Capitulo 13| caballero andante.

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Crecer en un palacio no es tan fácil cómo parece, nada es como en los cuentos de hadas

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Crecer en un palacio no es tan fácil cómo parece, nada es como en los cuentos de hadas. Aquí no hay un hada madrina dispuesta a cumplir los deseos de la triste princesa. Ni siquiera el apuesto principe puede llegar a ser tan amable como el de aquellos relatos.

Ser parte de una familia noble implica mucho más que solo el lujo.

Hay protocolos que seguir, modales que deben ser aprendidos y asimilados, siempre siendo supervisados por alguien más.
Siempre siguiendo los designios y planes de los mayores.

Y es por eso mismo que no había otra persona que entendiera mejor al principe.

Yo Sarah Hastings, la chica atrapada en la torre, tan alta que por mucho tiempo creí que la única forma de ser libre era saltar a la muerte.

Ahora pienso que hay otra oportunidad, Romanova me dió otra vida, alas para ser libre y feliz fuera de aquella torre.

El precio de mi libertad ya fue impuesto ante mi desde el momento en que entre a Romanova. Pero no me encuentro segura de desearlo.

Desde el día en que Kendall Mason entró a mi vida no a sido más que un amigo con el que puedo llevarme bien.

Me entiende de maneras que muy pocas personas lo han hecho, entre ellas Annelisse Ward.

Annie es la amiga que siempre quise pero que tal vez nunca hubiera tenido de no ser por estás circunstancias.

Y eso dificulta más el obtener mi llave de salida.
No quiero herir a nadie, pero va a terminar ocurriendo. Se que mi llegada al colegio no es más que una bomba de tiempo.
Y sin embargo no puedo evitar sentirme miserable por lo que me corresponde hacer.
Pienso en ello mientras el ascensor me anuncia que he llegado al último piso de Mason Hall.
De manera calmada busco al chico que portará la corona de Romanova en unos años.

—Deberías ducharte.—le digo desde la entrada del living.

El principe se encuentra tirado en el sofa, usa una bata llena de pintura y tiene el rostro con pequeñas manchas de distintos colores, tiene el brazo detrás de la cabeza y los ojos cerrados.

—¿Cómo has entrado aquí?—me pregunta.

Nunca pensé que terminaría visitando al principe en un día como hoy.
No cuando hace poco estuve intentando convencer a Annie de hacer una fiesta por su cumpleaños.

—Tengo una llave del ascensor.—le digo con obviedad mostrando mi tarjeta de acceso.—¿Ahora puedes irte a duchar? Hay una fiesta a la que debes asistir.

Se que suena raro pero en poco tiempo conseguí que el me aceptará en su vida, no soy solo una de sus invitadas.
Desde aquella cena he avanzado mucho en esta relación, quisiera decir que fue pura suerte pero estaría mintiendo.

Los créditos son de la persona que me trajo hasta aquí, quien me mostró la forma de acercarme al principe.

Definitivamente la reina no dudo ni un segundo en contarme la forma de acercarme a su nieto.
Aquella que según sus propias palabras.
Fue la sucia artimaña que Annelisse y su familia usaron para escalar de posición.

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