12. Una larga noche.

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Agustín

Desearía tener memoria fotográfica para recordar esto siempre. Verla dormir entre las sábanas cubriendo su suave cuerpo. Se ve tan hermosa, tan sensible, tan inocente. Eso hacia que me encantara aún más.

Me levante tratando de no despertarla, se ve tan hermosa. Caminé hacia el baño. Está casa me trae demaciados recuerdos de niño. Abrí el grifo del agua y cayó el agua tibia sobre mi cuerpo.

Cerré los ojos disfrutando el agua recorriendo mi cuerpo. Mi mente se llenó de los recuerdos de anoche. Yo acariciando su delicado cuerpo, su mirada inocente, oír como gemia con fuerza una y otra vez. Dios, me hace perder la cabeza.

Abrí los ojos rápidamente y tenía una gran erección tan solo pensando en ella. Cerre el grifo y coloque una toalla al rededor de mi cintura.

Volví hacia la habitación deseando ver a Carolina cómo hace unos minutos pero ella ya no estaba. Comencé a buscarla como loco, en la habitación de al lado, en la cocina, en el baño de abajo. Fue hasta que escuche un estornudo que provenía afuera de la cabaña.

Estaba sentada en un banco de madera abrazándose a ella misma. Debe tener frío, solo lleva puesta mi camisa.

—¿Qué haces aquí? Te puedes resfriar Carolina. — le dije serio. No puedo evitar ignorar  lo sexy que se veía con mi camisa puesta.

— Es que estaba aburrida y te tardaste mucho en la ducha. — me dice con una voz ronca. — Perdona si tome tu camisa...

— No, no importa. Debes volver adentro, está helando aquí afuera.

— Claro que está helando y tú solo llevás una toalla puesta.

Se levantó del banco. Comenzó a caminar hacia mí y no pude evitar tomarla de la cintura y besarla con desesperación.
Sus labios tan dulces y esponjosos. Me dirán ridículo pero besarla es una adicción. Sus labios tienen algo que me vuelve loco y con ese lunar que tiene aún más.

Al terminar el beso le mordí el labio inferior ligeramente. Sonreí pero ella solo me miró de una manera extraña, no pensé que esa sería su reacción.

— ¿Qué tienes? ¿Pasa algo?— Le acaricié su mejilla lentamente.

— No, nada. Ya es tarde creo que debemos irnos a casa. Ya no quiero estar aquí. — Me miro a los ojos  y actúa demasiado rara.

— Si es lo que quieres, está bien.

— Gracias. — quito mi mano de su cintura y subió hacia la habitación.

Esto comienza a ponerse extraño. Solo espero que ella esté bien.

Carolina

La primera vez siempre dicen que es la peor. Afortunadamente o desgraciadamente no fue mi caso. Lo de anoche es algo que nunca voy a olvidar. Fue con alguien que realmente me gusta de una manera enfermiza. Fue increíble, eso no lo voy a negar, pero la culpa comienza a consumirme. Me acosté con un futuro esposo de mi hermana.

Soy una basura de perona.

Al despertar escuche el agua caer y supuse que Agustín había tomado una ducha. Me levante de la cama y me puse la camisa de Agustín. Diablos, tiene un aroma delicioso.
Necesitaba tomar aire libre, así que salí de la cabaña y me senté en un banco muy hermoso de madera.

¿Soy mala persona ahora? Sé que culpa va a quedar en mi conciencia y ahora debo vivir con ello. Pero realmente me gusto, me gusto hacerlo con él.

Ver a Agustín parado sobre la puerta me sobresalto. Se veía algo molesto hasta que hablamos y su mirada cambio por completo.  Cuando Agustín me tomó de la cintura y me besó me volví a sentir bien, volví a emocionarme con una tonta Diablos! Seguí ese delicioso beso, pero de un segundo a otro comence a tener unas inmensas ganas de llorar.

Te Necesito Bernasconi - AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora