Capitulo 7: Día agridulce.

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Pues como bien os prometí, aquí os dejo el capítulo 7. Antes de comenzar con el capítulo, me gustaría agradecer los 529 leídos y los 45 votos. nunca pensé que a tanta gente le gustaría mi historia.

Ahora sí leed, comentar y vtar este nuevo apítulo de -Siempre ahí. -Junto a ti.

Cualquier cosa que me queráis decir hacerlo por Twitter (@Milusa98).

Besimiaus y espero que os guste.

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Desperté con la canción de “Make my day”, en ocasiones normales hubiese tirado el móvil al suelo y seguidamente me hubiera vuelto a dormir. Pero hoy era un día distinto. Apagué la alarma y me levanté a regañadientes. Tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo para remolonear.

Abrí las ventanas para que entrase al aire y pude ver cómo el cielo se teñía de gris, tenía pinta de que iba a llover.

Me vestí con unos shorts vaqueros, una camiseta básica negra de tirantes y una sudadera negra con la cara de Mickey Mouse. Me recogí mi larga melena rubia en dos trenzas y bajé a desayunar.

-Buenos días –saludé a David y a su madre que estaban desayunando tranquilamente en la cocina-.

-Buenos días –se acercó la madre de David, me dio un beso en la mejilla y salió de la cocina dejándonos a solas-.

-Buenos días pitufa –David repitió el mismo proceso que su madre, solo que él no salió de la cocina-.

Se acercó a la vidriera que estaba encima de la encimera, sacó otra taza y la llenó de leche que luego puso a calentar.

Colocó la taza con su cuchara y plato sobre la mesa de la cocina y me tendió el bote de Cola Cao.

Me puse a rebuscar con la cuchara el mini-cazo, que usábamos para servirnos el Cola Cao, que estaba enterrado en éste. Encontré el mango y comencé a hacer palanca para poder sacarla. Con tan mala pata que al empujar con demasiada fuerza, el contenido del bote salió volando hacia la cabeza de David dejándolo más moreno de lo que ya era.

No pude reprimir una carcajada al ver la cara de sorpresa que se le había quedado. Estaba en shock.

-¡Me cago en ti! –gritó cuando al fin se dio cuenta de la situación-.

-¿Qué son esos gritos? –preguntó la madre de David entrando en la cocina y encontrándonos corriendo a David lleno de Cola Cao detrás de mí, mientras que a mí me faltaba el aire por culpa de la risa-. ¿Qué ha pasado aquí? –preguntó en un intento de que parásemos-.

-Que Cristal me ha tirado el Cola Cao encima –se excusó David-.

-Ha sido sin querer –me defendí-.

-Estaría bueno que también lo hubieses hecho a posta –me recriminó David haciendo que nos enfrascásemos en una discusión-.

-¡Parad! –gritó Matilde para que nos callásemos-. Dejad de pelear y recoger todo esto –nos ordenó una vez nos hubimos callado y salió de la cocina-.

-¿Me perdonas? –le miré con cara de cachorrito-.

-No –se hizo el indignado cruzándose de brazos-.

-Por fa –le insistí-. Venga, si lo estás deseando –no respondía, simplemente se limitaba a negar con la cabeza-.

No insistí mas, me crucé de brazos, hinché los mofletes y le puse ojitos. Esperé a que mi postura hiciese mella en él, pero no lo conseguía. Después de un rato de silencio, David no lo pudo aguantar más y se acercó a mí para abrazarme. Cuando me di cuenta de sus propósitos salí corriendo y me encerré en el baño.

-Siempre ahí. -Junto a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora