Después de una larga noche entre las almirantes y sus comandos de voz, las superiores de la gran armada marina se encontraban listas y preparadas para el nuevo viaje a realizarse, pues el enemigo llevaba una gran ventaja en ese momento, por ende tenían que partir lo más pronto posible sin alarmar ni causar acción alguna, así el enemigo norcoreano no descubrirán lo que el país de Japón y especialmente la armada marina estaría haciendo.
"Espero que su entrenamiento y práctica hayan sido más que suficientes para ustedes"
El gran hombre portaba su uniforme correspondiente de acuerdo a su rango, sus ojos no paraban de observar de pies a cabeza a cada una de las jóvenes almirantes paradas frente a el.
"Señor, si señor".- respondían al unísono las seis chicas a la vez que emitían la respectiva acción de "firmes, discreción y descanso", la sincronización que tenían era sin duda una de las mejores, movimientos, giros, fraces, exactamente todo al mismo tiempo, ninguna parecía estar pérdida en lo que hacía.
En ese momento el reloj de sus muñecas marcaban las seis de la mañana, hora exacta y permitida para que los grandes aviones de guerra empezaran a volverse dueños del cielo japonés, las enormes y poderosas elices empezaban a moverse, tomando consigo gran fuerza, que quienes se pararian frente a ellas saldría volando con solo intentar poner un pie cerca de ellas.
"Ayase-san, espero que las ordenes hayan quedado más que claras a sus sub-líderes".- aquel hombre canoso junto a otros dos hombres quienes eran conocidos como guardias de revisión de armamento y cualquier bien que el cadete llevase consigo, terminaban la revisión de sus equipajes.
"Esta más que claro general".- respondió serena y tranquila la líder de la gran nave marina, su semblante realmente era aterrador en ese momento, sus colegas y hermanas conocían el motivo de molestia en sus ojos, quizás las almirantes no reflejaban en su mayoría el enojo o ira en sus rostros, si no con solo mirar a sus ojos, uno podía darse cuenta que a cualquiera que se cruzara en su camino este pagaría las consecuencias, se hombre o sea mujer nadie en absoluto se librarian de ellas fácilmente, este método era especialmente conocido como "me estas fastidiando, eres perfecto para descargar mi frustración", esta frase simplemente mataba a cualquiera que tuvo la mala desdicha de escucharla, la mayoría de los cadetes afirmaban que quienes tenían más poder con ella eran las almirantes Ayase, Sonoda, Nishikino y aun que imposible de creer este puesto se lo llevaba la almirante Kousaka-san.
Estas cuatro chicas, eran consideradas como el verdadero demonio caminando por la tierra y aun que la ultima chica recién empezaba a forma parte de este aterrador grupo, era de temer con solo escucharla tronar sus dedos en forma de puño, esta chica mataría a cualquiera que se atreviera a desobedecer o burlanse de algo importante para ella y los rumores eran ciertos, ambos chicos que pasaron por ello pueden afirmar que aún visitan a varios doctores y psicológicos que los ayudase a sanar física como mentalmente.
"Sabes cuando volvamos podemos aplicar un castigo con Toujo-san".- susurro a el oído de su hermana mayor la pelinaranja, que aunque le avergüenza admitir, se preocupaba de sus hermanas.
"Rin, tiene razón Eli, Toujo-san pagará por haberte atado como s-...jaja".- la chica de cabello pelivino simplemente soltó un pequeña carcajada que resultó ser un fastidio para la implicada en el asunto.
"Oie Erena no te burles de mi pedazo de idiota!"
"Ayase-san! Silencio".- gritó el hombre molesto por la actitud de la líder del grupo.
"Lo siento señor".- bajo su cabeza apenada por haber sido corregido ante todos los presentes y especialmente en frente de las comandos de voz de sus tropas y ahora pelotones a cargo.
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La almirante Nishikino
Fanfiction(NozoEli, EreAnju, KotoUmi, RinPana, TsuHono, NicoxMaki, participación unánime de los personajes de Aqours como, YouxChika, YohaRiko, DiaxMaru, KananxMari peleas, mal entendios, celos, castigos, bromas, ira, yuri...y mucho más esta es tu historia.