✨ Capítulo 3 ✨

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¿Preocupación?, ¿amor?, ¿es eso lo que he estado anhelando?

El horror en su cara es evidente al darse cuenta de lo que ha dicho, pero yo sé que no puede controlarlo.

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(PDV de la Lectora)

—Komaeda, hace frío aquí, ¿por qué no mejor te llevo a mi casa para que puedas descansar ahí? —propongo, tocando su frío brazo e intentando que de alguna manera mi acción le tranquilice.

El susodicho me regala una pequeña sonrisa llena de desesperación.

—Prefiero morir en la mansión de mis padres, gracias —contesta, y yo ruedo los ojos en respuesta.

—No estás muriendo, no te voy a dejar ir —aseguro, curvando mis cejas; me acerco a él, tocando su frente con la mía—. Todo lo que necesitas es algo de amor, Komaeda, y yo estoy dispuesta a dártelo, así que... 

El albino me mira atentamente mientras hablo. Sus ojos parecen tener una clase de remolino en ellos, culpa de un ataque de demencia ha empezado.

—Oye, hoy fui al parque y alguien me saludó. Eso nunca pasa y... —comenta, cambiando radicalmente de tema, como si no pudiese controlar sus palabras o a sí mismo.

«¡¿Ignoró completamente lo que dije?!».

—¡Así que solo ven conmigo! —grito con fuerza, retomando lo que decía anteriormente y volteándome—. ¡Solo...! ¡Solo deja de decir cosas relacionadas a la muerte...! Solo... Solo deja de ser tan terco —ruego en tono de voz bajo.

—Si realmente deseas que vaya, entonces bien, iré —responde Komaeda, sonriendo.

Entrecierra sus verdegrisáceos ojos de una manera algo seductora, penetrando en lo más profundo de los míos.

—Nadie me ama y luego de un tiempo tú me odiarás también, todos lo hacen. Es mejor si solamente te vas y me dejas atrás —continúa de manera directa—. Todo lo que traigo es mala suerte y desgracias. No quisiera traerte desgracias, (Tu nombre), por eso, es mejor si te mantienes alejada de mí.

Dejo escapar un suspiro.

—Mira, Komaeda, no me importa si hay riesgos. Necesitas a alguien —agarro su mano, sacándolo de la cama—, y ese alguien soy yo.

Él se tambalea ligeramente.

—¿Puedes mantenerte de pie? —El pálido asiente.

—Sí, solamente estoy un poco mareado, ¿puedo apoyarme en ti? —Ante la pregunta, noto cómo en sus ojos yace un brillo especial y un poco de baba gotea desde su boca.

«Entiendo el porqué las personas no confían en él; es un poco extraño..., pero realmente tiene un buen corazón».

—Sí, ven aquí —acepto, dejando que se aferre a mi blusa y se apoye en mí.

—La esperanza... La esperanza es maravillosa.

«Aquí va de nuevo, diciendo cosas sin sentido. La esperanza no es siquiera una persona, pero Komaeda actúa como si fuera su dios..., eso es muy extraño».

—Bueno, te llevaré afuera de la mansión, iré despacio. Tómate las cosas con calma, ¿de acuerdo?

Komaeda asiente, respondiendo mi pregunta; yo sonrío y lo guío a través del oscuro pasillo.

—¿Hace cuánto que no comes , Ko? —le interrogo, sintiendo cómo su, muy delgado, brazo se aferra a mí mientras caminamos—, si no te importa que pregunte, claro está.

Él frunce el ceño, reponiendo:

—No me acuerdo.

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Unos minutos luego, después de caminar a través de la silenciosa lluvia, finalmente logramos arribar a mi casa. Comienzo a rebuscar en mis bolsillos, buscando mi llavero, sintiendo unos momentos después el frío metal hacer contacto con mis dedos mis dedos.

Hago memoria de cuál de todas esas es la llave correcta, con la cual podré llevar al peliblanco al interior de mi casa. Encontrándolas, finalmente, abro la entrada de mi hogar.

Sin embargo, en ese mismo instante, el débil cuerpo de Komaeda colapsa sobre mí; aparenta estar oscilando entre la consciencia y la inconsciencia. A pesar de su altura, soy capaz arreglármelas para llevarlo dentro de mi casa, probablemente sea culpa de la delgadez del chico.

—Descansa aquí, Komaeda. —Lo ayudo a acomodarse en el sofá de mi sala—. Te traeré algo de beber, ¿qué te gustaría tomar? —Él sonríe.

—Mejor no hagas ... Nada... La verdad, no tengo hambre.

«Mmm... Parece que sus problemas médicos están afectando gravemente su alimentación. Por su actuar, se nota que no le agrada comer».

Me acerco a tocar su brazo, sintiendo lo muy helado que se halla.

—¡Necesitamos que tu temperatura suba! ¡Te traeré algo de café!

Komaeda extiende su mano y toca con ella la mía antes de que yo me vaya, deteniéndome.

—(Tu nombre)... —me regala una mirada dulce—, en verdad eres una persona extraordinaria.

Me sonrojo ligeramente, devolviendo el gesto.

—No hables mucho, Ko, necesitas preservar tus energías.

Después de dar la conversación como terminada, me voy a la cocina para preparar algo de café.

—Pero, (Tu apellido)-chan, espera, aún no te he contado las cincuenta maneras diferentes en las que puedes morir... Haciendo café —me advierte él, de manera repentina.

No obstante, yo ya me he retirado de la habitación.

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Fecha de la publicación original de la traducción de esta parte: 22/O4/18.
Fecha de la publicación de la versión corregida: 19/1O/21.

Losing Hope [ Nagito Komaeda x Reader ] { Versión en Español }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora