CAPITULO 1

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Los tacones resonaban por el duro y frio asfalto de aquella calle abandonada. Darynka se inclino levemente para estirar hacia abajo su mini falda roja, la pequeña tela apenas le cubria el trasero y las bragas de encaje que asomaban debajo con cada paso que daba, los tacones negros de aguja tampoco ayudaban a mejorar su humor, y el top del mismo rojo sangre que la falda, apenas le tapaba los pechos copa C, que saltaban libres de sujetador mientras caminaba.

Darynka suspiro fuertemente mientras continuo andando, y con la mano derecha ajusto su bolso negro de cuero
Aquella calle solitaria asustaria a cualquiera.
Eran pasada la media noche y como era de esperarse todo el lugar estaba en oscuridad, solo un par de lamparas parpadeaban en los postes de electricidad.
Esa no era una buena zona para caminar tan tarde y Darynka lo sabia bien. Los edificios que hiba dejando atras con cada paso, eran apenas unas viejas construcciones que albergaban a lo mas bajo de esa ciudad. Un par de casitas pequeñas y decentes tambien se encontraban en medio de aquella zona de mala muerte, Darynka sintió escalofríos cuando su mirada se dirigió a los edificios sucios, las casas demasiado diminutas y los callejones malholientes. No cabia duda de que nunca se acostumbraria a ese tipo de mundo sin importar cuanto tiempo llevara en el.
Con desagrado diviso la esquina en donde estaria su lugar de trabajo por las siguientes semanas, al bastardo de su "jefe" le encantaba cambiar de lugar a sus chicas por lo menos cada par de semanas, segun el para que sus clientes tuvieran variedad de donde elegir, Darynka solo queria vomitarles ensima a esos clientes.

Estando a solo unos cuantos pasos de su destino, se apresuro a peinar con los dedos su cabello suelto de tono negro brillante, a pesar de que no era muy largo y solo le llegaba hasta un poco debajo de los hombros, ella se enorgullecía de ese atributo especial. Sus ojos igualmente negros hiban totalmente delineados por un tono plata y un rimen cafe oscuro, y sus pequeños labios estaban resaltados con un labial rojo sangre. En general un maquillaje perfecto que compensaba la falta de curvas en su cuerpo demasiado delgado, y la falta de brillo en su piel levemente morena, seca y maltratada. Lo único rescatable en su cuerpo cansado, eran sus grandes y redondeados pechos, o al menos eso solia decir su jefe mientras los amasaba violentamente con sus manos toscas. Darynka sacudió la cabeza para borrar esas imagenes repulsivas de su mente.
Con paso decidido doblo en la esquina a su derecha, de inmediato pudo divisar a sus compañeras de trabajo, a estas horas la mayoria ya estaria con clientes, solo algunas seguían esperando tener suerte en aquella esquina.

Una rubia con una alta y larga coleta de cabello, volteo a mirarla en cuanto la escucho llegar.
Darynka sonrio afablemente a la alta y bien formada mujer, era Vivian una de las pocas personas a las que podia llamar amiga. La rubia se dirigió alegremente a ella mientras levantaba una mano para saludarla, Darynka noto como las bien formadas caderas de la mujer se balanceaban de manera sensual con cada paso que daba, el diminuto vestido azul eléctrico que vestía Vivian en aquel momento tambien la hacia lucir aun mas sensual de lo que ya lo hacian sus curvas pronunciadas.

-Que tal Vivian - Saludo con tono apagado en cuanto la otra mujer llego cerca de ella.

-Cariño que apariencia mas aburrida, saluda como se debe a tus amigas - Rapidamente la rubia se inclino y dandole un fuerte abrazo le beso ambas mejillas.

- Haa si hola Vivían, ¿que hay para hoy ? - Pregunto ella en cuanto la mas alta termino con su efusivo saludo.

Vivían alzo con picardia ambas cejas perfectamente delineadas y le sonrio amablemente. Habia entendido la pregunta.

-Nada que contar Dary, los mismos hijos de puta que ya conocemos - Darynka sonrio ante el diminutivo que ella misma habia elegido como sobrenombre en aquel trabajo.

-Parece que hoy tampoco pescaremos nada importante entonces-
Mencionó ella con decepción.

A veces llegaban algunos clientes con suficiente dinero como para obsequiar incluso a sus juguetes sexuales. Todas las chicas sabían que agarrar a uno de esos clientes era una bendición, pues con lo que regalaban cualquiera de ellas podia vivir incluso un mes sin tener que trabajar.
Pero lamentablemente esos clientes eran tan escasos como las mismas bendiciónes en este mundo.

★ ɖʊɛñօ ɖɛ ʍɨ ɖɛstɨռօ ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora