La eternidad en una alianza

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Se paró en la terraza de la casa de playa que habían alquilado y desde allí miró el atardecer.

El cielo se estaba poniendo rojizo con brillosos trazos rosados y escarlata, que parecían acechar al fuego del sol mientras éste se escondía lentamente en el horizonte...

Creía, casi esperaba, oír el chisporroteo cuando el sol tocara la plácida tranquilidad del mar azul...

Sonrió y meneó la cabeza pensando en su loca imaginación; no que le importase, aquel había sido un día para el encantamiento, mágico como ese poniente...

Un día para ser feliz, liberarse y que los sueños se hicieran realidad... había sido un día que nunca olvidaría, el mejor día de su vida... el día de su boda!

¡Qué hermoso día había sido!

...pensó en el momento en que se había despertadoy respirado el olor salado del mar; había tratado de memorizar cada detalle, cada emoción...

Quería recordar todo como una colección brillante de sonidos, risas, suspiros...amor...

Cerró sus ojos.

La música flotaba nuevamente dentro de la casa y, mientras el aire cálido del anochecer susurraba cerca de su piel, recuerdos instantáneos del día danzaron en su mente...

...Hyoga, su adorable padrino de bodas, trayéndole el desayuno a la cama y empezando a preocuparse por si perdía el anillo u olvidaba su discurso o alguna otra "catástrofe" que pudiese suceder...

Camus sólo había reído de buena gana, recordando a su hermanito, que era él quién se casaría y debía estar teniendo esos temores...

...Parado frente al espejo, chequeando su traje -una camisa suelta color amarillo pálido, complementando con el blanco de sus pantalones de algodón y hermosas alpargatas diseñadas por Dita especialmente.

Luego, su padre llegando y llorando al verlo... abrazándolo fuertemente y susurrando lo orgulloso que estaba y que, seguramente, su madre lo bendecía desde el cielo...

Él también había derramado algunas lágrimas, Hyoga los había encontrado así y se les había unido en un abrazo entre lágrimas y risas...

...Caminando hacia la playa, ahogada su garganta con emoción, gratitud y deleite al ver a todos sus amigos reunidos para compartir juntos de aquel día especial...

Luego, haber tenido un ataque de risa cuando Dita se quejó en voz alta, sobre la inconveniencia del lugar, ya que la arena se le escabullía dentro de sus tacones... ellos habían planeado una fiesta bien informal, sencilla y con ropas casuales, pero Dita había insistido en llevar sus tacones nuevos...

...pero el único recuerdo que sabía que jamás se empañaría, ni opacaría y que él llevaría consigo por siempre, fue la primera visión de Kanon, el hombre con quién él pretendía pasar el resto de su vida amando...

Él estaba parado en la playa, el cielo majestuoso de Grecia y el mar a sus espaldas, rodeándolo en un marco perfecto y Camus que estaba seguro que jamás había visto una imagen semejante, tan hermosa que le quitaba el aliento...

No era el escenario lo que lo hinoptizaba sino la magnificencia de Kanon mismo. Él había elegido un estilo de atuendo similar al de Camus, una camisa blanca lisa sobre unos pantalones al cuerpo color beige cálido y estaba descalzo...

Mientras Camus lo miraba fijo, una suave briza había agitado su cabello, la luz del sol brillando en los largos mechones que jugaban con el movimiento de Kanon al girar para sonreir y darle la bienvenida...

Sus hermosos ojos verdes, tranquilos entre la ternura y el amor y Camus sabía que sus propios ojos reflejaban exactamente las mismas emociones -toda la devoción y el amor que lo sobrepasaban y que, él sabía, eran obvios para todos los que lo vieran. 

Saga estaba al lado de su gemelo, sus ojos irradiaban felicidad sin necesidad de decirlo... su hermanito esperaba al amor de su vida para unirse con él para toda la eternidad...

Hyoga también lo esperaba al lado de su amado, las personas más importantes en su vida se hallaban allí... su padre, Milo y los demás, lo esperaban expectantes... 

Camus caminó a través de la arena hasta los brazos de Kanon como si fuera en un sueño, ocultó su rostro en su cuello, sonriendo su alegría contra su piel, pero sobrepasado por la emoción del momento...

Se separaron sonriendo, sus manos unidas y en medio de un profundo silencio, habían dicho sus votos, se habían jurado amor eterno y se habían puesto las bendecidas alianzas.

Un beso lleno de amor y ternura había sellado el momento; se habían unido en matrimonio ante las personas que significaban todo para ellos... ya estaban casados! 

Todos los presentes se habían acercado a felicitarlos y darles todas las bendiciones en la nueva etapa que se abría delante de ellos...

Un recuerdo imborrable más para atesorar...

Bailarina particular (Private dancer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora