Una mirada que lo cambia todo

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Quizá hoy sea el peor día del año. Hace calor y aquí, encerrado, me siento oprimido, así que me dedico a mover los ojos y observar. Miro hacia delante, hacia la izquierda, y miro hacia mi derecha, pero nada llama mi atención, puesto que nada ha cambiado. El aula sigue siendo la misma, solo han cambiado algunas caras de algunos conocidos. El verano se nota. Están bronceados aunque el sol nunca caliente más de treinta grados en este sitio.

La clase empieza, pero hace ya un rato que no escucho al profesor, y eso que hoy mismo, hemos empezado un nuevo trimestre, después de unas largas vacaciones, en las que me he limitado a holgazanear. Muevo mi vista hacia el bosque que se ve a través del ventanal de la clase; el sol entra por la ventana y me calienta. Estoy tan a gusto que creo que ha llegado un momento en el que me he dormido. Pero mi rato de paz lo destroza el maldito profesor, que con cara de enojado me grita:

-¿Qué se supone que está haciendo en mi clase, niño?- y un poco más tranquilo dice- Todo el mundo quiere que las vacaciones duren eternamente, pero, por favor, estate atento... Y no te duermas. Que a mí me cuesta tanto o más que a ti empezar la rutina de nuevo.
Me da pena, por lo que dejo de mirar por la ventana y pongo toda mi atención en lo que dice.

-Como iba diciendo, tenemos que escoger delegado, y leer las normas de comportamiento... Ah, y hoy viene un nuevo alumno, -espera, ¿qué?-...por lo que nos tendremos que presentar como dios manda y ser educados con él...y...es un tanto especial, por lo que por favor, id con cautela con él, que conociendoos del año pasado, podéis llegar a ser muy poco sensibles con los nuevos...- dice. Es verdad, con los nuevos somos demasiado curiosos, ya que nadie de fuera el pueblo suele venir a este instituto. Sino, digale al profe, que vino nuevo el año pasado y le preguntamos tantas cosas el primer día que le dio un dolor de cabeza tan fuerte, que al día siguiente no vino.

Cuando deja el aula, para buscar al sujeto, la gente empieza a murmurar excitada.

-Un nuevo alumno... ¡Por fin otro chico!- dice una chica con la que nunca me he hablado.

-¿Tú crees que viene de lejos? Quizás nos pueda contar cómo es el mundo más allá de esta minúsculo pueblo.- dice la chica que tengo al lado.

Para ser sinceros, yo creo que tienes que estar loco o muy mal económicamente, para mudarte a este pueblo y asistir a un instituto con veinte niños mal contados; por lo que deduzco que el chico nuevo vivía ya por aquí cerca...Hay un pueblo a unos 5 kilómetros, quizás viene de ahí...
Mientras estoy pensando esto, el profesor entra en el aula seguido de un chico más alto que él. Tiene la cabeza gacha, por lo que no le veo el rostro, pero es rubio y tiene un aura de confianza y seguridad abrumadoras.

- Éste es vuestro nuevo compañero de clase, que se ha mudado hace poco. Tratadlo bien...- dice por enésima vez.- Bien chico, preséntate.
El chico alza la vista y veo unos iris marrón como la madera. Mira largamente al profe, como si le quisiese decir algo, pero luego se vuelve hacia nosotros y nos mira, evaluándonos. Durante una milésima de segundo, noto que me observa con más atención que a los otros de la clase, pero dudo, porque luego aparta la vista y me ignora.

- Me llamo Bakugô, Katsuki Bakugô.
Y desde hoy seré su nuevo compañero de clase.- dice rápidamente y seco.

-Muy bien, Bakugô, siéntate al lado de Midoriya, el de pelo verde... Levántese Midoriya.

Me levanto y por primera vez en todo el día veo que, en efecto, hay un hueco vacío delante de mí. El chico nuevo me vuelve a mirar intensamente y se dirige a su nuevo asiento. Me vuelvo a sentar incómodo y aguardo. Cuando la clase se vuelve a tranquilizar, nos presentamos uno por uno y después, proseguimos la clase.

-Bien, pues ahora, según lo que dice mi horario, toca... Ah, si. Escoger... Delegado...- dice asustado.

Es lo normal,; siempre que escogemos delegado hay alguien no conforme y podemos crear grandes debates verbales (a veces llegan a ser físicos ) con alguna palabrota suelta y la liamos parda. Pero esta vez, ante mi sorpresa, la del profe y la de algunos alumnos, es escogido por todo el mundo, como representante, el chico nuevo.

Por primera vez veo algo más que no una cara de aburrimiento e indiferencia en la cara de Bakugou. Veo genuina sorpresa, pero luego vuelve su cara de aburrimiento y dice:

-Si es lo que queréis...- pues está claro,¿no? Hasta yo lo he votado, por probar algo nuevo... Tiene pinta de saber mandar.- Pues seré vuestro representante...- dice como si no tuviese otra opción.

-Si no quieres, no es necesario que seas el representante, alguien te puede sustituir.- digo bajito.

Él se gira, me mira otra vez con esa intensidad. Me va a decir algo pero se muerde la lengua. Se vuelve a girar y me ignora durante toda la clase.

El día pasa con tranquilidad y llega la hora de volver a casa. Salgo lentamente del colegio, no tengo prisa, cuando veo que el chico nuevo está sentado en un banco justo al lado de la puerta. Me acerco a él, porque es el único camino para salir, y me mira a los ojos cuando paso. Mi sangre se congela. Esos ojos no son marrones... Son rojos y me resultan tan familiares que me dejan confuso. Los he visto en algún sitio antes... Él chico me mira aún más curioso y me sonríe. Eso me deja todavía más descolocado. Aún paralizado, Bakugô se levanta y tranquilamente desaparece por la calle principal del pueblo, dirección al bosque. Seguramente vive lejos del centro de la villa.

Cuando recupero la movilidad en las piernas, echo a correr lo más rápido posible hacia mi casa. Ésta, afortunadamente se encuentra en la parte alta del pueblo, dirección contraria a la que cogió Katsuki.

Llego como un vendaval, tan rápido y tan alterado a casa que al cerrar la puerta de mi cuarto, hago una grieta en la pared...Ups. Menos mal que mi madre no está en casa... Cuando vuelva, me castigará cómo es debido.

Cansado me tiro en la cama para calmar mi cuerpo y mente y me duermo al instante, sin quererlo.

Vuelvo a soñar con el bosque, dónde me siento como en casa y luego sueño con el lobo de pelo rubio, y sus ojos, me vuelven a mirar amables pero, oh, ¡dios mío! Me despierto alteradíssimo. ¡Sigo sin creermelo! Pero ya sé dónde he visto los ojos de Bakugou antes!

De momento, es una introducción. Pronto vendrá la acción, no os preocupéis. Lamento si es muy cortito. Pero ya sabéis, los exámenes son mortales...

Sirleypoppy, 🌺

Izuku no todo son cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora