✨ Capítulo 18 ✨

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"Si notas alguna incoherencia es porque me rendí, dejé de editar este viejo fanfic. Además, todas las visitas y comentarios fueron eliminados, oof-"
— Night-shadex.

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(PDV de la Lectora)

«No puedo dormir...».

Me he quedo acostada en la cama, mirando el frío techo metálico del búnker. 

«Necesito encontrarlo».

Dirijo mi mirada hacia el despertador, buscando qué hora es: 12:44. De seguro está muy oscuro y plagado de Monokumas afuera, con esas cosas acechando desde las sombras. Muy peligroso para el pobre Komaeda al no tener ningún tipo de refugio.

Limpiando más lágrimas traicioneras, me levanto, desprendiendo el suéter de Naegi del gancho en el que está sin el permiso del susodicho, poniéndomelo para calentarme, y salgo de allí rápidamente. 

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Correr en medio de las calles a medianoche en la infestada ciudad Towa no es la mejor idea, sin embargo, el pensar en lo solo que debe estar Komaeda me hace sentir muy mal.

Él se ha ido a matar más osos, ¿pero todavía estará haciéndolo? La respuesta me llega tan pronto como doblo la esquina. Punzantes sonidos acompañados con una molesta risa resuenan por las vacías calles de la cuidad. Considero tapar mis oídos y salir corriendo de este lugar, sin embargo, me niego al verlo allí: Su esponjoso cabello blanco y un cuchillo ensangrentado en su mano.

Monobears muertos están acumulados frente a mí, manchando mis zapatos con el líquido que desprenden.

Siendo presa del pánico, corro hacia Komaeda, agarrando suavemente su brazo.

—¡Komaeda, por favor, regresa! ¡Necesitas descansar! ¡No es bueno estar aquí afuera, te va a afectar! —le grito.

Él se voltea hacia mí, acercándose con rápidos movimientos, teniéndome en poco tiempo acorralada contra la pared, y me amenaza con cortarme una vez más. Justo cuando ha comenzado a hacerlo, se detiene, dejando tan solo un delgado y superficial corte en mi cuello.

Sus ojos se abren hasta su límite y su color se vuelve un exuberante verde, mirándome fijamente. Sus manos tiemblan, haciendo que su cuchillo caiga al suelo, sacude su cabeza y retrocede, temblando entonces su cuerpo entero.

—Komaeda, ¿qué te pasa? —interrogo, intentando acercarme, pero él me empuja y sale corriendo hacia la dirección contraria.

Corro tras él, llevando el cuchillo conmigo por si lo necesito para protegerme. Mi corazón late con fuerza y mis pies chocan ruidosamente contra el suelo con cada pisada que doy.

Komaeda llega finalmente a un viejo edificio, dando un último vistazo tras él antes de adentrarse en el lugar, seguido por mí. Estoy apunto de gritar su nombre, no obstante, alcanzo a detenerme antes de hacerlo.

«Tengo que intentar hacer silencio..."», pienso, arrastrándome con suavidad en el oscuro edificio.

Aún con mi esfuerzo, cada uno de mis pasos resuenan en los lúgubres pasillos, de los cuales sus paredes del lugar están decoradas con pinturas de ancianos y ancianas, causándome escalofríos. 

«Este lugar da mucho miedo...».

Después de subir unas cuantas escaleras, soy capaz de llegar al último piso, donde solo hay una oscura, fría y vacía habitación; exceptuando por un piano, unas cuantas cajas y una fantasmagórica cama blanca. 

Percibo algo arrastrándose, haciéndome buscar con desesperación la procedencia de aquel sonido, encontrando al albino acurrucado en una esquina, sollozando; siento mi corazón estrujarse al ver eso. Me acerco y arrodillo junto a él, dejando una de mis manos descansar en su hombro. 

Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora