabeza, por lo que ella se aleja de mí y para de escribir.

―Tu mamá no podía darle seguimiento a tu caso ―comenta Brianna con frialdad―. Estaba demasiado relacionada emocionalmente, podría resultar poco objetiva al momento de interpretar tus hallazgos psicológicos. ―Se cruza de brazos, sin separar sus ojos de los míos―. Y espero comprendas que, por cuestiones de profesionalismo y protocolo, tiene totalmente prohibido visitarte, hablar o contactarse contigo mediante cualquier medio. Por lo que no sabrás de ella por un tiempo.

― ¿Perdón? ―interrumpo indignada y aún más enfadada―. Disculpa, a mí me tienen aquí contra mi voluntad, ¿acaso crees que me interesan tus protocolos? ―siseo con todo el veneno que siento al ver a esta mujer―. Voy a decir esto sólo una vez, Brianna. Así que escuchame bien ―exijo acercándome cada vez más a ella, importandome poco si me pone el escarmiento de mi vida al sentirse ofendida por mí―. Mi mamá es todo lo que tengo, daría hasta la vida por ella si fuese necesario entonces ten por seguro, que si me lo propongo la voy a encontrar. ―Mis palabras no vacilan y mis ojos tampoco―. No se que le hayas dicho a ella o que le hayas hecho para que no esté aquí, pero no dudes ni por un segundo que yo voy a mover hasta el mundo para encontrarla.

Ella retrocede un poco y carraspea, levantando la barbilla e intentando mantener su postura. Sin embargo no hay que ser un genio para darse cuenta que se siente un poco intimidada.

Y debería porque, a pesar de tener mis momentos de debilidad, me transformo en Hulk cuando de mi mamá se trata.

―Vuélveme a hablar así... ―susurra amenazadoramente, con furia inundando sus pupilas―, y tu madre no será la única que desaparezca.

Ahora soy yo la que traga saliva. Si bien soy capaz de mucho cuando estoy enojada, ella tiene más gente que yo. Cuenta con un imperio, yo sólo cuento conmigo y tal vez con Ethan.

Está bien, quizá amenazarla es lo más idiota que he hecho.

Algún día mis impulsos me van a costar lo que no puedo pagar.

Mejor guardate tus palabras y escucha lo que Diana tiene que decir, Kathery ―escupe mi nombre como si fuera un ser despreciable.

Me quedo callada y doy mi mejor esfuerzo para recobrar mi compostura. Me cruzo de brazos y me alejo un poco de Mouhley, sin embargo aprieto tanto la mandíbula que comienza a doler.

Volteo hacia la doctora nueva, cuyo nombre acaba de ser revelado, y espero a escuchar sus palabras. Ella escribe revisa su tableta una vez más antes de dejarla sobre la mesa junto a ella y voltear hacia mí. Me mira seria, sobre sus lentes, sin ninguna expresión como si recién se hubiese percatado que estoy en la misma sala que ella y no le interesara.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora