Capítulo 35: Un milagro las hizo cambiar de opinión.

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—Dios mío, Lena... ¿cómo pudieron? ─pregunto con un nudo en la garganta, más para mí que para ella.

Lena envuelve sus piernas entre sus brazos, en un intento débil por protegerse a sí misma. Con ojos cristalizados, me mira como si quisiera transmitirme todos sus recuerdos para no tener que mencionarlos. Y, efectivamente, no tiene que hablar para demostrarme el miedo que siente en estos momentos. Me acerco y, lentamente, tomo asiento en el piso, a su lado. Me duele el cuerpo y temo que el esfuerzo me provoque más sangrados. Sin embargo, hago el débil intento por adaptarme y sentirme un poco más fuerte, solo para escuchar a Lena. Solo lo suficiente para que me vea como un apoyo y no como alguien que está igual o más rota que ella.

La chica solo quiso ayudarnos. Sabía que había un riesgo importante, y aun así lo tomó. Aunque lo hizo principalmente por Kyle, también me estaba salvando a mí. Y me cae como una piedra en el estómago, pensar que la golpiza que le dieron ha sido culpa nuestra.

─Lamento haberte metido en este desastre ─susurro mientras acerco mi mano y la posiciono sobre la suya─. Lo siento en nombre de los dos, porque sé que Kyle también odiaría verte en esta posición. ─Un suspiro escapa de mis labios y volteo hacia la pelinegra─. Gracias por habernos dado una oportunidad... Y, otra vez, lamento que no seremos capaces de regresarte el favor.

Ella sonríe débilmente y le da un ligero apretón a mi mano. ─No tienes que pedirme disculpas, Kathery ─murmura con voz entrecortada─. No es culpa tuya ni de Kyle, que estas mujeres sean capaces de cometer actos tan atroces. ─Frunce el ceño y sacude la cabeza, desviando la mirada al piso─. Más bien, yo soy la que lo lamenta... Discúlpame por haber sido parte de este proyecto... por haber sido parte del equipo que te trajo hasta acá y por haberte dado la espalda cuando pediste mi ayuda. ─Lágrimas escapan de sus ojos y siento como está a punto de volver a quebrarse. 

Parece ser que aquí todos cometemos errores que difícilmente nos podemos perdonar.

—Oye, está bien, Lena. —Con algo de esfuerzo, me volteo un poco para darle un abrazo, sintiendo con dolor físico como solloza en mi hombro—.  Te perdono. Se que te arrepientes, se que quisiste ser mejor, se que ha sido difícil para ti también —murmuro, sintiendo que mientras le hablo a ella, también me hablo a mí misma—. Tu pasado no te define, lo que importa es lo que decides hoy. Y tú decidiste ayudarnos. —Me separo de ella y le regalo una sonrisa honesta, esperando aligerar la culpa que carga en su corazón—. Eso es lo único que interesa. Así que, de nuevo, gracias.

Ella me regresa la sonrisa y parece relajarse un poco. Retomo mi posición original, sentada a su lado. Y nos quedamos en silencio un par de minutos.

Es curioso, que mientras sentía las palabras que le decía como mías, también sentía que eran para Ethan.

Se que ha sido difícil para ti también, Milagro.

Y aún así, el enojo y la rabia que me inundan al recordar su rostro, no disminuyen. No importa que tanto intente entenderlo, sigue doliendo como si me quemaran el pecho.

—Kathery... ¿c-cómo está Kyle? —pregunta Lena, interrumpiendo mis caóticos pensamientos—. No he sabido nada de él —susurra en un hilo de voz.

Sabiendo que es increíblemente inapropiado de mi parte, me trago los comentarios pícaros que se me quieren escapar.

—No lo he visto desde la mañana. Nos separaron cuando me llevaron al Salón de Experimentación. No se dónde lo tendrán —le digo, sintiendo pesar en mi corazón. Quisiera que por lo menos nos hubieran mantenido juntos.

Ella suelta un suspiro y sacude la cabeza. —Solo espero que esté bien. 

Aprieto los labios, sintiendo el nerviosismo correr por mi espalda mientras soy consciente de que ahora tampoco tengo idea del paradero de mi hermano.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora