( LA COLINA DE LAS AMAPOLAS )
Al momento en que la puerta se abrió, se lanzó a los brazos del mayor. Escondió el rostro en su pecho y se dió la libertad de llorar y saciar esa tristeza y rabia que había acumulado al salir de casa. Su hermano lo había seguido, le gritaba que volviera para que arreglaran las cosas; pero no hizo caso alguno y siguió corriendo.
Yoongi, a pesar de su confusión y preocupación, lo abrazó de vuelta con fuerza. Dirigió una de sus manos hacia el cabello azabache y comenzó a acariciarlo con lentitud, tratando de tranquilizar al menor.
—Está bien —musitó en voz baja—. Todo estará bien, estoy aquí.
Tomó la taza de té que Yoongi le ofrecía y le dio las gracias en voz baja, le dió unos cuantos sorbos para, posteriormente, dejarla en la nueva mesa de madera. Yoongi se sentó a su lado en el sillón y tomó su mano, acariciándola con suavidad y delicadeza. No iba a obligar a Jungkook a hablar si todavía no estaba listo, estaba al tanto de los problemas que tenía con sus padres así que asumió que se encontraba en tal estado por eso.
—Yo... —carraspeó— Lamento haber venido sin avisar.
Yoongi negó —No te disculpes. Esta es tu casa.
—Hyung... —siseó con la voz temblorosa. Apretó la mano del mayor con fuerza, sus ojos volviéndose a llenar de agua— ¿Mis padres me quieren?
Yoongi tragó fuerte al escuchar el tono con el que lo dijo, parecía un niño débil e indefenso. Sintió su corazón romperse al escuchar el primer sollozo.
—Claro que te quieren. Te aman, eres su hijo.
—Ellos me tratan como si fuese un inútil, no logran comprender que sus comparaciones me hacen sentir mal. No puedo tener una conversación con ellos porque siempre me hacen menos, estoy cansado de su desprecio. Son mis padres, ¿por qué me tratan de esta forma? No lo entiendo, hyung...
Y entonces, rompió en llanto.
Yoongi lo atrajo hacia sí mismo y lo abrazó con fuerza. No sabía qué hacer para consolarlo, porque no sabía cómo y no entendía la tristeza por la que Jungkook estaba pasando en estos momentos; así que sólo se dedicó a abrazarlo y susurrarle al oído que todo iba a mejorar, que su angustia se esfumaría.
Una vez que Jungkook logró calmarse un poco, se alejó y lo tomó de las manos.
—No puedo verte, pero estoy seguro que tienes una sonrisa preciosa —sonrió levemente—. Puedes llorar todo lo que quieras, desahógate. Pero el día de mañana quiero que sonrías como nunca lo has hecho.
Jungkook le devolvió la sonrisa, a pesar de que no pudiese verlo. Yoongi soltó sus manos y las colocó en el rostro ajeno, comenzó a tocar sus mejillas y quitó cualquier rastro de llanto en ellas. Luego se dirigió hacia sus ojos, pasando sus pulgares por estos con delicadeza para no hacerle daño. Después pasó hacia su mentón y subió a sus labios; pasó un pulgar por estos y los acarició, dándose cuenta al instante del mal hábito que Jungkook tenía de morderse los labios y provocarse pequeñas heridas.
—Déjame tomar tu mano —pidió.
Sintió los dedos suaves siendo colocados en su palma abierta. Frotó sus dedos sobre los suyos y fue memorizando cómo se sentía; era mediana, delicada, la parte posterior de sus manos eran suaves, sus dedos eran largos y sus uñas cortas. Pudo sentir callos en los dedos de su mano derecha, era debido a que Jungkook escribía muy seguido.
—Absolutamente hermoso —murmuró—. Me gustaría poder mirarte...
—El hecho de que no puedas mirarme, no significa que no puedas verme.
Algo se agita en el interior de Yoongi. Su corazón golpea con fuerza.
Después de unos instantes en los que reflexiona, se da cuenta de lo que considera hermoso en Jeon. No es algo físico, es espiritual: es su personalidad.
"Como un terremoto", piensa.
Hay un terremoto que está devastando todo a su paso, a diestra y siniestra, su psique; sabe perfectamente el nombre de ese terremoto. Lo conoce, lo ha visto y experimentado antes... se llama atracción. Se llama amor.
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SUSURROS DEL CORAZÓN.
Fanfiction© 𝐘𝐎𝐎𝐍𝐊𝐎𝐎𝐊 : Min Yoongi fue un gran fanático de los instrumentos cuando era niño. Sin embargo, debido a su enfermedad, continuar haciendo lo que más amaba le fue imposible.