Capitulo 17: Una tarde con Auryn.

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último capítulo de la minimaratón. quedaros con esta frase: Todo lo ueno tiene un fin. Ya sabréis por qué lo digo.

Besimiaus @Milusa98

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Me desperté destapada, miré hacia el lado de Cris y vi que estaba hecha un ovillo entre todas las mantas.

Tenía ganas de despertarla, pero pensándolo mejor la dejaría dormir. Total, si no la despertaba yo lo haría el despertador.

Bajé a la cocina y me puse a desayunar sola, en silencio (Ángela estaba de vacaciones). Silencio que se vio interrumpido por la canción “I don’t think so” proveniente del despertador.

-Apaga eso –gritó Cris desde la cama y yo comencé a reír-.

Instantes más tarde, la música dejó de sonar y una molesta y somnolienta Cristina apareció en la cocina.

-Buenos días –saludé bebiendo de mi taza con Cola Cao-.

-Buenos días –dijo reprimiendo un bostezo-.

En ese momento llamaron al timbre haciendo que interrumpiera mi desayuno. Qué raro, yo no esperaba a nadie a estas horas.

-¿Esperas a alguien? –le pregunté a Cris, a lo que ella negó con la cabeza-.

Me dirigí a la entrada y miré por la mirilla para ver quién había llamado. No había nadie en la calle, sin embargo había un sobre blanco encima del felpudo. Abrí la puerta y me agaché a por el sobre, el cual sólo tenía escrito mi nombre.

-¿Quién era? –preguntó Cris cuando cerré la puerta-.

-Nadie, sería algún niño haciendo el gracioso –dije mientras guardaba el sobre con mi nombre en el mueble de la entrada para más tarde leerlo-.

Una vez Cris se hubo ido, llamé a David para contarle lo del anónimo.

-Y ¿qué dice? –preguntó David al otro lado de la línea-.

-No lo sé, no lo he abierto.

-¿Y a qué esperas para abrirlo? –me apremió David-.

-A que estés conmigo.

Colgó sin despedirse y unos minutos después llamaron al timbre. Abrí la puerta y vi al pastelito tras ella.

-Aquí estoy, vamos a abrir la carta –me dijo a modo de saludo-.

Me dirigí al mueble en el que la había guardado y la saqué. Se la di directamente a David, que cuando la leyó casi se le salen los ojos de las orbitas.

-¿Qué dice? –pregunté al ver su expresión-.

David no dijo nada, simplemente me devolvió el papel para que lo leyese. Decía que quería verme en un parque del que no sabía de su existencia hasta ahora, ponía que tenía que ir sola, que si iba acompañada las consecuencias las pagaría David; lo mismo ocurriría si no ocurría. Al final del todo decía que más adelante me llegaría otro “documento” (sí, usó la palabra documento) con la fecha y hora.

-Este tío quién se cree que es, ¿un banquero? –sí, sé que era un hombre porque sé que el autor era Diego.

Estuvimos discutiendo el hecho de si debería ir o no, y… bueno también nos reímos un poco de su forma al expresarse.

Me disculpé y subí a mi cuarto a cambiarme y ordenar un poco la leonera que tenía por habitación mientras David llamaba a la resta de Auryn.

Estábamos los seis tirados por los sillones del saló cuando se me ocurrió que este sería un buen momento para que Amber conociera a sus ídolos.

-¿Tenéis que hacer algo esta tarde? –pregunté sentándome como la gente normal en el sillón después de haberme dado un cabezazo contra el suelo (tenía los pies apoyados en el respaldo y la cabeza colgando hacia el suelo)-.

-No, ¿por? –curioseó Álvaro-.

-¿Os gustaría conocer a una fan? –los cinco asintieron un poco asustados de lo que se me había ocurrido-.

Sin decir nada, salí del pasillo y llamé a Kike.

-Hola –me saludó efusivamente desde el otro lado del teléfono-.

-Hola, ¿tienes algo que hacer hoy?

-No, ¿por?

-¿Y tu hermana?

-Tampoco, ¿qué está liando? –dijo desconfiado-.

-¿Podéis venir después de comer a mi casa? –le pedí con ojitos hasta que me di cuenta de que no me podía ver-.

-Claro, ¿para qué?

-Sorpresa –canturreé-.

-De acuerdo, dentro de una hora estamos allí.

-Te quiero, hasta luego –y sin darle tiempo a despedirse, colgué-. ¿Queréis una pizza? –pregunté asomando la cabeza por el salón-.

-Sí –se escuchó un grito conjunto-.

Después de zamparnos dos pizzas familiares, recogimos todo y preparamos un poco el salón para que estuviera presentable.

Volvimos a estar los seis como antes, tirados de cualquier forma por los sillones, cuando llamaron al timbre.

-Carlos abre tú –le pedí a sabiendas que eran Kike y Amber-.

Después de quejarse un rato, Carlos abrió la puerta. Lo único que se escuchó fue un “Hola” por parte del rubio y un intento fallido de grito por parte de la niña.

-¿Qué le has hecho a la niña? –dije apareciendo en la entrada-.

-Nada –se quejo Carlos-.

-Hola –saludé-. Qué Amber, ¿no le vas a dar un abrazo a Carlos? –le pregunté a la niña que enseguida reaccionó y se tiró a los brazos del rubio-.

-¿Y tú no me vas a dar un abrazo a mí? –me preguntó Kike poniendo un puchero-.

Me tiré a los brazos de mi novio y le planté un beso. Estuvimos abrazados hasta que Carlos interrumpió.

-La vas a desgastar –dijo el rubio por lo que se llevó una mirada asesina de i parte-.

Estuvimos los ocho juntos toda la tarde, David me insistía en que le contara a Kike lo de Diego, pero yo me negaba a hacerlo ya que no quería a más gente involucrada en el tema.

Se fueron pronto ya que mañana tenía que ir al instituto. Kike me dijo que me recogería a la salida.

-Siempre ahí. -Junto a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora