Capítulo 7

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Me cambié de posición por décima vez nervioso entre las sábanas. Era imposible dormir así. Los efectos de la cocaína ya habían pasado, todo estaba en silencio; supuse que todos dormían. Para mi desgracia yo no. Sentía mi cuerpo con temblores en cada movimiento que hacía, débil y cansado. Mi corazón seguía latiendo bastante rápido notándolo en mi pecho latir desconcentrándome del sueño. Mi cuerpo seguía a altas temperaturas haciéndome sudar. Y por si fuera poco, mi nariz moqueaba a cada instante. Suspiré alterado mirando la hora, estaba por amanecer. A pesar de que todas estas cosas hacían que no pudiera ni cerrar mis ojos, mi mente tampoco me facilitaba el trabajo.

Observé a Mitch a mi lado, enredado entre las sábanas, durmiendo plácidamente. Su respiración era tranquila y su rostro estaba relajado. Sonreí ante la imagen. Me acerqué lentamente a él y separé un mechón de pelo de su cara. Sus ojos se abrieron lentamente.

-Lo siento. -Susurré. -Sigue durmiendo. -Acaricié su mejilla. Su mano se acercó a la mía y entrelazo nuestros dedos acomodándolas sobre el colchón.

-¿Qué haces despierto, pequeño? -Me dio un ligero apretón en la mano. Sus ojos estaban cerrados de nuevo pero sonreía. No contesté, suponía que lo sabía. -Nervioso, no? -Asentí con un sonido apenas inaudible. -Y además, supongo que has entrado en la fase de la decaída. -Sus ojos se abrieron y soltó mi mano, rodeándome la cintura con su brazo esta vez. Sonreí suspirando, asintiendo.
Sus ojos seguían abiertos, se quedó observándome unos instantes.
-¿En qué piensas? - Preguntó con la voz ronca.
-Bff... No sé ... -Me pasaban demasiadas cosas por la cabeza.

Apoyó su cabeza en mi pecho.
-Te va el corazón a mil. Cuéntame - Insistió.
-No sé... es que están pasando muchas cosas en poco tiempo. Desde que terminó la gira, he estado peor en todo. Nunca antes había fumado, y beber... Sí bebía, pero ahora bebo hasta estando solo en cas. Y lo de ayer, nunca antes se me habría pasado por la cabeza, pero siento que lo necesito de alguna manera. Como lo de... -Callé de golpe. No podía contarle eso.
-¿Lo de...? - Volvió a levantar su cabeza para mirarme.
-Ah... nada nada, me refiero a los porros y eso - Soné poco convincente.
-¿Los porros...? -Mitch me miró extrañado y volvió a apoyarse encima mío.

-Mmh.. Sí. -Empecé a jugar con su pelo con mi mano. Mitch suspiró.

-Sé que es mentira. -Me tensé parando de hacer lo que hacía. -Pero no te preocupes. -Me miró de nuevo y sonrió.

-Lo siento. -Murmuré. Se hizo un silencio, no demasiado incómodo. Mitch acariciaba mi pecho con las gemas de sus dedos, tranquilizándome poco a poco. Yo volví a jugar con su pelo. Mis ojos se cerraban poco a poco empezando por fin a dormirme, pero poco duró al notar que la mano de Mitch ya no estaba en mi pecho, sino en mis pulseras.

-Son bonitas. -Sus dedos las recorrían, moviéndolas. Cogí aire nervioso. -Es la primera vez que te veo con ellas... -Moví mi brazo de su mano quitándolo de su vista y su alcance.

-Ya. -Contesté. -Son nuevas, me gustaron. -Mitch murmuró un "mmh" y dejó estar el tema. Intenté relajarme como pude. Casi me pillaban de nuevo.


Noté frío que venía desde la ventana. Sin abrir los ojos busqué el cuerpo de Mitch por la cama y no estaba. Oí a lo lejos el sonido de una cafetera, quería levantarme pero me parecía imposible, estaba muy cansado y me dolía la cabeza. Se escucharon unos vasos chocando, y abrí un poco los ojos, viendo el pie de Mitch empujando a la puerta.
-Buenos días. -Le dije cariñoso. Sorbí por la nariz notando como continuaba moqueando. Aún me dolía un poco.

-Hola pequeño. -Dejó la bandeja que llevaba encima de la cama y se acercó a mí dándome un beso en la frente. -Es normal, no te preocupes. -Acarició mis rizos reconfortándome.

Me quedé contemplando sorprendido del desayuno que había preparado, era un pequeño buffet: variedad de mermeladas, mantequilla, unas tostadas, unos cruasanes de bollería y dos cafés con leche.
-Necesitas fuerzas - Dijo Mitch al ver mi cara.
-Nunca me habían traído el desayuno a la cama, gracias - Dije mientras cogía la puntita de uno de los cruasanes.
Desayunamos juntos en un reconfortable silencio, ambos con dolor de cabeza de ayer. Comentábamos alguna que otra cosa neutral pero se notaba que estábamos agotados. Le agradecía el silencio. Mi móvil empezó a vibrar repetidamente en un lado de la habitación. Me levanté desganado y vi que Louis llamaba. Suspiré y colgué. Miré los mensajes, había 5 de él. Tenía que solucionar eso.
-Mitch debo irme. -Me acerqué a él mientras me abrochaba el pantalón. Él se levantó entregándome la camiseta.
-Está bien. -Me sonrió. -Si necesitas cualquier cosa aquí estoy. -Le sonreí y se me ocurrió algo.
-Mitch... -Dudé en si decírselo. -¿Por casualidad tienes algo de marihuana de sobras? -Mitch empezó a reír y asintió. Abrió uno de los cajones de la cómoda y me entregó una bolsita. -Gracias. -Lo abracé y recogí mis cosas. Ambos bajamos abajo y me despedí de él en la puerta.

-Estoy en casa, ahora puedo hablar... -Le envié un mensaje a Louis por teléfono nada más llegar a casa.
Al minuto sonó el móvil, lo saqué de mi bolsillo y ví que era una llamada de FaceTime, le respondí la llamada y me enfoqué. Louis apareció en mi pantalla, le miré esperando a que empezara a hablar.
-Podrías haberme contestado los mensajes ¿No crees? -Me dijo serio. -Me tenías preocupado.
-Estoy bien, solo necesitaba un tiempo a solas. -Respondí sin dar más detalle.
-¿A solas? ¿Porque? ¿Y lo del otro día? ¿Qué pasó ahí? - Empezó a preguntar seguidamente.
-Em... -Dudé. -No sé Lou... -No sabía qué decirle, no podía contarle la verdad. Eso era lo único que sabía. -No estoy pasando por mi mejor momento supongo... - Seguí intentando explicarme.
-¿No lo sabes? Claro que lo sabes. No es normal que colgaras eso en twitter y no es normal lo que pasó cuando vine a tu casa. -Empezaba a alterarse.
-¿Y te parece normal lo que haces tú? ¿Lo que me haces a mí? -Mi corazón empezaba a acelerarse, me estaba poniendo muy nervioso.

In Between [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora