✨ Capítulo 2 ✨

5.6K 433 961
                                    

No hay esperanza en el destino.

Si decides acercarte a mí, decides acercarte a la muerte.

_________________________

(PDV de la Lectora)

—Ko... komaeda... Por favor, despierta... —digo, desesperada mientras sacudo el cuerpo del chico, en un intento vano de despertarlo.

Busco frenéticamente por el baño algunas vendas para cubrir las apuñaladas y cortes que Komaeda se ha hecho a sí mismo, con suerte y así podré detener el sangrado. Camino hasta el botiquín que capto con la vista, encontrando en él justo lo que necesito.

«¡Creo que puedo salvarlo!», tal simple pensamiento hace eco en mi cabeza, a la vez que mis manos tiemblan, denotando mis nervios.

Cargo en mis brazos todas las cosas que, creo, necesitaré, colocándolas junto al albino. Es posible que sus heridas estén infectadas, así que decido echarles algo de alcohol primero; al menos él no está despierto, así el escozor no le torturará.

Mis manos se posan en su chaqueta verde, quitándosela y dejándola a un lado; su cuerpo se ve aun más demacrado sin ella. Cortes y puñaladas hacen que sus brazos se llenen con un líquido rosa, el cual también mancha su camisa, encontrándose sus piernas en un estado parecido. 

Desinfecto primero las heridas lo más rápido que puedo, para luego vendar sus extremidades.

~❀~❀~❀~❀~❀~❀~❀~❀~

Después de lo que me pareció una eternidad, por fin he terminado de vendarlo por completo.

—Vamos —refunfuño, intentando alzarlo de los brazos.

Su cabeza recae en mi pecho mientras, en cambio, yo intento sacarlo, con toda mi fuerza, del baño.

«Es inútil, es más grande que yo y difícilmente puedo moverlo... ¿Debería de llamar a Hinata para que venga a ayudarme?», me pregunto, sacudiendo mi cabeza a modo de negación al pensarlo mejor «No, Hinata no vendría..., ¿cierto? Él considera a Komaeda una maldición que atrae desgracias e intenta mantenerse siempre alejado de él».

Tengo que hacerlo por mi cuenta, aunque tarde horas, tengo que hacerlo, la vida de Komaeda depende de ello.

Después de una hora de mucho esfuerzo para arrastrar a su cuerpo, logro llevarlo hacia su habitación.

—Ahora tengo que cuidarlo hasta que despierte...—murmuro.

Mis ojos se posan en mi teléfono, el cual muestra la hora. Voy realmente tarde para el trabajo, pero trabajar tiene que esperar; el albino me necesita.

Le envío rápidamente un mensaje a Hinata, diciéndole que he tenido una emergencia y que no voy a poder ir a la tienda hoy. Luego de eso, pongo mi mano en la pálida frente de Komaeda, preocupada; ni frío, ni caliente, sino más bien tibio. Con alivio, dejo escapar un suspiro tembloroso.

«Él se ve, dentro de lo que cabe, bien... Solo espero que realmente esté bien».

Intento distraerme mientras espero a que él despierte, jugando un rato en mi teléfono. La lluvia que cae afuera hace que la fría habitación del chico se oscurezca.

«Me sorprende que este lugar no reciba ningún tipo de luz», pienso para mí misma, abrazando mis piernas «¡¿Cómo demonios un chico, de tan solo dieciséis años, puede hacer esto?! ¿Al hay alguien que haya cuidado de él?».

Después de unos minutos le escucho removerse en la cama; me arrodillo junto a la mencionada para mirarlo. Sus misteriosos ojos se abren lentamente y oscuros círculos bajo estos lo hacen ver como un zombi.

—Oh, Dios, gracias —suelto, llorando y envolviendo su cuello con mis brazos, en un abrazo sorprendentemente cálido.

—(Tu apellido)... —dice él, con un tono de voz muy bajo y cansado—. ¿Por qué...? ¿Por qué te importa?

—¿Qué quieres decir? —pregunto, intentando separarme de él, sin embargo, el pálido se aferra con más firmeza a mí.

—¿Por qué te importa...? —continúa —. ¿Por qué te importa si estoy vivo o no? Una basura como yo solo te traerá desgracias.

Dolor, eso es todo lo que sus palabras causan en mí, clavándose en mi corazón cual navajas.

—No eres basura, eres alguien especial—le aseguro, aun manteniendo aquel abrazo algo torpe e incómodo.

—No estoy de acuerdo, he hecho demasiadas cosas malas como para llegar a ser considerado alguien especial. —Frunce el ceño y me abraza con más fuerza y desespero—. He traído miseria con tan solo mi presencia, he traído mala suerte a los demá...

—No me importa lo que hayas hecho, tienes derecho a vivir —le interrumpo, rompiendo el abrazo.

Komaeda sonríe, una pequeña, pero familiar sonrisa, la cual oculta sus verdaderos sentimientos llenos de desesperación.

—Tú... Solo rebosas esperanza, ¿no? —habla, sudando ligeramente ante la mención de la palabra esperanza.

Ladeo mi cabeza con duda.

—No estoy segura de lo que quieres decir, pero no importa. Solo quiero saber, ¿por qué lo hiciste...?, ¿por qué intentaste matarte? —pregunto, con un gesto serio.

El rostro del contrario vuelve a deformarse en una mueca.

—Es mejor que muera, a que tenga mi cerebro pudriéndose dentro de mi cabeza —argumenta, con un tono serio, y suelta un suspiro—. Después de todo, ¿por qué el mundo querría a alguien como yo?

Las lágrimas se acumulan en mis ojos; el chico en verdad sabe cómo destrozarme con sus palabras.

—¿Qué quieres decir con que tu cerebro se está pudriendo? —cuestiono entre dientes.

—Verás, (Tu nombre), hace poco fui diagnosticado con demencia frontotemporal, además de que me informaron que tengo un linfoma maligno. Mi esperanza de vida es de medio año... No quiero morir así —responde Komaeda, con una sonrisa falsa en su rostro—. En verdad no importa que diga algo sobre eso —empieza a sudar ligeramente—, realmente no lo tengo... T... te he mentido.

«¿Y ahora intenta ocultar la verdad? ¿Se sentirá avergonzado de sus problemas médicos...? No tendría que cargar esto él solo... Dios...».

—¡¿Cómo puedes estar sonriendo?! ¿Por qué aguantas todo esto tú solo? —pregunto, mientras lágrimas caen por mis mejillas.

Me acerco al peliblanco y beso su cabeza; no es nada romántico, aun si yo estoy enamorada de él, esta ha sido solo mi manera de desearle buena suerte. Siempre he acostumbrado a besar a mis amigos en la frente, diciéndoles, a su vez, que es solamente para que tengan buena suerte. Llevaba desde pequeña sin hacerlo, hasta hoy, claro está.

—¡Eso es horrible! ¡¿Por qué no se lo contaste a nadie?! —exclamo.

Komaeda se sonroja.

—Eso no importa, como dije antes, solo soy una basura inútil, de todos modos.

Lo abrazo, sintiendo cómo sus suaves hebras blancas rozan mi mejilla.

—Sé honesto conmigo Komaeda, ¿está bien? Estoy aquí para ayudarte, siempre lo estaré... Te lo prometo.

─┈──┈──┈──┈──
Fecha de la publicación original de la traducción de esta parte: 19/O4/18.
Fecha de la publicación de la versión corregida: 19/1O/21.

Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora