Capítulo 21: Palabras son palabras.

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—Por todos los santos... Eres tú.

—Hola, Col —saluda Ethan con una sonrisa.

—Pero creí... Dijeron... No pensé que alguna vez volverías —tartamudea, todavía en shock.

—No tuve muchas opciones —responde el rubio, encogiéndose de hombros.

—Mierda, Ethan —maldice Nicolás—. ¿Por qué en el mundo volviste?

Ethan se queda callado y posa su mirada en mí por un segundo. Solo un segundo y luego centra su atención en Nicolás de nuevo.

—Como dije: no tuve muchas opciones —declara sin ninguna expresión en su rostro.

El otro suelta una corta risa, negando con la cabeza. Mira a Ethan con asombro por unos segundos más hasta que camina en grandes zancadas hacia él y se funden en un abrazo.

No puedo evitar sonreír al apreciar el momento.

—Es bueno tenerte de vuelta, hermano —dice Nicolás mientras le palmea la espalda.

—No puedo decir que es bueno estar de vuelta. Pero es bueno verte de nuevo.

Los chicos se separan y se sonríen por última vez, para después recordar que sigo en la habitación.

—Oh, mierda. Tenemos que irnos. —Nicolás voltea paranoico hacia varias direcciones hasta que finalmente su vista se posa en mí—. Kathery, vamos. Tengo que llevarte con tu mamá.

En cuanto dice aquellas palabras, la burbuja relativamente segura en la que estaba con el Milagro, se rompe. De pronto, me siento temerosa e impotente de nuevo. Frunzo el ceño, pero Ethan se me adelanta al replicar:

— ¿Qué? No, Col. —El chico parece estar a punto de soltar una carcajada de la impresión por las palabras de Nicolás—. ¿Estás loco?

Nicolás resopla y sacude la cabeza con exasperación. —Escucha, Nadya me mandó por ella. Son órdenes. Tenemos que llegar al Salón de Experimentación. Ya.

— ¿Estás bromeando, cierto? —Ethan lo mira incrédulo—. No podemos llevarla cerca de ellas, menos al Salón de Experimentación.

— ¿Por qué cojones no?

— ¡Tú sabes por qué no! —sisea el rubio—. Tenemos que salir pero de este maldito hospital. Ya no dejaré que se acerquen a ella.

—Con un buklot, Ethan. —Nicolás se rasca la nuca con desesperación—. ¡Es su mamá, no le hará nada!

—No lo entiendes, Col —replica—. No es su madre quien me preocupa.

Nicolás lo mira confundido por unos segundos, hasta que reconocimiento parece pasar por sus ojos.

—Chicos, me están confundiendo —los interrumpo, llamando la atención de ambos.

—Kath, ¿confías es mí? —pregunta Ethan, repentinamente serio.

Antes de que me de cuenta, asiento. Supongo que ahora es el único en el que puedo confiar en este lugar.

—Entonces no podemos ir con tu mamá —declara—. Es lo que no te he explicado...

Zapatazos se escuchan acercándose a nuestra posición. Ethan deja de hablar y parece concentrarse en el sonido.

—Puta madre, es Mouhley —murmura Nicolás, después de haberse asomado rápidamente.

Los chicos comienzan a moverse de un lado al otro, caminando paranoicos mientras buscan un escondite. Me contagian el susto y los imito.

—Es inútil, tendremos que noquearla —opina Ethan.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora