—Vamos Elliot tenemos que hacer muchas cosas hoy
— Isabel no seas desesperada solo quiero hacer pis
— Nadie dice pis, apresurate o entraré por ti, ya casi cierran la escuela— salí rápido del baño y ella estaba vestida diferente, llevaba una falda negra y una blusa blanca de botones, se veía tan grande, tan atractiva.
— ¿ Cómo hace eso?
— ¿ Hacer qué?— señalé su vestimenta.— Eso, vestirte así, de manera formal, ser provocativa y verte más grande.
— Vamos, camina y te explicaré— caminamos pero no me dijo nada, es una mujer de pocas palabras cuando quiere.
— ¿Cómo irás en tu moto vestida así? Se romperá tu...
— ¿Está lista señorita Navarro?— un hombre muy arreglado, bajando de una camioneta enorme, parecía un monstruo.
— Claro Carlos, gracias por venir debemos ir lo más rápido posible tengo mucho que hacer hoy. Él es Elliot Hamilton, mi nuevo compañero de trabajo— me saludo y abrió la puerta, subimos y fuimos muy veloces para llegar.
— Hemos llegado, ¿estás listo?— no respondí, estaba inseguro— Tú respira, estás conmigo aquí no podemos mandar mucho pero en mi empresa podremos hacer lo que sea te lo aseguro, sólo tengo que venir por unos papeles.
Bajamos del auto y me tomó de la mano, tratando de hacerme relajarme, el edificio está enorme, moderno, color blanco y tenía un terreno enorme de árboles y una fuente enorme, una estructura hermosa, abrieron la puerta de cristal para nosotros y lo de afuera se quedaba corto con el diseño de adentro, escaleras de madera, varios cubículos con paredes de cristal, había un tipo escribiendo en el cristal un plano sorprendente, para mí era estar en la gloria.
— Señorita Isabel, no sabía que vendría...su padre está...— la chica se mostró nerviosa y yo vi a otra Isabel, no la misma.
— Ahórrate explicaciones, pasaré de todas maneras— me jaló del brazo, y era la única oficina que los muros no eran de cristal, la puerta era de tono rojo, algo exagerado pero hacía sobresalir ante las demás.
Entramos y un señor apuesto y una chica sin la blusa muy atractiva por cierto se asustaron y se levantaron deprisa del escrito, la mayoría de las cosas estaba tirada, miré al suelo, estaba avergonzado pero al parecer Isabel no, tenía una sonrisa de oreja a oreja pero una sonrisa vengativa.
— Vaya Isabel siempre tan inoportuna
— Es mi don, necesito unos planos. — la chica se vistió rápido tomó un portafolio y se acercó a Isabel apenada para decirle algo, pero Isabel no permitió que hablara.
— Estás despedida— Isabel le sonrió y la chica comenzó a llorar
— Vamos Isabel, no seas así con ella, te ha ayudado bastante
— Te he dicho estás despedida, lárgate de mi vista y créeme acabas de arruinar tu futuro por un acoston, te creí lista pero eres igual de estúpida que las otras, que lástima me das.
La chica no dejaba de llorar, salió de la oficina e Isabel seguía con la misma sonrisa, el señor se volteó para fajarse y susurrando le pregunté — ¿ Quién es el?— Isabel no me contestó pero el señor de inmediato respondió mi pregunta.
— Hola, soy Roger Anderson, padre de...
— Hace mucho perdiste ese papel, así que limitate a decirlo.
— Eres mi hija, te guste o no, tampoco estoy tan feliz de que lo seas. Me arruinaste mi momento.
— Roger es la quinta secretaria que se va del trabajo, no puedo tener a tus juguetes trabajando conmigo, se han enamorado de ti y piensan que pueden pasar sobre mí. En fin no vine por la misma discusión, necesito los planos.
— ¿Quién es este muchacho?— después de 10 minutos de discusión se acordaron de mi
— Ah él es mi nuevo asistente, no creo que te cojas a este, aunque eres capaz de todo.
— Muy graciosa hija
— Hola señor yo soy Elliot Hamilton— sonrío y me dio un enorme abrazo.
— ¡Vaya! Hamilton, tenemos a un Hamilton con nosotros, ¿te gusta el diseño y construcción de la empresa? Tu padre hizo esta maravilla, amo su trabajo, qué gusto conocerte Elliot. ¿ Tendré que entrevistarte no puedo contratarte nada más así.
— ¡Hey! Detente, este no es tu asunto, trabaja en mí empresa te lo recuerdo, no necesito que el haga una entrevista, confío en el a ciegas, no te metas en asuntos que no son tuyos. Necesito los malditos planos haces perder mi tiempo, como siempre.
— Están en la sala 11, ve y déjame con Elliot— refunfuño Isabel y salió de la oficina, su padre me hizo una seña para hacerme sentar.
— Dime Elliot ¿Qué intenciones tienes con mi hija?
— ¿Qué? Ninguna señor, yo tengo novia y ella es mi amiga. Solo me ofreció un trabajo porque donde trabajaba tenía una mala paga— me miró y sonrió, sus canas lo hacían verse atractivo, su cabello chino y su porte lo ayudaban a seducir a cualquier mujer. Los dotes de Isabel fueron gracias a su padre.
— Te diré algo Elliot, sé que mi hija no te contrató para hacerme enojar, la verdad la chica que se fue trabaja aquí conmigo pero Isabel siempre maneja todo a su antojo y la dejo porque es un gusto para ella sentir poderosa... Pero es tan raro ver qué te haya contratado, Isabel nunca tuvo asistente, ni secretarias, Isabel no tiene a ninguna trabajador en su empresa. No digo que mienta pero mi hija es fuerte, capaz, organizada y hace las cosas por si sola, yo necesito a miles de personas a mi alrededor para sentirme importante pero ella no necesita a nadie, ha diseñado cosas maravillosas, ordenado cada movimiento y es extraño ver qué después de tantos años, decida tener a un asistente.— entro Isabel e interrumpió nuestra gran plática.
— ¿Te hizo algo?
— Le viole el ojo, vamos Isabel deja de ser exagerada.
— Que chistoso, vamos Elliot tenemos mucho trabajo.— caminé hacia ella.
— Espera Isabel, tienes que visitar al señor Benjamín, quiere otro diseño.
— Quiere verme los pechos otra vez, te dije que mandes a otra, yo ya jugué mucho con él.
— No tengo la culpa de eso, ve y no te quejes.— estábamos a punto de salir cuando su padre detuvo a Isabel.
— Isabel, despídete de mi, vamos un abrazo.— Isabel se quedó pasmada, como si fuera ese su gran temor, caminó muy lento hacia su padre que tenía una sonrisa enorme y los brazos extendidos.
Isabel dudó, pero lo abrazó, se veía indefensa, amaba tanto a su padre pero teme hacerlo.
El momento mágico se derrumbó, entró una mujer alta, delgada y con ropa provocativa, su padre alejó de inmediato a Isabel y la corrió de la oficina, no supe que hacer pero Isabel sí, sólo comenzó a reírse pero una risa combinada con llanto. Su padre rechazó el amor de su hija prefiriendo el de otra mujer.
Caminamos y la agarré de la mano, sonrío y subimos al auto... El silencio fue estremecedor.
Se escuchó una melodía, muy melancólica.
— Puedes subirle más por favor— le dijo al conductor.
— Claro señorita.
— Ven Elliot, quédate cerca de mí, me gusta sentirte cerca, mi brazo derecho... Mi apoyo. Veras ques si trabajas conmigo aprenderás varias cosas y lograrás lo inesperado.
Cerro los ojos y escuchamos la canción juntos...
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Todo O Nada
Teen FictionMi nombre es Elliot Hamilton y he tomado la peor decisión de mi vida, enamorarme de ella Isabel Navarro una chica de carácter, dura consigo misma, secretos ocultos en su mirada, no tenia el mejor cuerpo, tampoco la sonrisa mas bella ni el cabello ma...