Capítulo XXXII |Finalmente

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Capítulo 32. Finalmente

Sólo Dame Nueve Meses – Capítulo Especial

— ¡Aquí estás! —Exclamó, arrugando su rostro. Intenta controlar su respiración.

Me levanto de la silla y camino a él en cámara lenta.

Literalmente lo hacía, caminé muy lento, tanto que hasta Paco mi vio raro.

Mis piernas estaban entumidas, un hormigueo subía en ellas. Él me veía con ternura y yo hacía lo mismo.

Se acercó para de una vez cortar ese espacio entre nosotros. Puso su mano en mi ovalada cabecita, me veía tan indefensa ante él. Sus manos eran lo suficiente grandes como para cubrirlas. Descansé mi cabeza en su mano y cerrando los ojos volví a sentir esas cosas feas en mi estómago.

—No sabes cuánto me costó encontrarte.

—Lo único que importa es que estés aquí —sonreí y él hizo lo mismo.

Drama.

Atrajo mi cuerpo al de él y enredo sus dedos en mi cabello —Lo siento.

Mi corazón se hizo tan pequeño sólo con esas palabras. Quería besarlo pero no me atrevía a hacerlo.

—Josh —resoplé descansando en su torso.

—No debí ser tan inmaduro. Lamento haber actuado así. Últimamente he estado estresado, no te mereces un amigo como yo. No tienes idea de lo mucho que te extraño, Lía.

—Entiendo, Josh.

Tráiganme una silla para lanzársela.

¡Discúlpate con tu hijo, idiota!

—Sí. Lamento herirte, Lía —siguió —, eres tan importante para mí y lo he arruinado todo...

Siseé.

—Si Josh yo...

—No contestaste el teléfono y entiendo el porqué. Sé que me he portado frío y diferente.

—Bueno, sí un poco.

Lía, este pendejo ni siquiera miró la entrevista.

Se me revolvió el estómago de solo pensar en esa idea.

—Sobre lo que dije ayer... 

Él mostro rostro confundido y eso me paralizo el corazón. ¿Será que...?

Pues sí Lía, Josh está bien pendejo, se le olvida todo.

— ¿De qué hablas? —Preguntó.

Me solté de su agarre fulminándole.

— ¡Josh! —La campanilla volvió a sonar y una rubia entro jadeando — ¡Ay! Aquí estás pensé que te había perdido. Corres muy rápido —me sonrió — ¿Ya le dijiste?

—No, aún no—Contestó Josh mirado a Ashley.

— ¿Decirme qué? —Espeté colocando las manos en mi cintura.

—Quería que fueras la dama de honor. No podría casarme si tú no fueras la dama...

— ¡Te pica el huevo!

Paco río y luego se arrepintió fingiendo toser.

— Josh... —aclaré mi garganta para no soltarme en llanto o en furia. Quería lanzarle todo lo que tuviera a mano, a él y su novia — ¿Viste mi entrevista anoche? —dije casi con decepción.

Solo Dame 9 Meses ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora