capítulo 22.

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- Ahí está su tarjeta, gracias.

Aún estaba sin habla, y mi vista no dejaba de mirarlo. Él parecía normal, como si realmente no hubiera pasado nada entre él y yo. Y no sabia exactamente con qué cara me sonreía.

Él aún plantado delante de mí, sin siquiera salirnos de la fila de compras.

Parecía real, pero a la vez fantasioso. No lo quería cerca de mí, aún no. La respiración comenzaba a dificultarme a tal grado que pensé que muchos espectadores serían testigos de ello. Él también parecía descompuesto, e imaginé que yo me encontraba aún peor.

No podía creer como tan solo yo había creído conocer al hombre que tenía delante de mí, como pensé que tan ilusa había sido al dejarme encantar con su bella sonrisa, o aquellos pares de ojos tan sencillos, humildes y llenos de alegría. Creía que había encontrado la felicidad con él. Creía que todo sería mejor después de habernos casado, pero no fue así. Me alejé de mi madre más que nada por él, dejé que me manipulara. Y ahora todo tenía sentido. Aún no lograba saber mucho del hombre que compartí más de cinco años casada con él. Pero dicen que nunca se llega realmente a conocer a las personas, y estaba más que de acuerdo con ello. El hombre que tenía enfrente, me hizo feliz por un pequeño lapsus, pero no el tiempo suficiente que pensé, y quise.

Sacudí mi cabeza, saliendo del duro trance, y desconectado la mirada con él. No giré cuando su mano tomó mi brazo, solo me solté, y fui directo donde mi hija estaba.

Si él pensaba que todo iba a estar bien entre nosotros; se equivocaba, y mucho.

Mackenzie tenía la vista perdida en el ventanal que daba pase al parque, a poca distancia de donde nos encontrábamos. Sin siquiera notarnos a mi y a su padre.

De nuevo su mano capturó mi brazo, y esta vez no dejé que su mano se retirara.

Me giré, y lo enfrenté. - ¿Qué haces aquí? - le inquirí. Él me seguía haciendo daño sin darse cuenta de ello, y me alegraba que no lo notara.

- Te...- dudó,- Extraño a mi hija, Erín- Él tenía el semblante y la armadura baja. Sus ojos estaban relativamente opacos, sin una pizca de ánimo.

- No me importa si la extrañas realmente. Pero, ¿realmente tienes el descaro de darme la cara? - tarde, muy tarde me percate que estábamos llamando la atención de todos los consumidores de la pequeña heladería. - Andate por donde entraste, Harry.

Mi voz me traicionó, y juré que me desvanecería en aquél momento. ¿Porque la vida tenía que ser aún más injusta, ya no le sobraba con dejarme destrozada siquiera; sin ánimos de nada?

- Éste no es el lugar indicado para conversar, Erin- no me percaté que el tono de su voz había bajado tres tonos de lo normal. - Necesito hablar contigo, necesito que las cosas queden bien entre nosotros. Dame eso aunque sea.

Iba intentar dejarlo como el estúpido chico que intenta conquistar a la chica en un lugar no apropiado, ridiculizandolo. Se merecía eso y más, pero me opté por no decirle aquello. Aún no era tiempo para ello, y cuando llegara seria aun peor. Todo se pagaba en ésta vida, y esperaba la mía con sosiego. Tendría algo más que venganza con ello.

No pude responderle, ni siquiera me di cuenta que Macky ya se encontraba mirándonos. Se acercó rápidamente donde su padre, quien la abrazó y la cargo. - ¡Papi!

Mackenzie escondió el rostro en el cuello de él, estrujándo sus brazos en el cuello de él.

No quería ser la mala de la película quién rompe el amor que se tenían los protagonistas. No delante de mi hija. Ella era lo único bueno que había hecho Harry, y esperaba que él lo supiera. No sabía si verdaderamente tenía que darle esa oportunidad que Harry exigía. Pero si realmente yo estaba bien con eso, ¿porque sentía que todo cambiaría?, ¿Porque sentía que todo terminaría ahí, dejándome aún más destrozada de lo que ya me sentía?

Guilty heart. →harry styles [mature]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora