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Me siento agotado, me siento sin ánimos, me siento un barco de papel en un día lluvioso, me siento sin ganas de respirar, sin ganas de hablar y sin ganas de tener ganas.

A todos nos llega este momento de miseria, de tristeza, melancolía y sufrimiento agonizante ¿Qué se hace en estos casos? Ni yo sabía esa respuesta y el que la sepa, es un Dios. Que tire la primera piedra la persona que no se haya levantado con ganas de tirar todo y morir sin dar explicaciones.

Así me sentía, ella me hizo sentir así, la vida, mi destino, mis momento sin gloria. Esta vida de adulto no me gusta, trabajo, escuela, trabajo, escuela, deudas, comida, trabajo, más deudas. No podía pagar el departamento, es muy grande para mí solo y es difícil mantenerlo a flote pero no quiero regresar con mi madre y decirle...no pude ¿Puedo regresar?. Suena la alarma...suena, suena... Maldita alarma cállate. Aventé el reloj y me levanté como un zombi, preparé mis cosas y me di una ducha, ojalá me suba los ánimos, pensé.

Tocaron la puerta y el timbre desesperadamente, salí del baño con la toalla, todo mojado y abrí me llevé una sorpresa muy grande.

— Vaya, vaya Elliot que bonita vista me das, lamento interrumpirte pero tuve un día muy malo y no fui a la casa de Fer y no me bañé, ¿Me podrías dejar dar una ducha?— llevaba el rimel corrido como si hubiera llorado estaba muy desarreglada pero eso no me importa, lo que me importa es que estaba mal, veía en sus ojos que quería llorar pero se aguantó.

— Aah... Hola ¿ Qué haces... Ah sí entra, entra.

— No te pongas nervioso, lamento molestarte, recordé tú dirección, Fer dejó la casa hecha un asco y me salí de la fiesta. Eres al único que le hablo.

— ¿Tuviste problemas? ¿ Te encuentras bien?— me miró y se limitó a contestar con un simple no y un bien.

— Veo que te estabas bañando, puedo esperar aquí o a fuera si quieres, para que no te sientas incómodo y todo sea seguro.

— Eso ni de chiste, no puedo dejarte afuera, siéntate. Terminaré rápido — la mire por unos segundos y ella esquivó mi mirada, a veces creía que cargaba más dolor del que una persona pueda soportar.

Me bañé lo más rápido que pude, creo que seguía apestando a culo, demonios Elliot relajate es una chica. Tire dos veces el shampoo, el jabón, todo se me caía y a fuera sentía su risa tan insoportable y tierna. Salí del baño y olía muy rico, había música, melodías tranquilas que nunca había escuchado.
Y allí estaba ella, bailando, preparando el desayuno sin ningún temor de poder molestarme, se percató que la miraba y saltó del susto.

— Perdón... Es que bueno, aún tenemos tiempo para la escuela y quise agradecerte con un buen desayuno, pan francés, huevo, fruta picada con miel y un poco de jugo o café, ¿Tienes hambre? — me miró, responde idiota, dí algo... Esta esperando una respuesta, ¡Echate un pedo algo! Pero no te quedes parado...pensé.

— Sí...— vaya respuesta si que eres un idiota, en  mi mente sólo me imaginé golpeandome.

— Puedo... ¿Entonces darme un ducha?
— Oh sí, claro. Aquí está el baño y adentro están las toallas— me miró por unos instantes, sabía que quería decirme algo, lo que sentía, su dolor pero no dijo más y se bañó.

— No lo comprendo... Llevas 3 años con ella y ¿nada de nada?

— Lo intento pero es difícil para mí tocarla, la amo, la deseo siempre,pero hay algo que no me permite hacerlo con ella.

— Que duró es para ella sentir que no atrae a su pareja lo suficiente como para que su calentura lo rebase y le haga sentir la gloria.

— Ahora no importa eso,  he hablado con ella y me comprende...

— ¿Y que importa entonces ahora?

— ¿Por qué veniste a mi casa? ¿Que te sucedió? — busco respuestas en su mirada, pero no me deja verla, odio que haga eso, aborrezco que no me diga lo que siente... Juega con la taza de té y sonreía con amargura.

— Es difícil para mí tener alguna relación con las personas, no confío en nadie, no creo en promesas de amistad y lealtad. Vine aquí porque era el único lugar que conozco, ayer... Me dejaste pensando y fui muy dura contigo pero es que eres muy metiche, te importa que los demás estén bien y la verdad dudo que ellos te agradezcan eso, pero... Me haces sentir segura, con esperanza y que todo saldrá bien.

— Eso quiere decir ¿Que puedo ser tu amigo?— sonrío, levantó sus cosas y a su paso yo las mías. Y al salir me jaló y me golpeó contra la puerta.

— Si le dices a alguien que acepte ser su amiga, te golpeo y después te mataré así que ten cuidado en decir algo porque cabas tu propia tumba.— sonreí y salimos juntos

— Borra esa sonrisa de tu cara o la borro yo, deja tu bicicleta iremos en mi moto.

— ¿En tu moto? — sentí la sangre irse a mi cabeza y a mi amigo hacerse más chiquito.

Tomó mi mano y me dió su casco, lo único que escuché fue... No tengas miedo iré muy lento para que le pierdas el miedo. Y para mí eso es el inicio de una buena amistad...o eso espero.

Todo O Nada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora