Sólo ellos dos

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La fiesta había terminado muy animada a pesar de todo; los chicos habían amado la coreografía que hicieron y los felicitaron hasta cansarse...

Luego Camus había seguido bailando, deleitándolos con su gracia, mientras los gemelos hablaban y se reían y disfrutaban de estar juntos, bien y felices...

El menor los había visto con dulzura mientras bailaba y le guiñaba el ojo a Milo, cómplice...

Saga llevaba a Milo a su casa, iban en silencio.

El gemelo miraba de reojo al menor de vez en cuando pero no se animaba a hablarle, aún se sentía culpable por todo lo acontecido en la fiesta...

Nunca pensó que era capaz de reaccionar tan brutalmente y luego, cuando Camus le dijo que había sentido miedo, él se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer...

Su mente se había puesto en blanco, veía todo negro, sólo sentía furia por Camus ...

Él no era así, jamás había sido un chico violento...

Sus ojos se nublaron por las lágrimas que volvían, rebeldes, y un suspiro se escuchó a su lado.

-Detente Saga... hablemos... por favor...

Milo tomó su mano y la apretó suavemente.

-Allá hay un hotel, paremos allí, tú no puedes manejar así y yo bebí demasiado para hacerlo...

Pagaron una habitación y subieron en silencio...

Saga estaba sumido en sus miserias y Milo que ya se estaba preocupando por su novio... 

El día que Camus bailaría para Kanon, Saga había estado muy nervioso por su gemelo...

Desde que estaba postrado, jamás lo había dejado solo.

¿Y si tenía un episodio de falta de oxígeno? si se le aceleraba el corazón o sus riñones no aguantaban por estar sentado después de tanto tiempo?

Había caminado de un lugar a otro como gato encerrado y Milo, que en lugar de molestarse, sólo podía ver el gigantesco amor que el gemelo tenía por su hermano.

Sintió mucha pena, él no tenía hermanos que lo protegieran o a quién proteger... había encontrado en Dita, Mask y Aioria los amigos que reemplazaban un hermano.

Aioria lo había defraudado de la peor manera pero la parejita se había convertido en parte de su vida, eran sus hermanos mayores...

Ver a Saga sufrir de tal manera, le hizo ver que debía ayudarlo de alguna manera; le había abrazado y contenido...

Lo había mirado a los ojos y se había perdido en esas esmeraldas tristes pero hermosas...

Saga lo había mirado fijo, sus ojos se encontraron y no hizo falta nada más... sellaron el momento con un beso. 

A partir de allí se habían dedicado a conocerse, saber de sus gustos, todo de cada uno...

Milo veía con alegría, que el gemelo estaba haciéndose paso en su corazón, que su tristeza por no ser correspondido por Camus se desvanecía y daba lugar a un nuevo posible amor...

Pero ahora estaban allí, callados, tristes... Saga se alejaba lentamente, su mente estaba muy lejos de Milo...

-Ven aquí Saga, siéntate junto a mí...

Ya estaban en la habitación y Milo se situó en el gran sofá que allí había; el mayor lo siguió callado y en cuanto apoyó su cabeza sobre el hombro del chico, comenzó a llorar...

Milo lo recostó sobre su regazo y con mucha ternura le acariciaba el largo pelo, mientras le hablaba suavemente

-Ya déjalo ir, Saga, ya pasó; todo está bien... 

Bailarina particular (Private dancer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora