Guilty heart. →harry styles [mature]

Capitulo 7.

Tuve que estar seguro del envió que mande en la tarde a María; y efectivamente había llegado el ramo de flores. Con su llamada de agradecimiento de ella me lo había confirmado. Me dijo que no tenía por qué hacer eso, y bueno, que había acertado con las flores.

 Los mismos gustos de Erín eran similares al de su hermana.

Zayn se presentó en la puerta de mi oficina incentivándome a salir por ahí. Pero su ‘por ahí’ era un bar. No acostumbraba a salir por las noches y menos a ponerme a tomar como de si mi vida fuera una mierda o tuviera problemas. Pero en este caso si los tenia, y muy serios.

Todo el estrés de la semana me llevó a aceptar dudosamente. Louis se nos unía a la celebración de mi supuesta ‘salida de cueva’. No podía creer que tan metido estuve en mis asuntos que Louis ya era parte de la empresa de mi padre, que ahora en el caso era mía. Zayn de por sí, ya era miembro de la unidad de Styles Corporation.

Estaba decidido que llegaría temprano y no me emborracharía, pero mírame ahora. Aquí me encontraba sentado hablando con un par de idiotas como amigos, que ya se veía que la intoxicación se emaganaba por sus venas y cuerpo. Solo llevaba cinco pequeños shots y aún estaba consiente de cada cosa que decía.

Por un tiempo me sentía libre, como si de mis hombros me hubieran quitado un gran saco de papas que aún no me daba cuenta que llevaba. Las cosas que llevaba por años sintiendo, se fueron esfumando con cada pequeño vaso que tomaba.

—Y cómo te decía, este idiota de aquí—con su dedo anular apunto hacia mí— ni enterado que estaba incluido en la empresa. ¿Puedes tu creerlo?—mire a Zayn quien solo se limitó a sonreír.

—Lo creo, Tomlinson. Ese tío está en su mundo. —Baje del taburete y me gire hacia ellos.

—Hey, hey. Basta de hablar de mí. Ahora si me permiten me iré al baño. —no espere algún asentimiento suyos y me concentre a no tropezarme en el pequeño transcurso a los sanitarios.  

Mi rostro parecía estar mucho más pálido de lo normal, los ojos los tenía de un rojo mucho más intenso con cada parpadeo que daba. Definitivamente el alcohol ya estaba en mí. Claro y donde quedo él no me emborrachare, Harry. Mi subconsciente tenía cierta razón.

Mi palabra no valía nada.

Refresqué mi rostro con las pequeñas gotas de agua. Tenía que llegar a casa y descansar. No podía dejarme derrumbar. Tenía que ser fuerte y salir de aquí. Ni siquiera sabía exactamente porque había aceptado a salir a un bar. Una parte de mi quería seguir aquí y embriagarme hasta perder conocimiento de mi nombre, pero eso no podía ocurrir.

En el pequeño bar solo había algunas que otras personas tomando alegremente, todo lo opuesto a mí. Me acerque y me dispuse a sacar mi billetera para pagar lo que había tomado hasta ahora. Louis me miro confuso y luego al darse cuenta de lo que hacía, se apresuró a darme un palmazo en el dorso de mi mano.

— ¿Qué mierda te ocurre? —No estaba con alguna pisca de humor. Todo había cambiado rotundamente.