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( EL RECUERDO DE MARNIE )




—Hace algunos años, un estudiante de intercambio en Alemania vagaba por las calles esperando encontrar algo interesante

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—Hace algunos años, un estudiante de intercambio en Alemania vagaba por las calles esperando encontrar algo interesante. No fue hasta que entró en un café, donde encontró al Barón; no supo por qué, pero lo que más le atrajo de ese muñeco fue su expresión. Intentó convencer al dueño para que se lo vendiera, pero falló en el intento. Le comentó que el Barón tenía una prometida y que no podía separar así a dos amantes —esbozó una débil sonrisa, y prosiguió—, que el Barón esperaba el regreso de su noble gatita que había vuelto con el artesano para que reparara algunos daños.

Jungkook se dedicaba a escuchar con atención, sin embargo, el tono de voz con el que Yoongi contaba aquella historia le provocaba una sensación de tristeza y melancolía. Soltó un pequeño suspiro.

—Aquel joven tenía que regresar a Corea y ya había perdido toda esperanza, pero ese día, su pareja lo acompañó y le propuso algo: cuando la prometida de el Barón regresara, la recogería y ambos se asegurarían de que volvieran a estar juntos. Fue así que el propietario aceptó —hizo una pequeña pausa—. Así que se marchó de Alemana acompañado sólo por el Barón, y prometió a su pareja que cuando regresara la prometida de el Barón; iría a buscarla y que la guardara hasta entonces... El Barón y su gatita no se reunirían hasta que ellos lo hicieran. Sin embargo, una tragedia le impidió cumplir su promesa —suspiró—. Y cuando por fin pudo regresar a aquella ciudad, buscó a su pareja por todas partes, pero su búsqueda fue en vano. Tampoco supo qué fue de la prometida del Barón

—Esa persona fue muy importante para usted, ¿cierto? —cuestionó con la voz temblorosa. Se secó las lágrimas que amagaban en salir con el dorso de su mano.

—Lo fue, Jungkook.

—¿Cómo se llamaba?

—Jimin. Park Jimin.







Jungkook arrugó levemente la nariz, sintiéndose insatisfecho por lo que acababa de escribir. Observó la hora, hizo una mueca al ver que ya llevaba más de cuatro horas y ningún escrito le parecía decente. Maldijo por lo bajo y arrancó la hoja para después hacerla bola y dejarla a un lado, con todas las demás.

Se pasó una mano por el cabello, despeinándose. Le había prometido a Yoongi que iba a escribir una historia, con el Barón como protagonista, y que él seria el primero en leerla cuando estuviese terminada. Pero ningún borrador le parecía bien hasta el momento, quería que todo saliera perfecto.

Se recostó en el escrito, cansado. Escondió el rostro entre sus brazos y suspiró. Entonces se puso a pensar en que Yoongi había cambiado su comportamiento notablemente; eso lo ponía demasiado feliz.

Yoongi ya había logrado entrar a su corazón y a su vida, aunque el mayor no se diese cuenta de ello. Había desarrollado un cariño hacia su hyung, y verlo sonreír le alegraba el día por completo.

Pero a Yoongi le hacía falta algo, y Jungkook no estaba seguro de cómo dárselo. Pero tenía que encontrar la manera de cómo hacerlo, tenía que averiguar una manera en la que Yoongi volviera a tocar aquel instrumento que tanto amaba.

Antes de que sea demasiado tarde.

SUSURROS DEL CORAZÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora