Favores

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-¿Me vas a explicar ya que te pasa? Te he puesto el disco de Luis Miguel y ni con esas.

Sonreí vagamente mientras seguía las matrículas de los coches distraída, con las rodillas flexionadas y los pies sobre el salpicadero de aquel Seat León.

El día había empezado raro.

La voz de Mimi consiguió sacarme del profundo sueño en el que estaba y es que la noche había sido demasiado corta. Discutía con Ricky pero no demasiado en serio, y aunque estaba demasiado aturdida y desorientada, entre broma y broma pude llegar a entender que yo era el principal motivo  de la discusión. No me interesaba mucho entrometerme ni escuchar a escondidas así que no le hice mucho caso.

Es increíble ver cómo me cambia el humor por las mañanas cuando en lugar de ser música a todo volumen lo primero que escucho, es su voz. Aunque sea un "Joder Ricky Merino", que lo fue.

No tuve ni cinco minutos de paz porque Aitana ya me atacaba a llamadas desde bien pasadas las once y corriendo para prepararme, hacía malabares para esquivar a Mimi, que estaba tan emocionada con el viaje que me seguía a todas partes preguntandome cosas.

-Te puedes tranquilizar por dios- frené en seco en mitad de la habitación y ella que me perseguía como una niña pequeña, chocó contra mí.

-Vale perdón, tienes razón. Te estoy agobiando seguro y tienes que hacer entrevistas ahora- Subió ambas manos en señal de rendición y claramente aguantando un puchero. Yo estaba igual, o incluso más emocionada que ella con la escapada a Granada, pero el sueño y el tener que pensar en las entrevistas no me permitía manifestarlo.

Apoyé ambas manos sobre sus caderas y me puse un poco de puntillas para darle un beso. Suspiró con el contacto, aliviada al comprobar que no estaba enfadada y que simplemente pedía que se relajase un poco.

-Me fío de tí en todo, tienes vía libre para hacer lo que quieras.

Unos golpes tímidos nos sacaron de la conversación y la  voz de Aitana me reclamaba al otro lado de la puerta.

Un beso en la frente y un "yo me encargo, disfruta" fue lo último que supe de Mimi en lo que restaba de mañana.

Cuando entré en OT y pensaba todo lo que nos esperaba fuera, siempre me imaginaba cómo sería hacer una entrevista de verdad. Si me costaría ser espontánea, si sentiría los mismos nervios que siento cuando ya con el micro en la mano, me enfrento al escenario. Al final siempre llegaba a la conclusión de que pasase lo que pasase, sería genial poder hablar de mi música y de nuestra experiencia. Nada me hacía más ilusión que poder llegar a toda la gente que nos han apoyado durante todo el concurso.

Es por eso que me descolocó tanto que en aquellas primeras entrevistas que nos hicieron, más que hablar de nosotras y de cómo estábamos viviendo todo aquello después del concurso, las preguntas estuviesen relacionadas con nuestra vida sentimental.

"¿Cómo ha sido el reencuentro con vuestras parejas? ¿Cómo llevan este cambio de vida? ¿Aceptan que vosotras seais más famosas que ellos? Ana, sabemos que Jadel también es cantante...¿Algún plan para cantar con él?"

Y tal como me había planteado, me bloqueé en varias ocasiones. Aitana pudo ayudarme con alguna pregunta a pesar de que a ella también le cayeron unas cuantas semejantes.

Mi vida era un cambio continuo en aquellos momentos, como si hubiese salido de una pausa de tres meses y ahora todo se me venía encima. Se me hacía imposible contestar cuando ni siquiera yo sabía algunas respuestas. Y mucho menos me apetecía que se supiese públicamente. No me parecía justo el haber estado en uno de los programas más vistos en televisión, trabajando día tras día para que sólo se nos preguntase por eso.

Serendipia // WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora