Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }

✨ Capítulo 7 ✨

"Desesperación"
— Junko Enoshima

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(PDV de la Lectora)

—¡Ko... komaeda! ¡No! —grito, empujando con mis manos, hacia atrás, al chico alto.

En este momento el mencionado me tiene acorralada contra una encimera, besando mi cuello.

—¿Por qué? ¿Es que acaso no te gusta, (Tu nombre)-chan? —ronronea en mi oído.

«¿A caso me...? ¿Me gusta...? ¡No, no, no! ¡No me gusta!».

—Mira, Komaeda... —Lo aparto lo más gentilmente que puedo.

—¿Te gustaría que sea yo el que te domine? ¿O, al contrario, deseas dominarme tú a mí? —pregunta, ignorándome—. No me molesta ninguna de las dos opciones.

Aprieto con fuerza mi puño, enojándome.

—¡Que me escuches, malditas sea! —voceo.

El chico parpadea varias veces, mirándome sorprendido, no esperando que me alterase de tal manera.

—Bien. Ahora, mira, Komaeda; tú me gustas, ¡pero me gustaría que me dejases en en este momento, y lo digo en serio, por favor! —Intento continuar con la preparación de los sándwiches, cosa que, para este momento, ya debería de haber terminado.

—Así que es eso, (Tu nombre)-kun. Solo no estás de humor. —Suspira—. ¡Pero eso pronto cambiará! —exclama, soltando una muy sonora y alocada risa.

Me estremezco ante su reacción; su risa es asimila a la de un viejo fumador que ha estado en las calles durante, al menos, unos cinco años. Nunca antes le he visto de esta manera..., y la verdad me asusta un poco.

«No, no debería de asustarme; él es tierno en el fondo, solo está confundido porque nunca ha sido amado antes. Por eso es tan... Pegajoso».

El albino, finalmente, obedece, retirándose de la habitación y dejándome, de una vez por todas, terminar de preparar nuestra comida.

Cuando termino, me pongo a dar vueltas por la cocina, en busca de algo más que pueda hacer, pues no deseo encontrarme con Komaeda, no en este momento. Revisando la refrigeradora, me percato de que ya no hay leche, dándome una idea.

«¡Perfecto! ¡Una excusa para salir de casa!».

Agarro las llaves de la mesa y me dirijo a la sala, en la cual se encuentra el pálido chico; se le ve aburrido, solo sentado en el sofá mientras juega con las cuerdas de su chaqueta.

—Vuelvo pronto, Ko, iré a la tienda a comprar unas cosas que nos hacen falta —informo, saliendo por la puerta principal.

No obstante, el chico me agarra de la mano con desespero, deteniéndome.

—No, n.. no vayas, (Tu nombre) —suplica entre tartamudeos, con lágrimas en sus ojos—. Yo te a... amo. No qui... quiero estar solo de nuevo.

Sus palabras llegan hasta mi corazón, cual filosas navajas, haciéndome sentir culpable por llegar a, siquiera, considerar abandonar al lado adorable que posee el chico.

«¿M... me ama?, ¿no quiere estar solo de nuevo?».

—Por favor, eres todo lo que tengo... —Junta sus manos, como si estuviese orando, a manera de ruego.

—Ko... Serán solo unos minutos —insisto.

—¡Moriré en esos minutos! —Alza notoriamente su tono de voz, con unas cuantas lágrimas deslizándose por su faz, y recuesta su cabeza en mi vientre, colocando sus brazos alrededor de mi cintura.