Miro atravez de la ventana por quinta vez, Anneliese a traído a su amiga a vivir con ella en MasonHall hace una semana y desde entonces el nerd de Elliot Wallace no a dejado de visitarla.
—Si las miradas matarán ese chico estaría tres metros bajo tierra.—la voz de Zac entrando en la habitación me saca de mis pensamientos.
Su mirada se fija en cada uno de mis movimientos, mientras no puedo evitar sentirme cada vez más molestó.—¿No sé de qué hablas?—digo haciéndome el desentendido.—solo quería ver un poco el paisaje y justo a llegado Wallace.—digo encogiendome de hombros mientras termino de arreglar mi uniforme escolar.
—¿Anoche dormiste tarde cierto?—me cuestiona al ver las envolturas de chocolate y bebidas por toda la habitación.
Guardo rápidamente los libros necesarios en mi mochila y la llevo a mi hombro.
—Tenia tarea de matemáticas que terminar.—le comento.—ademas ahora que Annelise ya no hará mis tareas decidí adelantar dos ensayos pendientes.
Zac asiente en comprensión y me acompaña hasta el ascensor del edificio.
—Entonces lo de respetar su contrato va enserio.—dice mientras las puertas del ascensor se cierran.
Aprieto el botón del último piso con más fuerza de la que quisiera pero igual lo acepto sin voltear a verlo.
—Las cosas nunca han sido más serías en lo referente a Annie.—le comento mientras llegamos al vestíbulo.
Annie se encuentra con Kelsey y Elliot
Parece alegre y en cuanto Wallace cuenta algo más una carcajada escapa de los labios de Annie.
Apenas llegó a su encuentro los tres hacen su respectiva reverencia de saludo y siento la furia dentro de mi pues ella no debería estar haciéndolo.—Su café su majestad.—dice con completa tranquilidad entregandome un café que por lo que ví por la ventana a traído Wallace.
—Nosotros debemos irnos.—dice Elliot excusándose.—te veremos en el almuerzo Annie.—seguido de esto se despide de mí y de Zac y sale del edificio siendo seguido por Kelsey.
Annie sonríe y me hace entrega de una hoja.
—Ese es mi horario de trabajo marcado en rojo.—me explica mientras revisó la hoja, no tardó mucho en notar que su número celular está tachado y hay una nota que indica que está prohibido llamarla a ese número.
—¿Por qué no puedo llamarte?—le cuestionó apunto de perder la paciencia.—Eres mi asistente personal, se supone que te llamé cuando te necesito.
Annie asiente y posteriormente saca un móvil pequeño de su bolso.
—En el contrato estipula que no puede llamarme a mi número personal.—me explica.—por lo que debajo está el número al que puede llamarme siempre y cuando sea durante mi horario laboral.—me dice señalando un número en la parte baja de la hoja.
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Príncipe Sádico
Ficção AdolescenteKendall Mason es el heredero del imperio millonario más grande de todo el país, tiene fama y poder, ya que también es el futuro heredero al reino de Romanova. Sin contar el hecho de ser el chico más intimidante y popular de todo el colegio, es tanta...