40. Capítulo Final

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Emma salió de su reunión con Mr. García, que realmente se llamaba Don, era el día que le sucedía al taller, a la visita al Doctor Thaddeus, el día en el que llevaría a Sophia en una cita. Era temprano, apenas las diez de la mañana cuando todo aquello explotó.

- Arquitecta- interrumpió Gaby en la oficina de Emma. – El Arquitecto Volterra la está esperando en su oficina

- ¿Le puedes decir que iré en cuanto termine de revisar el plano que me mandó?

- Dice que es urgente- dijo sin consultarle a Volterra.

- ¿Urgente?- suspiró Emma, enrollando sus ojos entre sus párpados en desesperación, ¿qué podía ser más urgente que le revisara el plano que él mismo había catalogado como urgente? – Está bien...- murmuró con pesadez para luego ponerse de pie. - ¿No sabes qué quiere?

- No, Arquitecta, pero sonaba molesto

- ¿Molesto como cuando a la Trifecta se le cayó el techo?- resopló, pues si estaba así de molesto, en dos segundos lo contentaba.

- No- Emma ya iba por el pasillo, Gaby la acompañaba, pues iba a por unas impresiones de Plotter en el cuarto de impresiones. – Como cuando calcularon mal el presupuesto de Rochelle Porter- y esa sola explicación petrificó a Emma, una corriente fría la recorrió por el cuerpo, de pies a cabeza y de regreso, y de regreso, y de regreso. - ¿Está usted bien, Arquitecta?

- Sí, sí- balbuceó, viendo que, con cada paso que daba, la puerta de la oficina de Volterra se acercaba cada vez más. – Hazme un favor... uhm...- respiró profundo y se volvió a Gaby. – Dile a Belinda y a Nicole que revisen el plano de Volterra, por favor

- Como usted diga, Arquitecta- sonrió Gaby, y Emma llamó a la puerta con el típico toque: tres toques cortos, con una pausa entre el segundo toque y el tercero. Y ella sólo escuchó un seco "Arquitecta Pavlovic, pase adelante", y la puerta se cerró tras Emma. Gaby sabía que Volterra no llamaba a nadie así, sólo cuando estaba enojado, extreextremadamente enojado, y pensar que Sophia estaba ahí dentro también.

- Siéntate- le exhortó a Emma, apuntándole la butaca al lado de una rígida Sophia. El "por favor" había huido de aquella oficina. Holy shit. Holy fuck. Sweet Jesus, what did we do? Is it about Sophia not taking any calls from Camilla? Shit.

- ¿Qué es tan urgente, Alec?- murmuró Emma, viendo que Sophia no parpadeaba, sólo veía un punto fijo, ¿la había regañado?

- Necesito hablar con ustedes dos- dijo, señalándolas a ambas con una mirada asesina.

- Eso es evidente- resopló Emma. – La pregunta es, ¿sobre qué?

- ¡¿Sobre qué?!- gritó, y eso fue como si a Sophia la empujaran, pues se hizo hacia atrás, como si quisiera eterna distancia de los gritos y de Volterra mismo. - ¡¿Cómo puedes ser tan cínica de preguntarme "por qué"?!- gritó más fuerte, y Emma estuvo segura que aquellos gritos traspasaban todas las paredes, de vidrio y concreto que aquel Estudio tenía, que el edificio más bien, que se escuchaban por todo Manhattan. Sophia tragó con dificultad, un trago grueso y espeso de dificultosa saliva, y sólo supo tomarle la mano a Emma. - ¡¿Por qué?!- repitió, y le dio un golpe a su escritorio, causando un sobresalto en ambas féminas.

- Alec, sólo era una pregunta, no tengo ni idea de qué hablas- murmuró Emma, intentando tranquilizar a aquel italiano que estaba a punto de cometer uno de los errores más grandes de su vida.

- ¡Arquitecta Pavlovic, no me pida que me calme!- pero Emma no le había pedido que se calmara.

- Tío...- balbuceó Sophia.

El lado sexy de la ArquitecturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora