Capítulo 4

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Sentí presión en mi cabeza, abrí un poco los ojos pero los volví a cerrar al deslumbrarme con los rayos de sol que entraban por la ventana de la habitación. Me tapé la cara con el edredón, tenía el estómago vacío, y apenas era consciente de lo que había pasado anoche en la fiesta.

Noté un dolor punzante en mi muñeca, no sabía porque, hasta que en mi mente me vino una imagen de la noche anterior. Cerré los ojos intentando quitármelo de la cabeza pero aún así seguía sintiendo el dolor. Miré mi brazo observando arrepentido los cortes en él.
Al cabo de unos minutos de estar en mi cama medio inconsciente todavía, decidí levantarme. No podía salir de esa habitación sin tapármelo, así que cogí una sudadera y me la puse encima asegurandome de que no se me veía nada.
Abrí la puerta y me dirigí donde estaban los chicos, estaban todos dormidos todavía, menos Louis que estaba mirando el móvil, hasta que aparecí yo y levantó la mirada.

-Buenos días. -Saludé con mi voz ronca en un tono distante. Seguidamente fui a la cocina a coger algo para desayunar. Escuché unos pasos detrás mío, miré hacia atrás encontrándome con sus ojos clavados en mí.

-¿Y la chica de ayer? -Preguntó esperando explicaciones.

-Eh... -Dudé un poco en qué decirle pero no podía mostrarme débil delante suyo. No debía. -Una amiga. -Empecé a hacerme el desayuno cogiendo un pequeño bol donde meter los cereales.

-Harry, a las "amigas" -Hizo un gesto con sus dedos creando comillas. -No te las tiras. -Continué haciendo el desayuno cogiendo los cereales del armario.

-Bueno, eso ya es cosa mía. -Me giré desafiante clavando mis ojos en los suyos. Él apartó la mirada y no dijo nada más. Se separó de mí y cogió un vaso. Con este en la mano se acercó a la nevera y cogió el zumo. -¿Acaso estás celoso, Louis? -El vaso que segundos antes tenía en la mano se escapó rompiéndose en mil pedazos. Alcé las cejas ante su reacción.

-Mierda! - Exclamó mientras se agachaba para recoger los pedazos de vaso.
Me acerqué rápido a él para ayudarle. Mientras recogíamos los cristales, me acordé que debía ir con cuidado y no mostrar mis muñecas.

-No me has contestado... -Insistí.

-No Harry, no estoy celoso - Contestó tajante intentando terminar con la conversación. Suspiré cansado y lo dejé estar, centrándome en recoger los trozos de cristal esparcidos por el suelo. Solo quedaba uno y justamente fuimos los dos a por el trozo. Nuestras manos chocaron. No la aparté. Louis tampoco. Alcé mi mirada y me encontré con los ojos azules que siempre añoraba.

-¿Que ha pasado chicos? -La puerta se abrió de golpe y nuestras manos se separaron. Era Niall preguntando con la voz ronca y medio dormido, asustado por el ruido del vaso rompiéndose.
Me giré hacia él y le mostré los cristales para darle a entender lo ocurrido. Él se acercó para ayudar pero ya habíamos terminado así que también se sirvió el desayuno. Una vez los tres sentados Niall no paraba de mirarme, como si quisiera decirme algo, así que me quedé mirándole yo a él.

-¿Que tal la noche tranquila Harry? se te ve mucho mejor que en las fotos de ayer. -Comentó con un tono sarcástico pero soltando una risa final intentando suavizarlo.
Sonreí, la verdad no sabía qué contestarle. De repente se escuchó un grito que parecía de Ashton, despertando al resto de chicos, y entre varias quejas se acercaron a la cocina.

Todos se sentaron alrededor de la mesa con los ojos medio cerrados sirviéndose como podían los cereales. Antes de unirme a la mesa con ellos me percaté de una nota que había en la nevera. Me acerqué a ella cogiendo el papel: "Ayer estabas muy ocupado, así que como segunda oportunidad te regalo esto: 678754322 xx Mitch". Sonreí al leerla y me la guardé en el bolsillo del pantalón. Me senté con los chicos segundos después.

In Between [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora