"¡¡¡Yuriii!!!"
— Viktor Nikiforov__________________________________
(PDV de la Lectora)
Antes de que nadie pueda considerar siquiera huir, la ventana se rompe. Junko aprovecha y pasa su mano a través del vidrio roto, luego su pie y por último todo su cuerpo. Komaeda, Naegi y yo gritamos.
Nos agarramos de las manos y, en formación de tren, corremos hasta las escaleras, con Junko pisándonos los talones, lista para atacar. Una vez que los tres logramos arrastrarnos por los escalones, la rubia se detiene al pie de las gradas, aún mirándonos.
«No puede subir por culpa de sus rígidas extremidades de zombi».
Todos suspiramos con alivio, no obstante, me percato de un detalle que hace que una sensación de temor se instale en mi estómago.
«Nanami está de camino hacia aquí y no sabe de... Eso».
Me inclino para susurrar en el oído de Naegi.
—¡Nanami! ¡Tenemos que deshacernos de Junko o Nanami estará en peligro!
El castaño asiente y se dirige al albino:
—¡Nagito! ¿Qué es lo que más le gusta a Junko?
—¿Qué se supone que somos para que puedas llamarme por mi nombre? —Komaeda arquea las cejas, haciendo que Naegi se encoja de hombros con molestia—. Mmm... No lo sé, ¿desesperación? —continúa, pronunciando "desesperación" como si fuese tierra en su boca.
—Bien. Si podemos atraerla a otra habitación usando algo que le guste, como la desesperación, podremos encerrarla allí hasta que tengamos un plan mejor —propone.
El albino frunce el ceño.
—Si es algo relacionado con la desesperación, no quiero tener nada que ver.
El ojiverde suspira.
—Qué mal, porque vas a tener que ser nuestro conejillo de indias.
—Naegi, yo seré el conejillo de indias, solo dime qué es lo que tengo que hacer —les interrumpo.
Ambos chicos me miran, sorprendidos.
—No tienes que hacer nada relacionado con la desesperación si realmente no quieres, (Tu nombre)... —habla el más pequeño, con evidente preocupación en su rostro.
—No, Komaeda fue torturado por esa... Perturbadora... Mujer en el pasado. No debería tener que volver a enfrentarla. Yo la atraeré a llevaré habitación, solo dime cómo lo hago.
Miro a ambos chicos vehemente, totalmente determinada a cumplir con mi cometido.
—(Tu nombre)-senpai en verdad se preocupa por mí —murmura el más alto, empezando a sudar y babear.
—¡Eww! ¡Asqueroso, cálmate! —ordena el otro chico, repugnado por el albino mojado frente a él.
Komaeda ignora completamente su comentario.
—Así que, (Tu nombre)... —comienza a hablar Naegi, volteándose hacia mí—. ¿Qué te sentirías cómoda haciendo? Tiene que ser algo que induzca a la desesperación.
Coloco mi barbilla sobre la palma de mi mano y analizo la situación y lo que podíamos hacer, mientras los ojos muertos de Junko se clavan en los míos, ya que aún se mantiene frente a las escaleras.
—Tal vez... ¿Pretender morir de una manera horrible? —sugiero—. Eso le llamará la atención y entonces, cuando haya caído en la trampa, ustedes dos cierran la puerta, obviamente después de que yo haya salido de la habitación.
—Pero, ¿qué pasa si ella rompe la puerta como lo hizo con la ventana? Probablemente deberíamos apresarla con unas cadenas o algo por el estilo —propone Komaeda—, como venganza por lo que me hizo.
Percibo cómo Komaeda se estremece y en su expresión denota gran incomodidad.
«Dios, no sé si quiero saber qué cosas enfermizas le hizo Junko cuando lo tenía atado».
Poso mi cabeza en su hombro y la dejo reposar allí mientras pienso; todavía llevo puesta la chaqueta verde del peliblanco y el susodicho solo va en su camisa blanca y sus muy, pero muy, enjutos pantalones.
—¿(Tu nombre)? —me llama el pálido, mirándome en shock; supongo que no está acostumbrado a que alguien guste de él y lo demuestre.
El chico más bajo pone sus ojos en blanco.
—Tú siempre rebozas esperanza, ¿no es así? —finaliza Komaeda, besándome en la frente.
—Ya es suficiente, ¡divídanse ustedes dos! —nos ordena el castaño—. ¡Es hora poner el plan en marcha! ¡Antes de que Nanami llegue!
«Está tardando bastante en venir, supongo que debe haber mucho tráfico».
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Con Nanami...
En efecto, es el tráfico lo que hace tardar tanto a Chiaki-chan, gracias a Dios, pues proporciona, a los tres mosqueteros que se hallan en la casa de (Tu nombre), más tiempo para llevar a cabo su plan. De cualquier modo, Usami-san y Nanami-chan están muy molestas por el gran retraso que llevan.
—¡Maldita sea! ¡Aprende a manejar hijo de puta! ¡Sino voy a coger esta coneja y te la voy a meter por el c...! —grita e insulta la pelirrosa, al conductor realmente, pero en serio, realmente lento que va delante de ella.
—¡Chi... Chiaki-chan, por fa'or, para de grita', estás ashustándome y haciéndole daño a mish orejas! —ruega la conejita de peluche, tapando con sus patas sus pequeñas orejitas.
Sí, no hay nada de lo que preocuparse, joven, elegante, sexy y maravillosa (Tu nombre). Va a pasar mucho tiempo antes de que Nanami y su amiga puedan salir de ese embotellamiento.
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Nuevamente con (Tu apellido)...
—Junko prácticamente se alimenta de la desesperación, ¡así que si finjo estar asesinándote, vendrá directo a nuestra trampa! —El albino aplaude con entusiasmo—. Si logramos llevarla hasta el sótano y encerrarla allí, ¡no hay manera de que logre escapar! —continúa.
—¡Eres un genio! —le halago, abrazando al chico alto con entusiasmo; aunque la idea de tener un zombie como mascota, encerrado en el sótano de mi casa, es bastante inquietante...
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Fecha de la publicación original de la traducción de esta parte: O8/1O/18.
Fecha de la publicación de la versión corregida: O3/11/21.
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Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }
FanfictionElla era la única que realmente se preocupaba por él. Su familia y amigos estaban todos muertos, o le habían dejado debido a su "mala" buena suerte. Sus vecinos solo pensaban que era un monstruo maldito y lo evitaban a toda costa. Pero ella no, ella...