Tras terminar las infernales pruebas en el laberinto, Thomas y los demás chicos pueden por fin vivir una vida normal libre de peligros. Sin embargo el recorrido que tuvieron que hacer para llegar hasta ese punto ha dejado grandes heridas en sus cora...
El camino hasta la Ciudad había sido tedioso pero por fin lo habíamos logrado. Nuestras motos seguían en el mismo sitio, cubiertas por las telas y algunas capas de arena. No nos costó demasiado encenderlas; lo malo vino después. Estábamos por irnos cuando un alarido provocó que miráramos alrededor confundidos. Los motores de las motos rugían resonando en todos lados y mandando señales claras de nuestra posición a los cranks.
—Shuck, tenemos que irnos ya.— Dijo Minho subiendo a su moto y configurando el acelerador.
—Vamos.— Apremié tendiéndole un casco a Newt. Me coloqué el mío propio y subí a la moto dejando un espacio libre en la parte trasera para que él se sentara también. No fueron más de cinco segundos los que tardó en sentarse y sujetarse a mi cintura pero el lugar se estaba convirtiendo en una especie de evento para cranks. Toda la plaza se había llenado en cuestión de segundos de esas horribles criaturas sedientas de sangre. Giré el manillar acelerando para salir de allí a toda velocidad. Iban a alcanzarnos. Minho iba delante de nosotros levantando una nube de polvo que me nublaba ligeramente la vista. Podía escuchar los alaridos de esas espantosas criaturas acercándose a nosotros para tratar de convertirnos en su merienda.
—¡Sujétate!— Grité acelerando aún más. No podía pensar con claridad, solo quería alejarme de aquel lugar y llegar a casa a salvo. Salvarle. Noté que sus brazos me rodeaban apretándome con más fuerza. Quería sujetarle de alguna forma, temía que fuese a desaparecer de nuevo y que todo quedara como otro de mis sueños. Enfoqué la vista en el camino. Minho había desaparecido. Íbamos a la deriva a gran velocidad. Sabía que la orilla no estaba lejos pero no podía arriesgarme a llevar allí toda aquella horda. Giré el manillar adentrándome en las afueras de la ciudad. Los pocos edificios que quedaban serían perfectos para despistarlos a todos. Noté que Newt me sujetaba cada vez con más fuerza. También temía perderme. No permitiría aquello, no de nuevo. Aceleré y comencé a conducir por entre los edificios en zigzag dejando atrás a varios cranks. Quedaban aproximadamente diez cuando atravesamos la avenida principal. Aproveché para acelerar llegando al límite. El viento arrasaba con fuerza haciendo nuestro camino algo más tedioso pero finalmente conseguimos dejarlos atrás. ¿Y Minho? Salí a toda velocidad de la ciudad acelerando por aquel camino lleno de plantas y arbustos muertos. De no haber traído otro tanque de gasolina, probablemente ahora estaríamos atrapados en la ciudad con más de cincuenta cranks a nuestro alrededor.
...
Pasamos media hora atravesando el campo; un paisaje salvaje y completamente abandonado hasta que el océano se hizo presente en el horizonte. Newt había apoyado la cabeza sobre mi espalda y su agarre se había vuelto más sereno, aún firme pero más tranquilo. Se sentía bien saber que todo había pasado. Estábamos a salvo. Me preocupaba no tener noticias de Minho y solo esperaba que estuviese bien. Bajamos a toda velocidad hacia la costa, encontrando nuestro barco en el mismo sitio donde lo habíamos dejado hacía tan solo tres noches. Frené y esperé a que Newt bajara para después hacer lo mismo. Me retiré el casco y lo posé sobre la moto para después arreglarme un poco el pelo. Seguía sudando pero el viento ayudaba a calmar el calor y la adrenalina que habíamos sentido. Vi que Newt depositaba el casco al lado del mío y se quedaba pensativo. ¿Algo andaba mal?
Él suspiró y se acercó quedando delante de mí. Seguía siendo ligeramente más alto que yo pero mucho más delgado, probablemente debido a lo que había pasado. Mis pensamientos fueron completamente interrumpidos cuando sentí sus labios posarse sobre los míos. No me había dado cuenta de lo que ocurría hasta que sentí sus manos posarse tímidamente sobre mis hombros. Quise corresponderle. De verdad quería. No me había dado cuenta de que era todo lo que deseaba hasta que lo tuve delante. Quería rodearle con los brazos y llevarle a las estrellas, quería hacerle olvidar todo por lo que había pasado y hacerle sonreír de nuevo. Quería cuidarle. Pero por alguna razón mi cuerpo no quería reaccionar. Me quedé estático, incapaz de moverme o de reaccionar, gritando por dentro, queriendo hacer algo. Pero simplemente no. Nada pasó. Noté que sus manos se apartaban al mismo tiempo que daba un paso hacia atrás. Abrí los ojos encontrando su rostro; estaba de un color que jamás había visto en él pero que le favorecía demasiado para ser legal.
—Hm... Yo, lo siento mucho.— Comenzó a decir completamente sonrojado y pasándose una mano por el pelo.
Quise decirle que estaba bien pero un sonido nos hizo darnos la vuelta. Minho estaba apoyado en la barandilla del barco mirándonos con una ceja levantada. —¿Vais a venir o vais a seguir eso ahí?— Preguntó bajando para subir la moto a bordo.
Me pasé una mano por el pelo algo incómodo; no por el beso sino porque Minho lo había visto. Eso sería difícil de explicar y conociéndole no tardaría en contárselo a todos. —Ya vamos.— Dije volviendo la vista hacia Newt.
Noté que se mordía los labios delatando su nerviosismo. Incluso eso se me hizo tierno. Quería rodearle con los brazos y protegerle de todo el mal. Él merecía el mundo y el mundo no merecía tenerle.
Minho terminó de guardar las motos, sujetándolas para evitar perderlas por el camino y volvió a subir al barco. Esperé que Newt subiera para después subir yo también y cerrar la puerta lateral de la barandilla.
...
Newt evitó cualquier tipo de contacto conmigo. Pasamos ocho horas surcando el océano. Yo me dediqué a ordenar la comida y a disfrutar del paisaje. Necesitaba pensar bien en cuales iban a ser mis palabras la próxima vez que habláramos. Era importante ser cuánto más directo al respecto pues no quería hacerle daño. Minho se pasó todo el camino contándole a Newt sobre el Paraíso, sobre los proyectos de construcción, sobre el huerto y sobre lo felices que estarían todos al verle. La próxima vez que hablara con él todo sería diferente.
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