Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }

✨ Capítulo 5 ✨

"Si un día me dejas, entonces empezaré a tener miedo de todo".
— The Neighbourhood, Afraid.

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(PDV de la Lectora)

Lentamente, abro los ojos; mi visión es borrosa.

—Tranquila, (Tu nombre). Yo te cuidaré —habla una familiar voz, que intenta tranquilizarme.

Siento algo cálido en mi mano, como si estuviese siendo besada, no obstante, la sensación es seguida por el abandono y el frío, causándome un escalofrío.

«¿Qué fue lo que pasó?».

Froto con mis palmas mis párpados mientras intento sentarme, mas al hacer el amago, un punzante dolor llega a mi brazo, haciéndome detener mi actuar.

«¿Qué...? ¿Qué demonios?».

Acostándome nuevamente, logro, por fin, observar de manera nítida. Mi vista hace contacto con unas  cortinas blancas, paredes con el mismo color y un gavetero decorado con algunas plantas sobre él.

«Esta parece la habitación de invitados de mi casa».

Miro a través de la gran ventana de la habitación.

«Está..., ¿soleado afuera? ¿No estaba lloviendo?».

Me encuentro sola en la pieza, recobrando lentamente los recuerdos de lo sucedido, sintiendo cómo mi estómago se revuelve y mi corazón se agita ante ello.

«¡Espera! ¿Dónde está Komaeda? Él..., ¿me ayudó cuando los vidrios me hirieron?».

Siento la necesidad de salir corriendo por los pasillos de mi casa gritando su nombre, sin embargo, con mi estado actual, me costaría demasiado.

«¿Él está cuidándome? ¡No! ¡Se supone que yo debería ser la que está cuidándolo! Quién sabe qué podría hacer ese chico suicida en mi casa..., podría ir a la cocina y empezar a cortarse con alguno de mis cuchillos, o llenar la bañera e intentar ahogarse a sí mismo, o...».

Esos pensamientos horribles me atormentan, deteniéndose solo cuando el chirrido de la puerta abriéndose me distrae. El peliblanco entra a través de ella, portando en su faz la sonrisa más descarada que he visto en toda mi alocada vida. Cómo es capaz de estar tan feliz cuando me tenía preocupadísima.

—Oye, (Tu nombre)-chan, ¿cómo te sientes? —me pregunta, colocando, de manera suave, su pálida mano en mi frente; en mi aturdimiento, soy incapaz de responder—. Tu temperatura está bien, eso es bueno.

Frunzo el ceño.

—Komaeda, se supone que yo soy la que debería estar cuidándote, no tú a mí —digo, tocando con uno de mis dedos la punta de su nariz.

El chico hace bizco al intentar ver mi dígito, para después apartarlo.

—Aww, no digas eso (Tu nombre). Fuiste muy amable e hiciste mucho por mí, ahora es mi turno de devolverte el favor. —Coloca un dedo en su frente, cerrando al mismo tiempo, ligeramente, los ojos—. Mira, traje nuevas y limpias vendas para tu brazo —informa, quitando las viejas que tengo puestas.

Jadeo al observar el proceso;  mi piel está cubierta por cortes, los cuales aparentan líneas casi perfectas y todas son tan similares que parece..., ¿coincidencia? Como si hubiesen sido hecho con brujería o algo por el estilo. De cualquier modo, es posible que solo sea mi imaginación, al fin y al cabo, recién despierto después de haber sido gravemente herida.

El chica se halla preparándose para colocarme los nuevos vendajes, cuando oímos el timbre ser tocado. Intento ponerme de pie, no obstante, Komaeda me agarra de los hombros y me empuja suavemente, acostándome una vez más.