37. ...lo que le espera a Emma...quizás a Sophia también, por ósmosis.

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Lunes veinticuatro de junio, 2013.

- Oh my God!- gimió Natasha al ver a Emma, que se le lanzó en un abrazo.

- Hola, Cariño- sonrió, abrazándola de regreso, abrazándola como si no la hubiera visto en años. – Qué gusto verte- murmuró a su oído. Y, ah, qué bien se sentía tener a Natasha entre sus brazos, qué bien se sentía tener a Emma entre los suyos, qué sonrientes ambas, hasta me hicieron sonreír a mí.

- I missed you so much- pero no se despegaban, estaban prácticamente fundidas, dando una escena de afecto público a la orilla del Pond de Central Park.

- Ha sido apenas una semana... pero una semana muy larga en tu ausencia- sonrió. – Me tenías preocupada, amor

- Lo siento mucho- suspiró, despegándose de Emma para volver a abrazarla.

- No te preocupes... supuse que necesitarías tiempo para descansar, para asimilarlo todo, para recuperarte del estrés, tú sabes...

- Creo que hablaste con Phillip- Emma asintió.

- También estaba preocupado... no te enojes con él...

- ¿Qué te dijo exactamente?

- No importa lo que me haya dicho... lo importante es que estás aquí, afuera... y que me llamaste

- No me digas esas cosas, por favor... suena a como si me tuvieras lástima...- se despegó de Emma y la vio a los ojos con la peor de las sensaciones.

- No te tengo lástima, Nate... estoy preocupada, estamos preocupados... y quiero que sepas que si necesitas hablar, a la hora que sea, sabes que puedes hablar conmigo... yo no le voy a contar ni a Sophia

- No es que no confíe en ti, eso lo sabes...

- ¿Pero?- murmuró Emma, viendo a Natasha volverse a los patos, que tenía una bolsa de pan que no era fresco pero tampoco viejo.

- I feel awkward

- ¿Por Phillip o con Phillip?- preguntó, volviendo a ponerse sus gafas oscuras a los ojos y arrojando su hermoso bolso sobre la banca que estaba al otro lado del angosto camino de cemento, la banca que quedaba frente a Natasha, más bien a espaldas de ella, pues ambas encaraban el Pond. Natasha sólo la volvió a ver y Emma supo que era más complicado que eso. – Soy toda oídos...

- A mal paso darle prisa- dijo rápidamente entre su exhalación. – No me siento cómoda conmigo misma- y, antes de que Emma pudiera preguntar "¿por qué?", Natasha levantó la palma de su mano para evitar la pregunta. – El domingo... hicimos el amor, tuvimos sexo tosco y rudo, volvimos a hacer el amor... ordeñé a Phillip, me dejó muerta, sobre toda superficie del apartamento, posiciones nuevas, posiciones viejas... gritos, gemidos, jadeos, de todo... sexo oral, vaginal... y, por supuesto, para terminar, a eso de las ocho de la noche, en la última ronda, apareció por primera vez el condón

- I thought you'd never use it again- murmuró Emma, pues tuvo que bajar la voz ante los peatones que se acercaban.

- I'm no anal-sex expert, you know?- murmuró Natasha de regreso, haciendo que Emma dibujara un "Oh" con sus labios, que, de haber visto sus ojos, habría visto la totalidad de una expresión de sorpresa, pues, muy en el fondo, Emma no creía que Natasha fuera, literalmente, a regalarle su trasero a Phillip. – Anyway... aquello es historia

- No me puedes dejar así... ¿te gustó?

- No sé si me gustó o no... lo que si te puedo decir es que eso de que no duele es mentira... yo sentí que me estaba taladrando hasta el cerebro- se sonrojó. – Y no es que me haya dejado parapléjica, pues tampoco fueron tres metros los que me metió... pero, en fin, no es algo que voy a hacer ni siquiera una vez al mes...

El lado sexy de la ArquitecturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora