Capítulo IX

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Domo!

Esto va a doler, tiene ya sus pañuelos? sus almohadas?. No?! Corran a buscarlas :v

Ay no! les juro que mientras lo editaba estaba tipo: disculpenme por hacer esto TT.TT, pero así es la historia y no puedo hacer nada para cambiarla...

Lo siento tanto v:

¿Cómo están? Espero que bien. Aquí el noveno capítulo de este fanfic, espero que les guste, porque aquí si que se pondrán complicadas las cosas 

Lean la nota al final, por favor ^^

Inazuma Eleven no me pertenece, es propiedad de Level 5.

Capítulo 9: Promesas y perdones quebrantables.

Gracias a que Dylan había insistido en que él fuese a recoger a Mio, estaba más que nervioso. ¿Por qué tan nervioso? Simplemente, por la pelea que habían tenido el día anterior. Él estaba dispuesto a conversar las cosas y darles las disculpas a Mio, pero no estaba seguro de que ella le perdonara. ¿Pero qué cosas decía? Luego de haberle dicho eso, ni él mismo se habría perdonado. El chico de cabellos plateados se acercó a la puerta y posó una de sus manos en la manilla, pero antes de poder actuar, la puerta se abrió sola, dejando ver a Mio, vestida con el buzo del equipo. Ambos bajaron la mirada, quizás arrepentidos por lo que habían hecho. Luego, se miraron frente a frente, intentando dar una explicación razonable.

-Yo quería hablar contigo...- dijeron los dos al mismo tiempo. Fubuki asintió con la cabeza.- Tú primero. No tú...

-Dios...- dijo Mio llevándose una mano a la frente.- Siempre nos ocurre lo mismo...

-Mio...- dijo Fubuki tras tomar la mano de la chica.- Yo... quería pedirte disculpas. Fui un idiota, jamás debí haberte gritado. Si no me disculpas, lo entenderé...

-Tonto...- dijo la chica tras abrazarlo con fuerza.- No hay nada que perdonar... Yo también me comporté horrible.

-Entonces, ¿no estás molesta conmigo?- preguntó Fubuki algo preocupado. La chica negó con la cabeza para que luego, él, pudiese suspirar aliviado.- Menos mal... Lo último que quisiera, es estar lejos de ti...

-Lo mismo digo.- dijo la chica sonriendo. El peli plata le dio un beso en los labios para luego tomarla de la mano y empezar a caminar hacia la salida del hospital.

Ambos entraron al comedor, donde todos comían tranquilamente, hasta que vieron a Mio y saltaron alegremente de sus asientos para ir a ver a la muchacha. Midorikawa, Tsunami, Tachimukai y Cherryl se tiraron a abrazarla con unas cascaditas en los ojos.

-¡Mio-chan!- exclamaron todos al mismo tiempo.

-Te extrañamos.- dijo Cherryl con unas cascaditas en los ojos.

-Pensábamos que jamás volverías.- dijo Tsunami

-¡Hai!- reanudó Tachimukai.

-Nunca más te vayas...- terminó Midorikawa.

-Vamos, chicos, fueron sólo dos días.- dijo la de pelo negro mientras que intentaba zafarse de los infinitos abrazos de sus amigos. La chica observó cómo Hiroto desayunaba solo en una mesa apartada a la del resto, al igual que Kido. Tendría mucho trabajo, de eso estaba segura.

-Mio-chan, ¿cómo te encuentras?- preguntó Tomoyo acercándose a la muchacha, que estaba usando otra vez dos coletas bajas.

-Mejor que antes, definitivamente.- contestó la muchacha.- Oye, ¿te gustan las coletas?

-¡A-Ah!- la chica se sonrojó.- Bueno... es que estoy más cómoda así.

-Se te ven muy tiernas.- dijo Mio sonriendo. Luego vio a Cherryl.- Tú estás igual que siempre.

Las alas del ángel InazumaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora