—Lo siento...— Sentía un dolor insoportable en el estómago. Podía oír los sollozos de Teresa a mi lado. Recosté mi cabeza en su pecho y cerré los ojos intentando resistir. —Lo he intentado...— Continuó ella. Sabía que estaba arrepentida y ahora que todo estaba a punto de terminar era el momento de perdonarla. —Lo sé...— Dije tosiendo. El humo y el fuego rodeaban la ciudad y el edificio en el que nos encontrábamos. Era casi imposible respirar pero sabía que nuestros amigos volverían a buscarnos. Abrí los ojos para mirar a Teresa encontrando su rostro lleno de lágrimas. El dolor y el sufrimiento se reflejaban en su rostro y se hacían más evidentes con cada sollozo. Nos miramos durante unos segundos antes de juntar nuestros labios en el beso que debimos darnos mucho tiempo antes. Finalmente escuchamos el ruido del Berg que venía a buscarnos. Pude vislumbrar las luces del avión y los gritos desesperados de nuestros amigos. Con mucho esfuerzo conseguimos llegar hasta el borde de la azotea y Teresa me ayudó a saltar. Esperaba que ella también lo hiciera pero no fue así. Nos miró arrepentida hasta que el edificio cedió bajo sus pies dando fin a su recorrido.
Abrí los ojos. No era la primera vez que soñaba aquello pero eso no le quitaba intensidad. Dolía. Suspiré cansado y cerré los ojos tratando de volver a dormir.
Finalmente tras horas dando vueltas en la cama decidí levantarme. No tenía caso seguir ahí cuando podría estar haciendo cosas útiles. Repetí el mismo proceso que cada mañana y me dispuse a ir a desayunar.
—Oye Thomas.
Me giré para ver a quién pertenecía aquella voz encontrándome a Sonya. —Hola.— Saludé con una sonrisa. —¿Todo bien?
—Sip, no te preocupes. Voy de camino a la escuela, me toca enseñarles a los más peques la carpa. ¿Te apetece venir a pasar el día con nosotros o tienes cosas que hacer?— Dijo ella jugando con su pelo.
Barajé las posibilidades que habían de encontrarme con algo que me recordara mis sueños en un espacio lleno de niños y adolescentes pero finalmente opté por ir con ellos. —Claro, me encantaría.— Dije sonriendo.
—Genial, a los niños les va a encantar. Te admiran mucho, ¿sabes?
Continuamos charlando un rato hasta llegar a la cabaña con la inscripción escuela. Podía oír los gritos de los niños desde el exterior. Me esperaba un día largo. Sonya abrió la puerta y entró dejándola abierta de forma que pudiese seguirla. El silencio se hizo de pronto y todas las miradas se posaron sobre mí. Levanté la mano para saludar pero fui interrumpido por la voz de Aris.
—Hola Thomas, al final has venido. Nos alegramos mucho de visitar la carpa con un guía.— Comentó acercándose a Sonya y a mí.
¿Guía? ¿Yo? Sonreí entendiendo todo al instante. Todo el mundo necesitaba mi ayuda para hacer algo, me alegraba de ser útil pero a veces preferiría hacer algo por mi propia cuenta, tal vez dedicar mi tiempo a una persona especial, salir a pasear y hacer cosas de adolescentes. Sé que esa es una vida que no me tocará vivir pero a veces me imagino como sería si pudiese experimentarla, al menos durante un día. —Claro, me encantaría ser vuestro guía.—
Los niños seguían mirándome con los ojos muy abiertos. Entonces era cierto que me admiraban. Sonreí divertido. Debía pensar en qué decir pues no quería decepcionarlos.
—Vamos entonces, haced una fila y seguidnos en orden.— Dijo Sonya sacándome de mi mundo de pensamientos e imaginaciones.
Sacudí la cabeza intentando volver a la realidad y esperé que todos salieran para después seguirles. Caminamos por el pueblo hasta la nueva carpa que habíamos construido con Vince hacía tan solo seis días. La idea era que fuese utilizada para proyectar películas y para dar charlas y conciertos. Era una especie de cúpula de tela blanca que no permitía el acceso del sol y mantenía el lugar frío y oscuro. La parte más complicada había sido instalar la pantalla y el proyector y sobre todo haber conseguido configurarlo para que proyectara en 2D e incluso en 3D. Los niños miraban alrededor fascinados y aún no habían visto lo mejor. —Podéis sentaros donde queráis, yo iré a preparar todo.— Dije dirigiéndome a la sala de proyecciones. Cerré la puerta y encendí el monitor. Vince había guardado una grabación del cielo estrellado de una de las primeras noches que pasamos en la isla. Era perfecto. Encendí el proyector y seleccioné el vídeo provocando que se proyectara en el techo de la cúpula. Salí de la habitación y me senté junto a Sonya y Aris para disfrutar del espectáculo. Los niños soltaban pequeños suspiros y susurraban cosas fascinados. Imaginaba que jamás habían visto algo parecido pues sus vidas se habían basado en experimentos y pruebas infernales, al igual que las nuestras. La única diferencia es que nosotros éramos bastante más mayores que ellos y podíamos aguantar muchas más atrocidades. Me dediqué a admirar la forma en que brillaban las estrellas y la luna en el firmamento. Desearía compartir esa imagen con Newt. Era la única persona que me venía a la cabeza al pensar en pasar tiempo con alguien. Siempre creí que sería Teresa pero para mi sorpresa no fue así. Desearía poder nadar con él, enseñarle el invernadero y caminar juntos por la playa, observar el cielo por la noche y hacer carreras de motos junto a Minho y Gally. Suspiré. Soñar es gratis. Podía permitirme imaginar que seguía ahí a mi lado y que sonreía feliz. Su muerte fue dolorosa y me desgarró el alma. Sus lágrimas y sus desesperados intentos por mantenerse despierto, por luchar contra la Llamarada. Apreté los labios. Debía divertirme, dejar de pensar en ese momento.
Observamos la proyección durante casi una hora, admirando los planetas y las estrellas. Hasta puedo decir que logré relajarme. Dejé de pensar en el pasado e incluso logré sonreír de verdad, de forma sincera.
—Me alegra que os haya gustado la proyección, podéis volver siempre que queráis.— Dije sonriendo para después despedirme de ellos y caminar de vuelta a mi cabaña. Esa noche dormiría bien.
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You Are My Gravity | Newtmas
FanfictionTras terminar las infernales pruebas en el laberinto, Thomas y los demás chicos pueden por fin vivir una vida normal libre de peligros. Sin embargo el recorrido que tuvieron que hacer para llegar hasta ese punto ha dejado grandes heridas en sus cora...