Capítulo 4|Mentiras peligrosas.

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Zac soltó un suspiro apenas nos detuvimos en los terrenos del instituto, su mirada era de pena mientras observaba mi cabello aún húmedo

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Zac soltó un suspiro apenas nos detuvimos en los terrenos del instituto, su mirada era de pena mientras observaba mi cabello aún húmedo.

-¿Estas segura que quieres caminar desde aquí?-me pregunto mientras bajaba del auto.-Ya es tarde y Mason Hall aún esta lejos.

El nudo en mi garganta no me permitía hablar y esa era una de las razones por las que sólo asentí y baje del auto y comencé a caminar.
El ruido de la puerta de un auto no me inmuto y segui caminando, aún cuando sabia que Zac había sido el responsable del ruido.

Su mano enredándose al rededor de mi brazo me hizo mirarlo. Las lágrimas se encontraban agrupadas en las esquinas de mis ojos, dispuestas a escapar sin permiso.

Intenté ahogar un sollozo pero este salio de mis labios a voluntad. Zac me atrajo a su pecho y seguidamente le di rienda suelta a mi llanto.

Me sentía molesta, me sentía usada y como una completa estúpida. Por fin lo había comprendido las mentiras son peligrosas, son el tipo de arma que lastima a más de uno como una granada que al explotar destruye todo a su paso.

Ahora tenia una enemiga más, sabia que Malorie no lo olvidaria, yo en su lugar nunca lo haría.

-Ya es tarde.-murmure con la voz rota.-debes volver por Kendall o se molestará.-lo escuche gruñir de frustración y lo entendia pues era estúpido que aún me preocupara por él.

-Te hizo llorar Annie.-me regaño.-En este momento, me vale un comino si se lo comen los gatos.-las palabras de Zac me hicieron reir un poco, pero me hicieron sentir aún más estúpida. Tenia un chico tan lindo como él interesado en mi y yo sólo sabia sufrir por una imitación de un playboy de porquería.
Pero asi eran las cosas, no puedes obligar a tu corazón a sentir algo que no quiere, asi como el no puede obligarte a olvidar a una persona por más daño que te haya hecho.

-Enserio vuelve por él.-le pedi.-Yo necesito caminar y pensar un poco, te juro que en cuanto este en mi dormitorio te llamaré.-le dije sin separarme y mirándolo a los ojos.

Su mirada seria ser suavizó y asintió mientras se separaba de mi, limpio mis lagrimas y beso mi frente después volvió a al auto y se puso en marcha por Kendall.

El campus estaba solitario a excepción de algunas lámparas y algunos grillos que ambientaban el lugar. La hierba estaba húmeda y lo supe de primera mano cuando me quite mis zapatos bajos pues lo pegajoso era algo bastante incomodo.

Tenia mucho que pensar, entre ellas lo que había obtenido un par de noches antes cuando había asistido a la dichosa cita de media noche.

Flash Back.
Era algo tarde cuando por fin había optado por investigar que pasaría en el salón 302. Si era sincera más de una vez estuve tentada a llamar a Kendall y contarle la situación.
Pero finalmente había decido que yo podría arreglarmelas sola.

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